BLOG DE JOSÉ ANTONIO DONCEL DOMÍNGUEZ (I.E.S. LUIS CHAMIZO, DON BENITO, BADAJOZ)

jueves, 29 de marzo de 2012

La aviación y marina de guerra durante la Primera Guerra Mundial. Armamento de la Gran Guerra (Parte II)


Postal patriótica alemana de la I Guerra Mundial

La Gran Guerra supone, por un lado, el desarrollo de nuevos campos para la pugna militar como la aviación, y por otro, la evolución y desarrollo de otros ámbitos bélicos tradicionales como la guerra naval.
Cuando empieza la Primera Guerra Mundial, la aviación había dado ya sus primeros pasos hacía una década, con el desarrollo de los primeros aviones por los hermanos Wright en Estados Unidos. Desde entonces la evolución de las aeronaves había sido muy grande, aunque todavía quedaba mucho por mejorar al inicio del conflicto bélico. A pesar de todo, y desde un principio, los distintos ejércitos comprendieron el potencial de la aviación que se utilizará en misiones de observación y reconocimiento, de ataque y defensa. Los dirigibles Zeppelin, diseñados por el militar alemán Ferdinand von Zeppelin, juegan un papel importante en los inicios de la guerra en misiones sobre todo de observación, pero también en bombardeos de la retaguardia, y de hecho, con el inicio de la guerra, en el verano de 1914, los alemanes recurren a ellos para bombardear las ciudades de Bélgica. A partir de 1915 son utilizados contra los ingleses en incursiones que llegaron al su cenit en 1915 y que incluyeron el bombardeo de Londres.

Zeppelin germano en el cielo de Londres.

Con el tiempo surgieron los aviones de combate en todos los ejércitos contendientes, que se fueron perfeccionando a lo largo del conflicto y ganando protagonismo, aunque nunca jugaron un papel determinante. Su momento llegaría durante la Segunda Guerra Mundial, y antes en la guerra civil española, en la que se produjeron los primeros bombardeos sistemáticos sobre la población civil y las zonas urbanas. Ello derivaba de la poca autonomía de los biplanos, su escasa estabilidad y su incapacidad para cargar peso, lo que limitaba sus posibilidades en misiones de bombardeo, por lo que no fueron un arma decisiva que marcara la diferencia.
La aviación tuvo una evolución tecnológica rapidísima a lo largo del conflicto. Al principio a duras penas cargaban un piloto, después se pudo añadir un pasajero adicional. Los motores ganaron potencia y mejoraron la aerodinámica, duplicando su velocidad, de 100 km/h a más de 200 km/h. Al principio se utilizaban como arma de espionaje y reconocimiento, pero al encontrarse con frecuencia con el enemigo se le fue incorporando armamento, una ametralladora, que posibilitó las batallas de cazas en el cielo. En esas batallas aéreas despuntaron pilotos que se convirtieron en legendarios. El más famoso de todos fue Manfred von Richthofen, más conocido como Barón Rojo, que abatió en su trayectoria 80 aviones enemigos antes de ser derribado al final de la guerra, en 1918. El avión preferido del Baron Rojo fue el Fokker Dr.1, ágil y aerodinámico, pero menos veloz que el inglés Sopwith Camel, que alcanzaba 190 km/h y que fue considerado el mejor caza de la Primera Guerra Mundial. Los avances en la aviación propiciaron también la creación de defensas antiaéreas, con cañones y ametralladoras que desde tierra pretendían derribar los aparatos y aeronaves que surcaban los cielos.


El avión alemán Fokker Dr.1. Uno de los aviones clásicos de la Gran Guerra.

El Fokker Dr.1 alemán visto desde diversas perspectivas.


El Sopwith Camel  es considerado el mejor caza de la Gran Guerra.

El Sopwith Camel en la pista de despegue.

Manfred von Richthofen

Combate de cazas durante la I Guerra Mundial. El Barón Rojo pintó su avión
  de dicho color, lo que dio el apodo.

                                   y

Servidores de una ametralladora antiárea en París.

Hidroaviones germanos.

El poder naval de las grandes flotas también se multiplica en el mar y las innovaciones surgidas en la navegación se aplican a la marina de guerra. Los años previos a la Gran Guerra es la edad dorada de los grandes trasatlánticos, auténticos símbolos del desarrollo tecnológico en los transportes. En el ámbito militar, los barcos que marcan la pauta en la guerra de superficie serán los acorazados, buques de vapor de gran tonelaje y blindaje con metal, dotados con cañones de grueso calibre, capaces de lanzar grandes proyectiles explosivos a una distancia de más de 15 km. El punto de partida es la construcción en 1906 del acorazado británico HMS Dreadnought, que ya no consumía carbón sino petróleo y que alcanzaba las 17.000 toneladas de desplazamiento. Era rápido y  fuertemente artillado. La mayoría de los países empezaron desde ese momento a construir naves similares que fueron conocidas con ese nombre.
Menor importancia tuvieron los cruceros de batalla, cuyo casco era más ligero y con menor blindaje, siendo más veloces pero más vulnerables que los acorazados. Surgen también los destructores, con la misión de proteger los grandes buques de la amenaza de submarinos y barcos torpederos, y al final del conflicto el portaaviones, un buque llamado a ser determinante en la Segunda Guerra Mundial.

Acorazado británico HMS Dreadnoght.

Convoy de acorazados británicos.

Crucero germano SMS Emden con su tripulación en cubierta.

En superficie el dominio abrumador e incontestable fue de las flotas aliadas, especialmente de la Royal Navy británica, y así se vio en el desarrollo de un fuerte bloqueo sobre las potencias centrales, tanto en el Mar del Norte como en el Mediterráneo, que pretendía y en buena parte lo consiguió, aislar y estrangular las economías de las potencias centrales. Como reacción, y consciente de su incapacidad para plantar cara a las flotas aliadas, especialmente después de la batalla de Jutlandia, los alemanes dedicaron sus mayores esfuerzos a desarrollar una gran flota de submarinos que asestó duros golpes a las flotas de superficie y trató de abrir el cerco aliado. Dotada de la mejor tecnología de la época, los U-boote, como se conocía a los submarinos alemanes, golpearon con dureza a la navegación comercial y militar aliada durante la batalla del Atlántico, tratando de estrangular las comunicaciones aliadas e interrumpir los suministros procedentes de Estados Unidos a través del océano. Los U-boote fueron los responsables del hundimiento del RMS Lusitania -tratado en una entrada de este blog-, provocando un desastre naval y a la postre la excusa para la entrada de Estados Unidos en guerra. El diseño y la estructura de los U-boote eran los de un barco sumergible más que un submarino propiamente dicho, navegaban en superficie y solo se sumergían ocasionalmente para el ataque, que realizaban con el lanzamiento de torpedos. Aun así submarinos como el U-64 se convirtieron en m´quinas de gran precisión y eficacia , orgullo de la Marina Imperial Alemana, la Kaiserliche Marine.
Al final de la guerra la efectividad de los ataques submarinos se redujo con el desarrollo de cargas de profundidad -explosivos lanzados desde los barcos y que explotaban a determinada profundidad-, campos de minas o mecanismos de detección submarina, así como el desarrollo de convoyes escoltados por naves de guerra que defendían a los barcos comerciales de los ataques enemigos.

Tripulación sobre un submarino UC-1  alemán
Interior de un submarino U-boote alemán.

Este video muestra bien lo que supuso el submarino en el desarrollo de la guerra naval durante la Primera Guerra Mundial:


sábado, 24 de marzo de 2012

Armas terrestres en la Primera Guerra Mundial. Armamento de la Gran Guerra (Parte I)


Esta imagen muestra lo que de nuevo y de viejo hay en la Primera Guerra Mundial.  La  obsoleta caballería  se combina  con las nuevas armas como los gases tóxicos y así el jinete porta una mascara antigás característicade la época.

La Gran Guerra es un conflicto muy diferente a cualquier otro conocido con anterioridad, es una guerra de transición en muchos aspectos, en otros totalmente moderna, pero que adquiere una dimensión enorme para la época. Por un lado, hay que valorar su larga duración, desde agosto de 1914 hasta noviembre de 1918, y la incorporación de países extraeuropeos -Estados Unidos o Japón- y de las colonias -como escenarios de combates y como proveedoras de soldados y materias primas-. Por otro lado, se produce el mayor reclutamiento de soldados de la historia, especialmente llamativo en el caso de Alemania -más de 9 millones de soldados- o Francia -4 millones-. Todo ello irá en relación con las enormes bajas producidas al final del conflicto entre los ejércitos participantes, que alcanzaron los 10 millones de muertos y número superior de heridos y mutilados de guerra. Otra novedad es la utilización masiva de la prensa y la radio como medio de propaganada, con intención de exaltar el nacionalismo y elevar la moral de la población y los combatientes, y por supuesto la mayor capacidad destructiva de los ejércitos, en directa relación con la aplicación de los avances propios de la Segunda Revolución Industrial a la estrategia militar y el armamento. 
El ferrocarril se utilizará masivamente en el desplazamiento de material de guerra, abastecimientos y tropas; el teléfono, el telégrafo y la radio cambian los sistemas comunicación en el frente, con la retaguardia y el estado mayor y agiliza el cumplimiento de órdenes. Sin embargo, los mayores cambios llegarán en el armamento, se introducen nuevas armas, se perfeccionan otras y caen en desuso otras, y la guerra adquiere una nueva dimensión. Con ellos también se produce un cambio en las tácticas y estrategias, que sin embargo  y en ocasiones, no van tan rápido, lo que conllevara la pervivencia de tácticas de combate que no son muy eficacez y que recuerdan a las guerras del siglo XIX.
El primer cambio llamativo se produce en el casco, equipamiento y  uniforme de los soldados, algo derivado de la aparición de nuevas armas a las que hay que enfrentarse. Nada más empezar el conflicto se imponen con rapidez los colores caqui -ya utilizado por los ingleses en la guerra con los boers sudafricanos-  que permiten al soldado mimetizarse con el paisaje, evitando que se convierta en un blanco fácil del enemigo. Los uniformes decimonónicos de colores llamativos pasan así a la historia. Igualmente, muy pronto surgirá la necesidad de cubrir la cabeza con nuevos cascos de metal que fueran prácticos. Se eliminan los gorros y cascos de cuero u otros, que pudiendo ser de metal, resultan demasiado pesados y poco prácticos para la lucha, como el pickelhaube alemán de origen prusiano.


Soldado británico de 1915
soldado alemán de 1916



El pickelhaube , casco con pincho superior, se convirtió en símbolo del ejército alemán.  Se construían en general de cuero, y las versiones metálicas (en la foto) eran sobre todo para unidades de caballería o para situaciones ceremoniales. En el transcurso de la guerra fueron lentamente sustituidos por cascos metálicos más prácticos.

Esta evolución y mejora en el armamento es visible en las armas de tierra, la mayoría ya existentes, pero que ahora evolucionan y se perfeccionan. Es el caso del fusil, el arma fundamental e inseparable de la infantería, clave en el campo de batalla. Desde la mitad del siglo XIX se impuso el fusil de retrocarga, que se carga no por el cañón, sino por la parte posterior. Ahora se perfecciona. Se imporne ya desde el final del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX el fusil de cerrojo generalmente con cargador. Entre los fusiles más utilizados se haya el Springfield aliado o el Mauser 98 alemán, de gran precisión, fiabilidad y resistencia a las inclemencias del tiempo. Tenderán a acortarse para su mejor manejo, a la vez que aumentan en precisión.  En 1914 un simple soldado de infantería británico disponía de un fusil que en manos expertas, podía alcanzar a un blanco de tamaño humano a una distancia máxima de 800 metros, arma con la que podía apuntar y disparar de diez a doce tiros por minuto. En consonancia con ello, adquiere importancia especial en la guerra de trincheras el disparo de precisión: los francotiradores experimentados apuntaban objetivos concretos en las líneas enemigas. 
Sin embargo, la tradición pervivia en las viejas armas blancas como la bayoneta, un cuchillo afilado acoplado en el extremo del cañón del fusil, útil en la luchas cuerpo a cuerpo en la trinchera, pero que poco podía hacer contra las nuevas armas que ahora entran en escena. La bayoneta tenía un efecto más sicológico que práctico, aunque su uso fue masivo por todos los ejércitos. 

Soldado alemán con su equipamiento. Fusil y bayoneta y pickelhaube de
 cuero en la cabeza.

Fusil Mauser alemán

Soldados alemanes parapetados disparan con sus fusiles. En la cabeza tienen el tradicional pickelhaube del ejército germano.

Otra arma ahora perfeccionada es la ametralladora, que había surgido en el siglo XIX, durante la guerra civil americana. Ya en 1900 la infantería contaba con ametralladoras que hacían 600 disparos por minuto.  Semejante arma cambiaba las formas de guerra y demostraba la invalidez de los ataques a la carga de caballería o las cargas de infantería a la bayoneta que provocaron numerosas bajas. La ametralladora era una arma automática capaz de disparar gran cantidad de balas de un cargador o de una cinta de municiones, alcanzando en la primera guerra mundial los 400 a 600 balas por minuto, aunque su potencial fue aumentando con el conflicto, a la vez que se reducía su peso, que resultaba demasiado pesado para el transporte por soldados de infantería  Se calentaban con facilidad, por lo que eran refrigeradas con agua o aire para que pudieran funcionar. Entre las más legendarias estuvo la norteamericana Browning M1917. Su potencial de tiro cambio la forma de la guerra. Resultaba especialmente efectiva contra las cargas de infantería o caballería, destruyendo con facilidad grandes formaciones de atacantes. Este hecho explica tremendas matanzas en la guerra, como durante la batalla de Yprés, donde en un solo día fueron acribillados más de 20.000 soldados británicos, o las carnicerías del Somme y Verdún.

Carga de infantería francesa contra las posiciones alemanas.

La infantería alemana rechaza un ataque aliado desde su trinchera utilizando una ametralladora.

La infantería francesa es acribillada por el enemigo durante una carga contra las posiciones alemanas.

Trincheras francesas tras un ataque enemigo sobre sus posiciones.

Los cambios y perfeccionamientos llegaron también al ámbito de la artillería. Se controla el retroceso de los cañones al disparar, se aumenta su calibre y precisión y se construyen cañones capaces de alcanzar objetivos de más de 20 km. Se crean ahora grandes piezas artilleras, algunas tan grandes que se establecían sobre raíles. Un ejemplo de estos grandes cañones fue el Gran Bertha -llamado así por la esposa del industrial alemán Gustav Krupp que se encargaba de su fabricación-, que alcanzaba un diámetro en la boca de 42 cm. y cuyos proyectiles pesaban 800 kg. Se construyeron entre 12 y 18 unidades y fueron eficaces al principio de la guerra contra los fuertes de hormigón belgas, lo que les dió merecida fama. No lo fueron tanto contra los franceses, en los que se había reforzado el hormigón con acero, resultando fortalezas más resistentes. En todo caso estos cambios en la artillería y su capacidad de destruir cualquier fortificación clásica, acaba con el concepto tradicional de muro de defensa y convierten al concepto de fortaleza en algo del pasado, que solo pervive por pura inercia.
Por lo general la artillería se utilizaba como apoyo a la infantería, con grandes concentraciones de cañones que con su fuego masivo machacaban las posiciones defensivas del enemigo y convertían el campo de batalla en un erial embarrado por el que se desplazaba la infantería con dificultad.


Cañón alemán Gran Bertha

Cañón de gran calibre alemán. Se desplazaba sobre raíles.

Otra novedad sería el uso por parte de la infantería de nuevas armas como el lanzallamas, que alcanzaría su cénit durante la Segunda Guerra Mundial, y cuyo uso resultó siempre limitado en la Gran Guerra. Permitía proyectar una lengua de fuego prolongada y controlable sobre el enemigo. Lo usaron primero los alemanes, pero después se extendió a todos los contendientes. Otra arma surgida ahora y que alcanzaría pleno desarrollo en épocas posteriores, es la granada de mano, creada por los alemanes que fueron los primeros en utilizarla. Los soldados la veian con desconfianza, ya que podía explotar antes de tiempo si entraba en contacto con cualquier cosa antes al ser lanzada, lo que era frecuente en espacios cerrados como la trinchera.

El lanzallamas se utlizó en la guerra de trincheras y permitía "limpiar"
los focos de resistencia enemiga.
Stielhandgranate Modelo 24 es la granada más usada por ejército alemán.

Durante la guerra, la caballería fue perdiendo peso y quedando en desuso según ganaban peso la artillería y la automoción, y sobre todo por el avance de otra gran innovación, el tanque o carro de combate. Los iniciales vehículos blindados de ruedas no se adaptaban al terremo y resultaban muy inmóviles por su excesivo peso. La aparición de la oruga mejoró su movilidad y su adaptación al terreno abruto de los campos de batallas, agujereados por bombardeos y trincheras. Al principio fueron utilizados para transportar tropas con seguridad, sin embargo, la introducción de cañones y ametralladoras los convirtió en armas ofensivas. Los británicos son los pioneros de este tipo de arma y el primer prototipo del tanque Mark I fue probado por primera vez en septiembre de 1915. Tenía una forma de rombo que le permitía adaptarse muy bien al terreno de trincheras. Lo emplearon por primera vez en 1916 durante la batalla del Somme.   Los franceses lo desarrollaron en 1917, cuando la empresa Renault fabricó el FT-17, mucho más ligero y pequeño que el tanque inglés, pero más veloz y móvil. Su mérito está en marcar la forma moderna del tanque, con una torreta giratoria superior en la que se instala el arma y un cuerpo blindado movido por oruga. Los alemanes no desarrollaron en la misma medida la tecnología de tanques.
El problema es que resultaban demasiado rígidos y pesados y todo ello les llevaba a una escasa maniobrabilidad. Su número fue escaso durante buena parte del conflicto y su uso solo fue realmente importante a final del conflicto. No se les utilizó adecuadamente, desaprovechando sus posibilidades: convertidos en un simple apoyo de la infantería, surgen siempre en unidades aisladas y nunca en grandes agrupaciones como sí ocurrió en la Segunda Guerra Mundial A pesar de todo su mejora técnica y sus capacidades ya se entreveieron al final de conflicto, revelándose como bastante eficaces en la destrucción de trincheras.


La infantería británica avanza tras el carro de combate.
El Mark I británico es un carro con forma romboide y que se desplaza con orugas.

Tanque francés FT-17


Con tan solo dos tripulantes el FT-17 era un carro pequeño y muy móvil

En este vídeo se analizan los distintos tipo de tanques de la Primera Guerra Mundial y podemos ver en acción a los modelos de carro de combate británicos y franceses.


Otra innovación en el combate en tierra es la aparición de las armas químicas. Los alemanes fueron los pioneros y a lo largo del conflicto se utilizaron gases lacrimógenos y también agentes incapacitantes como el gas mostaza y agentes letales como el fosgeno. Su efecto era más sicológico que mortal, y en general no provocó muchas muertes, pero si  muchas bajas no letales. Aunque aumentó su uso según avanzaba la guerra, la capacidad de dañar al enemigo se redujo porque se produjeron ingentes cantidades de máscaras antigas. Por otra parte su uso entrañaba riesgos para los ejércitos que la usaban, que se podían ver afectados por los cambios en la dirección del viento.

Tropas australianas equipadas con máscaras antigas.
Soldados británicos cegados por la acción de los gases tóxicos alemanes.

Servidores de una ametralladora alemana protegidos con máscara antigás.

Para terminar, he seleccionado un video de la guerra que nos da una buena visión de conjunto sobre el conflicto mundial de la Gran Guerra, analizando sus múltiples dimensiones en tan solo 10 minutos. Las imágenes son en color, lo que le otorga mayor realismo. 


                                         

domingo, 11 de marzo de 2012

La economía de guerra durante la Primera Guerra Mundial: La importancia de la retaguardia.




La Gran Guerra se convertirá pronto en el mayor conflicto militar surgido hasta entonces. Así lo demostró en primer lugar su enorme duración -desde 1914 hasta 1918-. Desde las guerras napoleónicas tan solo los conflictos coloniales y las guerras civiles se habían prolongado tanto tiempo, los enfrentamientos entre naciones europeas habìan sido mucho más breves. En segundo lugar, había que tener en cuenta la expansión geográfica de los combates, pues se extienden a casi todo el continente europeo y terminan adquiriendo un carácter mundial con la intervención de potencias extraeuropeas como Estados Unidos o Japón. En este sentido hay que tener en cuenta el hecho de que las metrópolis arrastren a sus colonias hacia la guerra -aportando mercancías y soldados-. Por último se produce una movilización masiva de soldados, como nunca antes, que en el caso de Alemania supone la llamada a filas de entre 11 y 13 millones de soldados durante el conflicto. A ello habría que añadir el enorme despliegue de todo tipo de recursos y armas, en frentes que se extendían a lo largo de centenerares de kilómetros, en algunos casos estando muy lejanos unos de otros -un ejemplo sería  Alemania, obligada a combatir en dos frentes muy alejados entre sí.


Tropas británicas pasan revista.
Estas magnitudes obligaron a los países beligerantes a movilizar todas las fuerzas económicas para sostener el esfuerzo bélico. Nadie había pensado en una guerra tan larga, y ningún pais estaba preparado para ella. La prolongación del conflicto bélico obligó a los gobiernos a improvisar una organización que fuera capaz de abastecer durante años a los ejércitos de todo tipo de materiales: armas, munición, alimentos, uniformes, medicinas, etc.
En siglos anteriores los ejércitos se habían mantenido sobre el territorio que ocupaban -saqueo-, pero ahora los países se tenían que ocupar de su mantenimiento. Esto implicaba un gran esfuerzo organizativo que debía permitir conseguir los siguientes objetivos:
- Producir enormes cantidades de recursos materiales, desarrollando al máximo su potencial industrial, con el objetivo de cubrir las necesidades del ejército.
- Desplazar dichos recursos y transportarlos hacia el frente, para lo que eran determinantes una adecuada utilización y organización de los transportes: se empezó a utilizar la automoción pero sobre todo el ferrocarril. Cuando el general alemán Moltke afirmaba, "no construyan fortalezas, construyan ferrocarriles" , estaba resaltando la importancia del ferrocarril en una posible victoria militar. De hecho Alemania puso durante la guerra los ferrocarriles bajo control militar con el objetivo de utilizar adecuadamente todo su potencial.
- Abastecer a la población del país, que debido a la obsesión del Estado por cubrir las necesidades del ejército, se veía sometida al desabastecimiento y a la falta de todo tipo de productos, incluidos los de primera necesidad.

Tren blindado Austrohúngaro

Convoy de abastecimiento en las líneas aliadas. Frente occidental

Con la intención de conseguir estos tres objetivos los países en guerra desarrollaron una economía de guerra, basada en un Estado fuertemente intervencionista, que dirigirá la vida económica con la intención última de ganar la guerra. El ejemplo máximo fue la economía alemana, dirigida por el ministro W. Rathenau. Alemania será entre los contendientes el mayor ejemplo de organización, en contraposición con la situación económica del Imperio ruso, que entró en colapso casi desde un principio,
En Alemania la economía intervencionistas de guerra surge ya en agosto de 1914, debido a la amenaza del bloqueo. El Plan Rathenau supone un fuerte control de la vida económica, el gobierno crea oficinas encargadas del aprovisionamiento de materias primas, el reparto de los alimentos y la distribución de la mano de obra. El bloqueo marítimo de los aliados supuso la casi interrupción de los suministros, lo que afectó a los imperios centrales. Aunque hubo fisuras, en los últimos meses de 1917 y en 1918 la escasez de alimentos en Alemania llegó a ser muy grave. Esto llevó por un lado a la obsesión germana por conseguir de  Rusia, a cambio de firmar la paz, las cosechas de Ucrania, y por otro lado el incremento en esos años de forma notable de la guerra submarina, como la gran baza alemana frente a la flota aliada.
.
Walter Rathenau

En el caso de Rusia el inició de la guerra llevó pronto al colapso económico. Sus máquinas y repuestos procedían de Alemania en su mayoría lo que paralizó parte de sus industrias. Por otro lado, la llegada de productos y repuestos ingleses y franceses resultó muy difícil por el cierre que los imperios centrales hicieron del estrecho del Bósforo y el mar Báltico. La ocupación de los alemanes en 1915 de los yacimientos de hulla y mineral de hierro polaco fue un nuevo golpe. A ello habría que añadir la insuficiencia de la red de ferrocarriles rusa, y la enorme corrupción e incapacidad organizativa de la administracióni zarista que no era capaz de movilizar y repartir los enormes recursos nacionales -un país agrícola que sufría un enorme desabastecimiento en las ciudades-. Esta mala organización de la retaguardia explicaría que un país agrícola viviera un enorme desabastecimiento de sus ciudades y estará en la base del triunfo de la revolución rusa.

Manifestación en Petrogrado en julio de 1917. Las tropas del Gobierno Provisional 
disparan  con ametralladoras. La desastrosa evolución de la guerra para los rusos
 condujo a la revolución y su radicalización.

La economía de guerra se basó en los siguientes presupuestos:

a ) La reconversión de la industria se va a orientar masivamente hacia la producción de todo lo que necesitan los ejércitos. De esta forma la industria textil se dedicará a la masiva fabricación de uniformes para los soldados y la  industria metalúrgica pasó a fabricar casi exclusivamente armamento y munición. Es el momento de empresas como las alemanas Krupp o Thyssen, que se enriquecen con la guerra. A pesar de este proceso de reconversión los ejércitos sufrieron durante buena parte de la guerra una crónica escasez de munición y repuestos bélicos, y hasta 1917 no tuvieron un normal abastecimiento.
b) Según avanzaba la guerra se hacía más evidente la falta de mano de obra -la mayoría de los varones en edad de trabajar habían sido movilizados para la lucha- y se recurrió a la incorporación masiva de ancianos y sobre todo de mujeres al trabajo. En estos años se incorporan a las labores sanitarias -las mujeres son el 90 % del personal hospitalario- y trabajos administrativos en masa pero también a trabajos más duros y tradicionalmente masculinos como los transportes públicos o la industria bélica. Durante la guerra las mujeres supusieron el 40 % de la producción metalúrgica y gran parte de la industria armamentistica dependió de su labor. En Francia hubo casi 700.000 mujeres trabajando en la industria bélica, por lo que no era de extrañar que surgieran nombres para definirlas: "munitionettes". En Gran Bretaña el número de obreras que trabajan en la industria de armamento superaba las 900.000 . En Alemania casi el 40 % de los operarios de las fábricas de armamento Krupp estaba compuesto de mujeres.
Se rompía así con los roles asignados históricamente a la mujer y al hombre y que relegaban a la mujer, sobre todo a la que estaba casada, a las labores de la casa y el cuidado de los niños.
La repercusión fue más allá del ámbito económico, sino que llegó a lo social y político, porque abrió el camino en la posguerra hacia una mejora en los derechos de la mujer y una paulatina incorporación de ésta al mercado de trabajo, sirviendo de estímulo a los movimientos que luchaban por la equiparación legal y política de la mujer. En tales circunstancias, el papel de la mujer en la sociedad fue reconocido y nadie pudo oponerse a las demandas de las sufragistas. En muchos países las mujeres obtendrán el derecho a voto durante la guerra y en años sucesivos. 

La presencia de mujeres se generaliza en las fábricas de toda Europa.

Cartel ensalzando el múltiple papel de la mujer en tiempo
 de guerra.

Mujeres trabajando en una fábrica francesa de municiones

c) El desabastecimiento de las ciudades, la falta de productos de primera necesidad y la fuerte inflación de los precios, obligó al Estado al control de consumo, de los precios y del comercio: Se fijan los precios con el objeto de frenar la inflación, se establece un fuerte control sobre las actividades comerciales, limitando la exportación de productos nacionales hacia el exterior. Con el objeto de evitar el hambre se opta por el racionamiento y se crean las "cartillas de racionamiento" en algunos países. En Alemania se decretó la mezcla de harina y fécula de patata para fabricar el llamado "pan de guerra", en 1918 la ración diaria pasó de 220 gramos a 116, de la misma forma se redujo la ración de carne, se reservó la leche para ciertas categorías de consumidores, especialmente los niños, y se buscaron sucedáneos para el aceite. En Francia se racionaron productos básicos como el azúcar, la leche, el aceite o el carbón y se restringió el consumo de gas y electricidad. El hambre y la falta de jabón y antisépticos, provocaron un aumento de las enfermedades epidémicas y la mortalidad. Es precisamente durante la Primera Guerra Mundial cuando se extiende la "gripe española", que provocará decenas de millones de muertos a nivel mundial.



Mujeres y niños hambrientos despedazan un caballo muerto en las calles 
de Berlín.

Cola para conseguir pan en las calles de Alemania a finales de la Gran Guerra

Cartel estadounidense sobre el racionamiento


sábado, 3 de marzo de 2012

Árboles singulares de Extremadura: "La Terrona".


Extremadura es uno de los máximos exponentes naturales de Europa. La escasa densidad de población y el limitado desarrollo urbano e industrial ha permitido la conservación de grandes espacios naturales casi intactos. En este sentido, nuestra región es uno de los mayores baluartes de la vegetación mediterránea a nivel mundial, no solo por la existencia de espacios propiamente boscosos donde el impacto de la acción humana ha sido menor, sino por la pervivencia de un ecosistema como el de la dehesa, donde la acción humana y las actividades agroganaderas ha coexistido, en un marco natural de encinares y alcornocales, con numerosas especies de fauna salvaje. Ese patrimonio natural de bosques encuentra su máxima expresión en la existencia de determinados árboles que por su tamaño, edad o singularidad adquieren un valor excepcional y destacan sobremanera dentro del conjunto de su especie y que han sido declarados "árboles singulares". Ello implica el hecho de estar sujetos a medidas de protección para su preservación. La mayoría de esos árboles son autóctonos, como ocurre entre otros con las encinas, alcornoques, madroños, olivos, robles o castaños o los escasos representantes de las coníferas autóctonas de la región, tejos y enebros. Sin embargo, hay también especies alóctonas, a veces un tanto exóticas, es el caso de árboles como el ciprés de los pantanos de Fregenal de la Sierra o el Cedro del Atlas de Gata, entre otros.
Hoy tenemos en Extremadura 30 árboles y arboledas sigulares. Los ocho primeros fueron declarados en marzo del 2001, siendo quizás los más significativos y valiosos: Encina La Terrona, encina La Marquesa, alcornoque de la Fresneda, Roble del Acarreadero o del Romanejo, castaños del Temblar, castaño de la Escarpia, enebro de las Mestas y tejos del Cerezal. Todos son árboles autóctonos. En este enlace podemos obtener más información de estos ocho arboles singulares y de los que posteriormente fueron declarados como tal. En esta otra web no solo obtenemos información sobre los árboles sino también un buen mapa informativo sobre su situación.


Alcornoque de la Fresneda en Aldeanueva del Camino
(Valle del Ambroz)

Castaños del Temblar  en Segura de Toro (Valle del Ambroz)

Enebro de las Mestas (Hurdes)

Roble del Acarreadero, entre Cabezabellosa y El Torno (Valle del Jerte).

Encina La Marquesa de Navalmoral de la Mata (Campo Arañuelo).
Dañada por un rayo, años después ha muerto.

La Terrona
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

La Terrona es un árbol de gran majestuosidad

La Terrona es una encina (Quercus Ilex) situada en el término municipal de Zarza de Montánchez, en la comarca de Sierra de Montánchez y Tamuja. Tiene una altura de 16,40 metros y un diámetro en la base de 9,42 metros. Tiene un tronco único de 2,17 metros de alto que después se divide en tres grandes ramales a partir de los que se estructura una copa típica de encina de dehesa, baja, ancha y con una forma redondeada que es producto de las sucesivas podas realizadas por el ser humano con el objetivo de obtener recursos de ella (frutos, leña). Se trata del mayor ejemplar de su especie de toda España y probablemente del mundo. Está sano y en buenas condiciones pero debido a su edad, que se estima en 800 años, tiene ciertos problemas como la existencia de un tronco hueco, a lo que habría que añadir los efectos de un fuerte temporal que en 1997 provocó daños en la copa, con la caída de una gran rama del árbol. Desde ese momento se inició un proceso de deterioro que obligó a intervenir a las autoridades, que decidieron ponerle 15 muletas de gran tamaño en el 2008, además de someterla a varias podas para reducir su copa. Un equipo de tres técnicos dirigidos por el biólogo Bernabé Moya así lo decidió después de comprobar los riesgos de un árbol cuya estructura resultaba demasiado frágil, con un tronco demasiado débil y de escasa solidez, que además de hueco estaba agrietado. Otro problema es su crecimiento irregular dependiendo de las zonas. Con las muletas se trataba de aliviar el peso que soportaba el tronco y evitar que se agranden las grietas que en éste habían surgido.



Se pueden ver las enomres muletas que sostienen las ramas de La Terrona
El tamaño del árbol queda fuera de toda duda en esta fotografía.

Esta foto del periódico Extremadura registra el momento en que
la encina es apuntalada con las muletas que hoy sujetan sus ramas.

El acceso a la Terrona se produce desde Zarza de Montánchez, a través de una ruta que conduce hasta Salvatierra de Santiago, bien señalizada y que incluso permite el fácil acceso en vehículo hasta la encina. La explotación típica del suroeste peninsular de la dehesa adquiere un valor paisajistico realmente interesante y bello. El paisaje viene caracterizado por la presencia de unos árboles de gran porte e inusualmente sanos -hay pocas encinas enfermas, al contrario que en otras comarcas- y la cercanía de bosques caducifolios de robles visibles desde el camino en las sierras cercanas -Robledillo de Trujillo-. Otro rasgo de estas dehesas es su dedicación ganadera y la fuerte parcelación de los pastos con un enorme respeto hacia el paisaje, evidenciado por la presencia de muros de piedras generalizados y bien conservados que confieren una indudable belleza al paisaje. En pocos lugares de Extremadura se conservan tales muros de esa manera. 


Pequeñas explotaciones ganaderas salpican el paisaje
Abundan las explotaciones porcinas

Muros de piedra separan las parcelas


Puente romano sobre el río Tamuja

Iglesia de San Miguel Arcángel de Zarza de Montánchez, 
del siglo XVI y XVII, ha sido declarada  Monumento
 Histórico  Artístico.