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jueves, 14 de noviembre de 2013

La Primera Guerra Carlista (1833-39)

Carga de la caballería carlista. Obra de Ferrer- Dalmau.

Con la muerte de Fernando VII fallecía el último monarca absoluto español y se iniciaba un proceso que culminaría con la implantación definitiva del sistema liberal y el fin del Antiguo Régimen. Esto solo fue posible porque por vez primera la monarquía (la regente María Cristina y su hija Isabel II) y la alta nobleza asumirán los principios del liberalismo moderado, incorporándose como valedores al nuevo sistema. Mientras, las fuerzas del absolutismo, agrupadas en torno a Carlos María Isidoro, hermano del Rey, se opondrán a tal situación, entrando España en guerra civil. La presión del carlismo y de la guerra obligó a la regente a buscar más apoyos sociales, abriéndose cada vez más a los liberales. Este proceso desembocó en la creación de una monarquía constitucional y liberal.

EL CARLISMO

El carlismo es un movimiento complejo en el que podemos distinguir una doble vertiente: una dinástica y otra política-ideológica.
Problema dinástico: en 1830, Fernando VII tiene una hija, Isabel, nacida de su cuarta esposa, Maria Cristina. Hasta ese momento había regido en España la Ley Sálica que impedía el acceso al trono de las mujeres, pero entonces el rey promulgó la Pragmática Sanción que anulaba la Ley Sálica y abría el camino al trono de su hija Isabel II. El posible sucesor hasta entonces, el hermano del rey, Carlos María Isidoro, se opuso frontalmente.

Carlos Maria Isidoro. Retrato de V. López Portaña.
Isabel II niña. Retrato de V. López Portaña.
























Problema político-ideológico: en torno a Carlos se habían agrupado los sectores absolutistas más radicales, reaccionarios y tradicionalistas, preocupados por el giro de moderación que Fernando VII había dado en los últimos años de su reinado y que la regente María Cristina había continuado. Bajo el lema de "Dios, Patria, Rey y Fueros" defendían:
- La monarquía absoluta de oriegen divino.
- Posiciones ultracatólicas: defensa de la preeminencia de la Iglesia católica, la vuelta de la Inquisición y rechazo de las desamortizaciones eclesiásticas.
- Defensa de la foralidad: los fueros eran leyes propias y diferentes que todavía poseían algunos territorios (Navarra, Vizcaya, Álava y Guipuzkua) y que el afán uniformizador de los liberales ponía en peligro. La población de los territorios forales se veía beneficiada por tener su propio gobierno, jueces, su propio sistema fiscal con menos impuestos y por no estar sometidos a quintas.
- Rechazo frontal del liberalismo económico: rechazo de la libertad de comercio e industria y de la propiedad privada libre y moderna.

El carlismo encontró apoyo social en las regiones del norte de España (País Vasco, Navarra y parte de Aragón, Cataluña y Valencia) y especialmente en las áreas rurales. En sus filas se encontraba parte de la nobleza rural, importantes sectores del clero bajo y medio y una masa popular compuesta por artesanos arruinados, pequeños campesinos propietarios y arrendatarios enfitéuticos que se vieron negativamente afectados por las reformas liberales (abolición de los gremios, arrendamientos de particular a particular a corto plazo y móviles, con pagos monetarios y facilidad para la expulsión de las tierras).








LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1839)

La sublevación carlista tuvo dos focos: la zona vasco-navarra y del Pirineo, bajo el control del general Zumalacárregui y tras su muerte y a partir de 1838 del general Rafael Maroto; y la zona del Maestrazgo, controlada por el general Cabrera. El grueso del ejército carlista estaba en la zona vasco-navarra, donde residía el aspirante Don Carlos y donde se produjeron las principales batallas y cercos. Para un análisis de estas operaciones militares, los personajes más importantes, y los cuerpos y unidades militares más destacadas consultar la página del museo Zumalacárregui en su apartado "Historia militar del siglo XIX en el País Vasco":
http://www.zumalakarregimuseoa.net/actividades/investigacion-y-documentacion/historia-del-siglo-xix-en-el-pais-vasco

Tomás de Zumalacárregui
Ramón Cabrera

La guerra tuvo muy pronto repercusión internacional y mientras las potencias absolutistas (Austria, Prusia, Rusia) apoyaron la causa de Don Carlos, los isabelinos tuvieron el apoyo decidido de los países liberales: Portugal, Gran Bretaña y Francia. Estos últimos países ayudaron con tropas, especialmente significativas en el caso francés que envió la Legión Extranjera y sobre todo de los británicos, que mandaron la Legión Auxiliar Británica o "Legión Evans", 10.000 voluntarios bajo el mando del teniente coronel George de Lacy Evans, cuya actuación fue relevante en el Pais Vasco, en Guipuzkua y Álava.

En marzo de 1837 los carlistas derrotaban a la Legión Británica en la batalla de Oriamendi, cerca de San sebastián.

El carlismo a lo largo de la guerra se mantuvo como un movimiento esencialmente rural y nunca consiguió controlar una ciudad importante. Sin embargo, la búsqueda de reconocimiento internacional y la necesidad de afianzarse en el territorio, les llevó a obcecarse en la conquista de San Sebastián (sitio de San Sebastián a finales de 1835 y principios de 1836) y sobre todo de Bilbao (sitios de Bilbao en 1835 y 1836).



FASES DE LA  PRIMERA GUERRA CARLISTA

1ª etapa: Entre 1833-35, son años de expansión e iniciativa carlista. Inicialmente los carlistas se agrupaban en partidas que aunque muy móviles carecían de la suficiente organización y no formaban un ejército regular. Con el tiempo, el general Zumalacárregui consiguió conformar un auténtico ejército gracias a su labor de organización y su capacidad de liderazgo, consiguiendo reunir un ejército de 35.000 hombres y dominando casi por completo los espacios rurales de la zona vasco-navarra, donde la causa carlista contaba con grandes apoyos. Sin embargo, nunca consiguieron conquistar las ciudades. En este sentido la obsesión del mando carlista fue la ocupación de Bilbao, en cuyo primer sitio, en 1835, moría Zumalacárregui: el carlismo perdía a su militar más soberbio y carismático.

Carga de lanceros de Navarra en la batalla de Viana (1834).Bautismo de fuego del ejército carlista. Obra de Ferrer-Dalmau.
El general Zumalacárregui es trasladado tras caer herido durante el sitio de Bilbao en 1835.

2º etapa: Entre 1835-37 se produce una reacción liberal y se alcanza un equilibrio de fuerzas. A la vez, la guerra sale del ámbito regional y se extiende por el territorio nacional. El carlismo trató de romper su confinamiento y ligar los distintos focos de insurrección (zona vasco-navarra, Pirineo catalán y Maestrazgo), intentando crear otros nuevos. El núcleo carlista en el Maestrazgo se consolida con el crecimiento de las guerrillas del general Cabrera y se suceden expediciones militares carlistas de gran calado que transitan por la península tratando de extender la guerra al centro y el sur del país. El general Gómez recorre durante meses buena parte de España, desde Galicia a Andalucía y Extremadura, tratando de buscar nuevos apoyos, y se produce la incursión del pretendiente Don Carlos hasta las puertas de Madrid, que fracasa y termina con su vuelta a sus reductos del norte peninsular. Este periodo finaliza con el fracaso de un nuevo asedio carlista de Bilbao a finales del 1836: en la batalla de Luchana, los liberales dirigidos por Espartero rompen el cerco de la ciudad, marcando un definitivo cambio de tendencia en la guerra. La victoria de Espartero en dicha batalla lo terminará aupando al mando del ejército liberal.

General carlista Miguel Gómez
El ejército de Espartero derrota a los carlistas en la batalla de Luchana.
Entrada del general  Espartero en Bilbao.

3ª Etapa: A partir de 1838, a la vez que aumenta la presión de los liberales, crece la división entre los propios carlistas: por un lado los transaccionistas o partidarios de un acuerdo que acabase con la guerra y los intransigentes o apostólicos que creian en la continuidad del conflicto. En agosto de 1839 se firma el Convenio de Vergara entre Espartero, al mando de las tropas isabelinas, y Maroto,  al frente entonces de las tropas carlistas. El estado se comprometía a admitir a los militares carlistas en el ejército manteniendo sus grados y a estudiar el mantenimiento de los fueros vascos.

El llamado "Abrazo de Vergara" entre Espartero y Maroto pone fin a la I Guerra Carlista  con la firma del Convenio que sellaba la paz.
Rafael Maroto
Baldomero Espartero


















4ª Etapa: Carlos no aceptó la rendición y el acuerdo de paz, prolongándose el conflicto armado un año más en el norte de Cataluña y especialmente en el Maestrazgo, donde el general Cabrera, desde su plaza fuerte de Morella, conquistada a principios de 1838, dirigió una guerra cruel, combatiendo con increíble dureza, lo que incluia el maltrato sistemático a los prisioneros, las ejecuciones sumarias y la violencia contra los civiles.
La derrota de los carlistas supuso la implantación definitiva del sistema liberal en España y el fin del Antiguo Régimen. Todavía, aunque mermados, los fueros vasconavarros pervivieron en el tiempo, hasta su definitiva anulación en 1876.

En enero de 1838 los carlistas ocupan Morella. El general Cabrera frente a sus tropas, al fondo el castillo y la muralla que protegían la ciudad.
Estatua del general Cabrera junto a las murallas del castillo de Morella.
Tras la batalla de Villar de los Navarros, unos mil prisioneros liberales fueron trasladados a Cantavieja y después a Beceite. Muchos murieron maltratados. Grabado de Miranda (1845).
El fusilamiento de la madre del general Cabrera por tropas liberales explica en parte la violencia ejercida por los carlistas bajo su mando sobre prisioneros y civiles liberales.

Estos dos VÍDEOS nos muestran de forma sintética y didáctica el surgimiento del fenómeno carlista, así como el desarrollo y evolución de la Primera Guerra Carlista. 

                              

             


Esta PRESENTACIÓN es un buen recurso si además del carlismo y la Primera Guerra Carlista, queremos profundizar en la cuestión foral y la Segunda y Tercera Guerra Carlista.

                            
                               La oposición al sistema liberal: el carlismo from artesonado

EL CARLISMO A TRAVÉS DE LA PINTURA 

Augusto Ferrer-Dalmau es uno de los pintores realistas de guerra más importantes. Un pintor de batallas en el siglo XXI que como es previsible destila patriotismo en su exaltación de las grandezas de los ejércitos y de los hombres de armas de España. Un pintor que busca con la estética de la guerra, la exaltación del orgullo patrio cimentado en un obsceno nacionalismo. Una versión pintada del patriotismo orgulloso de su amigo Pérez Reverte, cuyos libros también he leído. Nada que ver con el autor de este blog y su visión de la guerra. Aún así, no puedo negar el talento de Ferrer-Dalmau, así como las posibilidades que su pintura ofrece a mis alumnos a la hora de conocer el conflicto carlista. Debido al extraordinario realismo de sus pinturas se pueden hacer una idea de la época, los ambientes y situaciones, los uniformes, armas y tácticas. Por razones que resultan obvias, al autor le atrae el carlismo y su estética y son muchas sus obras sobre el tema, el romanticismo de los derrotados es siempre sugerente, a no ser que hablemos de los perdedores de la otra gran guerra civil española, la del siglo XX, pues el ejército republicano no resulta atractivo para un autor que literalmente lo obvia en sus lienzos. 

Carga de la caballería carlista navarra.

Batalla de Oriamendi. Los carlistas vascos derrotan a los británicos.

Batalla de Viana. Carga de la caballería carlista dirigida por Zumalacárregui,

Lanceros del ejército de Cabrera a la carga en Castellón.

Carga de lanceros de Navarra.
Soldados carlistas del ejército de Cataluña en Besalú.

Artilleria carlista.

El general Cabrera ante sus tropas frente a las murallas y castillo de Morella.

Campamento del ejército carlista del general Cabrera.

Carga del general Cabrera para romper el cerco de la ciudad de Morella.

General Zumalacárregui.
General Ramón Cabrera.
Tropas carlistas en Tortosa.



Un soldado carlista se despide de su familia.

Lancero carlista del Maestrazgo. Al fondo la ciudad de Morella.

Carga de Lanceros de Navarra. Ejército carlista.
Lancero del Primer Regimiento de Valencia del ejército carlista.