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domingo, 22 de diciembre de 2013

Los gobiernos de Jose María Aznar: el Partido Popular en el poder (1996-2004).

Cartel del PP en las elecciones de 1996. En la foto, el
 candidato del partido, José María Aznar.

En las elecciones generales de 1996 el Partido Popular, liderado por José María Aznar, obtenía 156 escaños. Aunque se trataba de una mayoría simple, el hecho histórico residía en que por primera vez el Partido Popular ganaba las elecciones y se iniciaba así la alternancia bipartidista que ha determinado la vida política española desde entonces. Las posteriores elecciones autónomicas y municipales rubricaron la victoria del PP en buena parte de las comunidades autónomas y en muchos de los principales ayuntamientos. El dominio socialista, que se había prolongado durante las cuatro legislaturas anteriores, bajo el liderazgo incontestable de Felipe González, tocaba ahora a su fin, el PSOE caía derrotado lastrado por la crisis económica y el crecimiento del desempleo (superior al 20% a mediados de los años 90) y los sucesivos casos de corrupción y escándalos que tiñeron los últimos años de su gobierno (caso Roldán, caso Guerra, caso Filesa o el terrorismo de estado de los GAL).

Felipe González y Jose María Aznar en el palacio de la Moncloa (1996).
Sin embargo, la falta de mayoría absoluta obligó al nuevo gobierno conservador a contar con los nacionalistas de PNV, CIU y Coalición Canaria para gobernar. Contando con dichos apoyos Aznar desarrolló una política basada en la liberalización de la economía y la reducción del déficit público, buscando a la vez el cumplimiento de las condiciones establecidas en el Tratado de Maastricht para poder adoptar el Euro como nueva moneda única, nos referimos a los llamados criterios de convergencia (déficit, deuda, inflación, tipo de interés), que se cumplieron finalmente.
Basándose en tales objetivos, se redujo el gasto público y se introdujeron medidas liberalizadoras en los precios o el mercado de telecomunicaciones (televisión por cable o telefonía móvil). Se iniciaron medidas de liberalización del suelo, que sentaron los cimientos del boom inmobiliario que sería la base del nuevo crecimiento económico en la década siguiente. Se privatizaron muchas empresas públicas, deficitarias o no, como Argentaria, Repsol, Endesa, Telefónica o Iberia.
La economía se recuperó y creció con fuerza durante estos años (por encima del 4%) y el desempleo se redujo con rapidez. Se iniciaba un modelo económico basado en los crédios bancarios fáciles, el excesivo crecimiento del sector de la construcción, convertido en verdadero motor del crecimiento, y el desarrollo de la demanda interna y el mercado nacional. Se descuidaba, sin embargo, la competitividad y el sector de las exportaciones. La consecuencia inmediata de este desarrollo económico fue la reducción rápida del paro y el aumento del nivel de vida. Esto trajo consigo una gran demanda de mano de obra poco cualificada, especialmente en sectores como la construcción, la agricultura o la hostelería (peones, jornaleros o camareros) que permitió la llegada masiva de inmigrantes, sin los cuales el crecimiento de dichos sectores hubiera sido imposible.
Esta legislatura viene marcada igualmente por un hito histórico, con la eliminación del servicio militar obligatorio, la popular "mili", generalizada para todos los españoles desde principios del siglo XIX, y que era sustituida por un ejército profesional. Suponía, por un lado, una reducción de sus efectivos y a la vez un esfuerzo de modernización y operatividad. Por otro lado, se respondía a una generalizada demanda social entre los más jóvenes, cada vez más reacios a su participación en el ejército, algo evidente en los últimos años con el crecimiento de los objetores de conciencia y los insumisos.
En estos años, el terrorismo de ETA alcanzó su punto de mayor crueldad: en verano de 1997 era asesinado Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en el ayuntamiento vizcaíno de Ermua. La reacción popular llevó a una fuerte movilización en toda España y también en Euskadi., surgiendo entonces lo se dio en llamar "Espíritu de Ermua". Se endurece entonces la política antiterrorista. La reacción del mundo abertzale no se hizo esperar y en 1998 ETA declaraba una tregua. Fue entonces cuando los partidos nacionalistas vascos, PNV, Batasuna, Eusko Alkartasuna  y otros partidos minoritarios y sindicatos nacionalistas firman el Pacto de Lizarra/Estella en defensa de la autodeterminación Las negociaciones de ETA con el gobierno fracasan y un año después, en 1999, ETA vuelve a las armas: se disuelve entonces el Pacto de Lizarra y ETA desencadena una cruenta ofensiva armada.

Miguel Ángel Blanco
Manifestaciones de protesta por el secuestro y
asesinato de Miguel Ángel Blanco.

En las elecciones generales de 2000 el Partido Popular ampliaba su respaldo electoral y conseguía mayoría absoluta con 183 escaños, el 44,5% de los votos. El PSOE obtenía un resultado desastroso, con tan solo 125 escaños, el peor resultado desde las primeras elecciones de la transición durante los años 70. El partido sufría una enorme crisis de liderazgo con un candidato, Joaquín Almunia, que había perdido las elecciones primarias con su oponente, Josep Borrell. La estrepitosa derrota ahondó en la crisis del partido y en julio del año 2000, un joven diputado socialista leonés sorprenderá al pais al convertirse en nuevo secretario general del PSOE, unificando al partido después de años de luchas internas y suponiendo un claro relevo generacional.

Joaquín Almunia
Josep Borrell



















La mayoría absoluta permitió al Partido Popular poner en marcha todo su programa sin restricciones, prescindiendo del apoyo de los nacionalistas de CIU y PNV. Surgieron así nuevas leyes y propuestas que generaron una fuerte controversia y la oposición de los grupos de izquierda. Por un lado, el plan hidrológico nacional que implicaba el trasvase de agua desde el Ebro y el Tajo hacia los ríos de la cuenca mediterránea de Valencia o Murcia; por otro, la Ley de Extranjería que recortaba los derechos de los inmigrantes sin papeles y trataba de regular la creciente inmigración irregular, fomentando los acuerdos de repatriación. España se estaba convirtiendo en uno de los países con más inmigrantes de toda Europa, atraídos por el crecimiento de una economía que demandaba gran cantidad de mano de obra poco cualificada en los servicios, la agricultura o la construcción. La población de España, estancada hasta hacía poco, crecía con mucha fuerza y el número de inmigrantes empadronados pasó de 542.314 en 1996 a 3.034.000 en 2004. El incremento de la inmigración supuso el aumento del racismo, desarrollándose crecientes problemas de convivencia y apareciendo brotes de xenofobia en algunas de las zonas con mayor presencia de población extranjera.

Una embarcación llena de inmigrantes subsaharianos llega a las
 costas de La Gomera (Canarias).
Durante estos años, la política antiterrorista se desarrolló también en una nueva dimensión con la ilegalización de todo el entramado de organizaciones políticas ligadas a ETA. Organizaciones como Batasuna, Segi o Jarrai se convirtieron en ilegales. Este hecho y la presión policial cada vez mayor, unida a la creciente colaboración con Francia, redujo la capacidad operativa de ETA, reduciéndose progresivamente el número de asesinatos hasta no producirse ningún muerto por terrorismo desde junio de 2003 hasta más allá del final de la legislatura.

Hoy en la cárcel, Arnaldo Otegui se convirtió a finales de la década
 de 1990 y principios del 2000 en cabeza visible de Batasuna.
El 1 de enero del 2002 se puso en circulación la nueva moneda común a casi todos los países comunitarios: el euro. Pero las decisiones más controvertidas llegaron en la segunda mitad de la segunda legislatura, en la que el gobierno sufrió una fuerte erosión: la reforma laboral le costó una huelga general y el hundimiento del petrolero Prestige en las costas gallegas, con la consiguiente marea negra, generó un movimiento de protesta hasta entonces desconocido en Galicia y que fue liderado por la plataforma Nunca Máis. Sin embargo, el mayor desgaste lo produjo la participación española en la guerra de Irak, fruto de la cooperación entrecha entre José María Aznar y el presidente estadounidense, George Bush. Se producía así un giro en la tradicional politica exterior española, realizado en contra de la voluntad mayoritaria del pueblo español, que se movilizó masivamente en la calle a través de multitudinarias manifestaciones bajo el lema "No a la guerra".

Hundimiento del Prestige en alta mar, a la altura de las costas gallegas.
Una oleada de solidaridad recorrió España tras el naufragio del
 Prestige.  Miles de voluntarios llegaron a las costas gallegas
 para limpiar los restos de la marea negra.
Las manifestaciones contra la guerra de Irak inundaron España
 durante 2003 y principios de 2004.
Cartel contra la guerra de Irak.
Cartel contra la guerra de Irak.


El corrosivo humor gráfico de El Roto criticó con dureza la postura de
 Jose María Aznar frente a la guerra de Irak.
En medio de un fuerte desgaste, José María Aznar designa sucesor a Mariano Rajoy, su vicepresidente, un político con experiencia pero con poco carisma, que pierde las elecciones generales del 14 de marzo de 2004 en medio de una situación de enorme tensión política y social. Unos días antes, el día 11, al-Qaeda atenta en Madrid contra algunos trenes de cercanía y hay casi doscientos muertos. El ministro del interior, Angel Acebes, se apresura y acusa a ETA, aunque todo parecia indicar que detrás estaba el terrorismo islamista, como poco después se demostró. Semejante mentira dañó seriamente la credibilidad de un gobierno muy desprestigiado ya por su participación en la guerra de Irak, y unos días después se produce la victoria de Jose Luis Rodriguez Zapatero en la elecciones generales, donde el PSOE obtiene 164 diputados frente a los 148 del PP.

El 11 de marzo de 2004 al-Qaeda atentaba contra algunos trenes de
 cercanías en Madrid, provocando cerca de 200 muertos.
Portada de periódico El País el día después de las elecciones generales del 2004.