BLOG DE JOSÉ ANTONIO DONCEL DOMÍNGUEZ (I.E.S. LUIS CHAMIZO, DON BENITO, BADAJOZ)

sábado, 28 de febrero de 2015

La construcción de las grandes pirámides de Egipto.

Las pirámides egipcias implicaron en su construcción a todo un pueblo y supusieron una movilización ingente de recursos.
Las pirámides de Egipto: 
entre la grandiosidad y el misterio
"El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides" (proverbio árabe)

Este bello proverbio árabe hace referencia a las pirámides clásicas de la IV dinastía, construidas en la necrópolis de Gizah, y resume magistralmente su imponente monumentalidad, así como su enorme capacidad para resistir intactas al paso del tiempo. Y es que las pirámides de Gizah fueron construidas con unos materiales y unas técnicas que les permitieron alcanzar algo más que grandeza y perfección, logrando una enorme perdurabilidad, difícil de encontrar en ninguna otra construcción humana posterior ni anterior. El desierto es un enemigo despiadado, la acción del sol, la arena y el viento resultan implacables, pero además Egipto es un país con riesgo sísmico y a lo largo de los siglos diversos terremotos han afectado a la zona. Las pirámides fueron aún más allá, resistiendo incluso frente al mayor de sus enemigos, el hombre: éste ha combatido en batallas a sus pies, ha protagonizado saqueos y las ha desmantelado parcialmente utilizando sus materiales para otros usos constructivos.
Las pirámides resultan demasiado grandes y perfectas incluso para los cánones constructivos de la civilización actual. Impresionan a los simples turistas que se amontonan en la explanada de Gizeh, pero también a los arqueólogos, científicos o ingenieros del presente. Si dejan una huella imborrable en hombres que han visto con sus propios ojos los rascacielos de las grandes urbes y los enormes puentes que hoy cruzan bahías y estrechos marinos, es difícil imaginar la impresión que debían causar en los individuos de épocas pasadas, en los propios egipcios que las construyeron o en los habitantes de la Grecia Clásica. El sabio griego Herodoto de Halicarnaso visitó Egipto en el año 450 a.c. y quedó maravillado del nivel alcanzado por su civilización, dejando sus conclusiones recogidas en el libro II de su obra Historia. Muchos siglos después llegaba otro insigne viajero a Egipto, en 1798 Napoleón desembarcaba en las tierras del delta para conquistar el país del Nilo, con él iba un gran ejército de 40.000 hombres al que acompañaban más de 160 científicos destinados a estudiar su civilización. Napoleón, consciente de la seducción que ejercían las pirámides, llamó a una de las grandes batallas, en la aldea de Embada, frente a El Cairo, la Batalla de las Pirámides, en un inteligente alarde de propaganda. En la arenga a su ejército, justo antes del combate, lanzó su célebre soflama: "Soldados, cumplid con vuestro deber, desde esos monumentos cuarenta siglos de historia os contemplan".

Batalla ante las pirámides. Óleo de Francois Louis-Joseph Watteau. 

Desde las posiciones francesas se veían las grandes pirámides de Gizah. Entre ellas destacaban las dos de mayor tamaño, especialmente la hoy denominada Gran Pirámide de Gizah. Levantada por el faraón Keops, durante la IV dinastía, alcanzaba los 146 metros de alto y su lado base tenía una longitud de 230 metros. Recorrer todo su perímetro supone transitar casi un kilómetro y su altura equivale a la de un edificio de cincuenta pisos. Solo con la llegada de la Segunda Revolución Industrial y la era del acero, a finales del siglo XIX, se pudieron construir edificaciones de una altura y un tamaño similar.
Monumento a Washington (EE.UU.)
Las grandes catedrales medievales son mucho menores en volumen y por lo general también en altura. Tan solo un puñado de ellas superan con sus afiladas agujas la altura de la pirámide de Keops, es el caso de las catedrales de Licoln, Ulm, Colonia o Rouen, aunque sus dimensiones son muchísimo menores. Más reducida en tamaño y también en altura es la inmensa catedral de San Pedro de Roma, que alcanza los 136 metros en su punto más alto. Sin embargo, la gran diferencia entre las grandes catedrales europeas y las pirámides egipcias estribaba en el periodo transcurrido para su construcción, Mientras las primeras fueron elevadas a lo largo de 200 años o más, las grandes pirámides se terminaron en periodos de poco más de 20 años. .
Tampoco las pirámides aztecas o mayas de la América precolombina se pueden comparar en tamaño a las construidas en el antiguo Egipto. Realizadas miles de años después, las primeras no superan en ningún caso los 100 metros de altura, aunque en alguna de ellas el diámetro de la base se aproxime al de la tumba de Keops.
En 1884 se terminaba el monumento a Washington, en la capital de EE.UU, el más alto hasta entonces, con casi 170 metros altura, cota que superaría después y ampliamente la torre Eiffel, con sus 300 metros. La construcción en el periodo entreguerras del siglo XX de los grandes rascacielos estadounidenses culminaría la evolución.

La grandiosidad de la pirámides egipcias, construidas en tiempos tan lejanos, nos conduce a plantearnos muchas preguntas: ¿cómo se pudieron construir con los medios tan escasos de la época?¿cómo se elevaron las piedras?¿cómo se trasladaron y se cortaron esas piedras?¿cómo se cimentaron y cuántos recursos se tuvieron que movilizar?¿cuántos hombres tuvieron que trabajar y durante cuánto tiempo?¿Por qué se destinaron tantos recursos a la tumba de un solo hombre? Son muchas las preguntas y escasean las respuestas certeras. Y es que quizás la primera gran interrogante nos lleva a plantearnos porqué obras tan importantes para los egipcios apenas aparecen registradas en pinturas, relieves o textos. Es precisamente la escasez de testimonios lo que nos imposibilita contestar con fidelidad a las anteriores preguntas.
Llama la atención que no exista ninguna descripción de como se construyeron las pirámides hasta la visita que el griego Herodoto realiza a Egipto en el siglo V a.c. y de la que nos deja testimonio. No existe con anterioridad mención alguna a las pirámides, a su estructura o a los procedimientos utilizados para su construcción. Hay muchas inscripciones, relieves o pinturas en mastabas. hipogeos, templos o calzadas procesionales, no olvidemos que las pirámides no estaban solas y formaban parte de complejos funerarios, pero no nos hablan de las pirámides, sino que representan escenas cotidianas de la sociedad egipcia de la época. Esos testimonios nos sumergen con gran realismo y perfección técnica en sus costumbres, sus formas de vida, sus oficios, su alimentación o sus ropajes, su vida doméstica y familiar, aparece incluso reflejada con total naturalismo la fauna y flora del Nilo.
Escenas agrícolas en las pinturas murales de Deir el-Medina (Imperio Nuevo).
Toda esa abundancia de imágenes variopintas hace bastante extraño que no haya referencia alguna a las fases de construcción de algo tan importante y colosal. Ni siquiera los textos jeroglíficos se preocupan por ella, y cuando se refieren a alguna pirámide lo hacen de forma rápida y parca, sin mencionar aspectos relativos a su construcción. Ésta debió requerir inmensos recursos, una logística amplia que implicaba movilizar hombres, salarios, servicios, contabilidad, intendencia. A ello habría que añadir la existencia de complejos planos de los proyectos constructivos. Nada ha sobrevivido.
Los llamados "Textos de las Pirámides", encontrados en las pirámides de los reyes del final de la V dinastía y de la VI dinastía, estaban incisos en escritura jeroglífica en las paredes de las cámaras sepulcrales. Se crearon expectativas, porque hasta entonces las pirámides clásicas anteriores habían resultado anepígrafas, pues sus paredes desnudas carecían de inscripciones. Sin embargo, tan solo recogían oraciones y conjuros mágico religiosos que debían servir de guía al faraón para viajar al otro mundo. Ese mismo carácter tenían los llamados "Textos de los Sarcófagos", inscripciones jeroglíficas realizadas en los sarcófagos de los faraones durante el Primer Periodo Intermedio (aprox. 2180-1990 a.c.) e Imperio Medio (aprox. 1990-1780 a.c.).

Los llamados Textos de las Pirámides se hallan grabados en escritura
 jeroglífica en la cámara mortuoria de la pirámide del rey Unas
(notasdealgunlugar.com).

Las pirámides clásicas: las monumentales tumbas de los faraones de la IV dinastía.

Las pirámides de Egipto fueron concebidas como la tumba del gran faraón, en ellas se preservaba su cuerpo momificado, recogido en un enorme sarcófago situado en una cámara sepulcral, rodeado de sus pertenencias y riquezas. Todo preparado para que el rey pudiera llegar al mundo del más allá.  La pirámide permitía al faraón alcanzar el sol, convertida en una auténtica escalera para ascender hasta el el cielo. Los enterramientos de los faraones fueron cambiando con el tiempo, inicialmente eran simples tumultos en la arena, pero el peligro que suponía para la efectiva conservación del cuerpo, llevó a la creación de mastabas, estructuras inicialmente de ladrillos o adobe que eran como pirámides trucadas. Sería con la III dinastía cuando surgirían las primeras pirámides, inicialmente escalonadas, que con Snefru, el primer faraón de la IV dinastía, evolucionarían hasta las pirámides clásicas que todos identificamos fácilmente, las pirámides de caras planas, realizadas con grandes bloques de piedra y con una gran monumentalidad. Nos referimos especialmente a las grandes pirámides construídas por faraones de la IV dinastía en la meseta de Gizah durante el Imperio Antiguo. En periodos posteriores, los hipogeos se terminarían imponiendo, aunque siguieron construyéndose pirámides, pero todas ellas más pequeñas y con materiales de peor calidad. por tanto mucho menos perdurables en el tiempo. Precisamente la evolución constructiva de las pirámides en la historia de Egipto es el argumento de otra entrada de este blog.

La Pirámide Roja fue construida por Snefru, el primer faraón de la
 IV dinastía. Se trata de la primera pirámide egipcia de caras planas .
En aquella época las pirámides eran algo más. Las grandes construcciones son el producto de sociedades muy centralizadas, con un estado fuerte, y ese fue el caso del Egipto del Imperio Antiguo: la construcción de las pirámides de Gizah coincide con el zenit del poder faraónico, momento en el que se llegó a considerar al rey como un dios. La pérdida del carácter sagrado del faraón y la mayor debilidad de su poder, a lo largo de la V dinastía, coincide con el declive de las grandes pirámides. En este sentido las pirámides son algo más que una construcción funeraria, son un proyecto ideológico que da cohesión al reino y permite la movilización de la población en torno a su clase dirigente. Rodeadas de grandes calzadas, templos y otras tumbas, formaban parte central de complejos funerarios que tenían también un sentido religioso, e incluso cultural y científico, como bien demuestran los enormes conocimientos astronómicos de sus constructores. No olvidemos que los sacerdotes egipcios eran, además de hombres religiosos, hombres de ciencia, los guardianes del saber científico de la época.

Vista aérea de las pirámides de Gizah. En primer término, la Gran
 Pirámide del faraón Keops. Más allá las de Kefren y Micerinos.
De las tres pirámides de Gizah, la mayor de todas es la del faraón Keops, con 146 metros de altura y 230 metros de lado en la base. La pirámide de Kefrén, hijo de Keops, es un poco más pequeña, con sus 215 metros de ancho y 143 m. de alto, aunque durante mucho tiempo se consideró más grande y de hecho aún lo parece, primero por el mayor desgaste de la de keops, segundo porque sus caras tienen una pendiente más inclinada y además se encuentra ubicada en una zona más elevada. La del faraón Micerino es ostensiblemente más pequeña, con sus 103 metros de ancho y 66 metros de altura.
En el interior, a la pirámide de keops se entra por un túnel descendente que se divide en dos pasadizos, uno descendente que conduce hasta una cámara subterránea y uno ascendente que conduce a la Gran Galería, desde la que se abren paso otros dos pasajes: el primero lleva hasta la llamada Cámara de la Reina y el otro hasta la Cámara del Rey, donde se halla el sepulcro del faraón. La Gran Galería es el espacio más impactante de la pirámide, a lo largo de 47 metros de longitud se extiende un pasadizo con una altura superior a 8 metros y casi 3 metros de ancho, cubierto por una bóveda hecha por aproximación de hiladas. Esta construida de granito rojo de Aswan, como también lo está la Cámara del Rey, en cuyo techo se suceden varias cámaras de descarga realizadas con inmensas losas de granito. En su interior, se ubica un sarcófago también de granito, cuyo tamaño delata el hecho de que su colocación se realizó durante su construcción, porque sus medidas son mayores que la puerta de acceso a la estancia.

La Gran Pirámide de Gizah, construida por el faraón Keops.
Estructura interna de la pirámide de Keops (zakstudio.webgarden.es)

¿Qué materiales se utilizaron?
¿Cómo se transportaron?
A partir de la V y VI dinastía, las pirámides se construyeron con materiales más perecederos, que incluían el adobe en sus estructuras. Sin embargo, las Pirámides de Gizah se construyeron de sólidos bloques de piedra, algo que en general ocurría con la mayoría de los edificios funerarios y religiosos, tumbas y templos, del antiguo Egipto, en los que se utilizaban por lo general los materiales más nobles y duraderos. En contraposición, las edificaciones civiles como los palacios, por muy lujosos que fueran, se construían de materiales perecederos como el adobe. Todo ello era un reflejo del escaso valor que la cultura egipcia daba a la vida terrenal frente a la vida eterna.
Aunque la forma en que se desarrolló la construcción de las pirámides es hoy pura especulación, tenemos más conocimientos acerca de los materiales utilizados, de como se extrajeron y como se trasladaron. En la construcción de las Pirámides de Gizah, en concreto de la Gran Pirámide de Keops, se utilizó básicamente la piedra caliza, cortada en grandes y pesados bloques de un peso medio de 2,5 toneladas. En total se utilizaron 2,3 millones de bloques. La estructura de la pirámide se recubría después con piezas de caliza de las canteras de Tura, piedra de color blanquecina y mucho más fina, de fácil pulido, lo que permitía que encajara totalmente, ajustando al milímetro. Tal recubrimiento daba a la edificación un aspecto exterior realmente lujoso y espectacular. La pirámide de keops estaba recubierta con 27.000 bloques de esta piedra, perfectamente pulidos y encajados, que se desprendieron durante un terremoto en el siglo XIV y que después fueron utilizados por los turcos otomanos para sus necesidades constructivas. Hoy podemos ver este recubrimiento solo en el vértice de la pirámide de kefren y sobre todo en la pirámide romboidal de Snefru en Dashur, que conserva su capa externa de piedra casi completa. El granito, un material más perdurable y más noble, se utilizaba especialmente en galerías, pasillos, cámaras funerarias y sarcófagos. Los bloques alcanzaban pesos considerablemente superiores, de hasta 45 toneladas de peso, como ocurre con las losas de granito del techo de la cámara real de keops.

Bloques de piedra caliza de la pirámide de Keops.
En primer término, bloques de piedra caliza de la pirámide de Keops,
 al fondo la pirámide de Kefren, con su cúspide aún cubierta del
 revestimiento de caliza de Tura.
El revestimiento de caliza de Tura aún se conserva en la parte
 superior de la pirámide de Kefren.
La Cámara Real de la pirámide de Keops
está construida con bloques de granito.
La imagen real de las pirámides de Gizah sería mucho más lujosa y
 brillante de la que hoy tenemos. La cubierta de caliza de Tura
 crearía unas caras especialmente planas, blancas y brillantes.
El traslado del material era otra cuestión, en parte solucionada por el propio hecho de que las pirámides de Gizah se encontraban sobre la misma roca que se utilizó para su construcción. Las canteras estaban a unos centenares de metros de las pirámides, lo que minimizo el problema de desplazamiento. Más lejos se hallaban las canteras de Tura, a unas decenas de kilómetros al sur de la actual El Cairo, cerca de Menfis, en la margen derecha del Nilo. Para su traslado se utilizó el río, a través del que se transportaron también los grandes bloques de granito rojo o rosado, extraídos del área de Aswan, a más de 800 kilómetros de Menfis, río arriba. Grandes barcazas trasladaban por el cauce los enormes bloques, aprovechando las épocas de inundaciones. Las pirámides estaban muy cercas del Nilo y la construcción de canales posibilitó que llegaran hasta la misma construcción,
Los egipcios eran buenos navegantes y su tecnología naval era excelente. De hecho nos han llegado embarcaciones enteras, enterradas junto a las pirámides, con una función ritual de favorecer el viaje del faraón navegando por los cielos, ese es el caso de la embarcación ritual encontrada en el lado sur de keops, enterrada en un foso. Algunos relieves nos han mostrado la existencia de grandes barcos de madera que trasladaban pesadas mercancías, como el hallado en el muro de la calzada procesional de la pirámide de Unas, en él se nos mostraba el traslado por barcaza de grandes columnas tumbadas sobre el puente de un barco. En el pórtico del templo de la reina Hatshepsut en Deir el-Bahari (dinastía XVIII) aparecía representado un barco que trasladaba dos enorme obeliscos desde Aswan.

Dibujo que muestra un relieve, en el se representa el traslado
 de columnas en un barco egipcio.
Recreación de un barco del Antiguo Egipto.
Representación de un barco funerario en la tumba de Menna, situada en
 Sheij abd el-Qurna, cerca de Luxor.
Recreación del puerto de Gizah durante la construcción de la Gran
 Pirámide. El transporte de bloques de granito se hizo a través del Nilo.
La extracción de los bloques de piedra en la cantera era tan laborioso e importante como la propia construcción de la pirámide y requería movilizar tantos recursos y esfuerzos como ésta. Conocemos el uso de cinceles, sierras y útiles varios de cobre, madera y piedra. El hierro no había llegado a Egipto en la época de la IV dinastía, de forma que los mazos de madera para golpear y los cinceles de cobre eran la base del trabajo. El cobre resultaba suficiente para trabajar la piedra caliza o la arenisca, pero no para el granito, mucho más duro. En este caso, se cree que se usaron herramientas de dolerita, una piedra muy dura. Otros creen que se utilizó durante mucho tiempo el granito en forma de bloques sueltos encontrados en la superficie.
El trabajo en la cantera se realizaba de arriba a abajo, desgajando los bloques de la roca madre a partir de la talla de brechas de separación donde se introducían cuñas de madera en forma de vigas. En algunos casos, todavía hoy son visibles las señales que con frecuencia éstas dejaban en las piedras.

Recreación del trabajo en una cantera de piedra caliza en el Antiguo Egipto.
Pintura egipcia. Obreros trabajando en la cantera con cinceles y mazos.
Cantera de piedra caliza de Gizah.
Mazo de madera y cinceles de cobre.








Para separar el bloque de piedra de la roca madre se utilizaban cuñas de madera.


Cuando las piedras salían de la cantera había que transportarlas al lugar de la construcción. Todo parece indicar que los egipcios de la época de Keops no conocían la rueda y que ésta fue introducida posteriormente por los Hycsos, que invadieron Egipto hacia el 1700 a.c. La mayoría de los autores aceptan el hecho de que los bloques eran arrastrados por tierra sobre grandes trineos o patines de madera, sobre los que el bloque estaría sujeto con cuerdas. Las piedras eran arrastradas por un grupo de hombres que tiraban de sogas. El trabajo se realizaba sobre una calzada reforzada con madera o tablas, con frecuencia lubricadas con grasa o limo. Con el objetivo de que el patín se deslizase con facilidad, uno o varios operarios, que podían estar encaramados a la misma piedra, tiraban agua con un cántaro para humedecer el suelo y favorecer su deslizamiento, evitando así el rozamiento excesivo de la piedra y el terreno. Si se encharcaba demasiado no avanzaba con facilidad, si estaba excesivamente seco tampoco. Han llegado hasta el presente algunos relieves en mastabas que nos muestran el transporte de esculturas por tal método.

Un grupo de hombres arranca el bloque de piedra caliza de la cantera
 para ser transportado en un trineo de madera.
Grupos de hombres tiraban con sogas de los bloques de piedra, mientras otros humedecían el terreno para reducir el rozamiento y favorecer el arrastre de las piezas. 
Los bloques eran arrastrados hasta el lugar de su colación en trineos.
Se conservan algunos trineos originales de madera, utilizados
 en la costrucción de las pirámides egipcias.
Bloque de piedra sobre trineo. La rampa está reforzada con maderos.
Para evitar el rozamiento en el traslado de los bloques de piedra,
 los obreros humedecían el suelo.
El arrastre de los grandes y pesados bloques de granito requería
 grupos de hombres mucho más numerosos.
Obreros arrastrando objetos de culto con un trineo tirado por cuerdas.
 Bajorrelieve en una mastaba cercana a la Pirámide Escalonada (Saqqara).
(FotoAleph. Ref.54122599)
Pintura mural de la tumba del faraón Djehutihotep. Un nutrido grupo de hombres arrastra una enorme estatua, situada
 sobre un trineo, mientras uno de ellos echa agua delante de éste para ayudar a su desplazamiento.
El dibujo nos muestra la zona de la pirámide durante su construcción. Incluye las canteras, el puerto y los canales,
así como la ciudad construida para los obreros.

¿Quién construyó las pirámides?

La construcción de las grandes pirámides fue con seguridad una labor titánica, sobre todo si tenemos en cuenta los limitados medios de la época. Es evidente que durante muchos años, posiblemente décadas, tuvieron que participar miles de hombres: ¿Quiénes y en qué condiciones?
Obreros arrastrando un bloque de piedra.
Las fuentes clásicas, nos referimos a Herodoto de Halicarnaso en el V a.c., hablan de 100.000 obreros trabajando durante 20 años para construir pirámides como las de Keops y kefren. Sin embargo, la lejanía en el tiempo de estos testimonios nos hace dudar de su veracidad. Es muy posible que la cifra real de trabajadores estables fuera mucho menor y no superara los 20.000 o 30.000, trabajando durante 20 o 30 años. No olvidemos que cualquier catedral medieval de gran tamaño tardó mucho más en construirse, con frecuencia más de dos siglos. Nada más comenzar su reinado, el faraón iniciaba su construcción, contando para ello con un gran arquitecto. Ese es el caso de Hemiunu, miembro de la familia real de keops, su chaty o visir, que ostentaba el título de "Jefe de los escribas del rey" y además el de "Capataz o supervisor de todas las obras del rey". Lo probable es que hubiera cuantiosos equipos de canteros, artesanos y obreros especializados que trabajaran con eficiencia organizados por arquitectos, técnicos y capataces, siendo algunos de ellos muy bien valorados por su valía y capacidad, como demuestra el hecho de que se hayan encontrado tumbas de algunos trabajadores.
Al trabajo se unirían masas enormes de campesinos en los meses de verano, cuando el Nilo se desbordaba, fertilizando como todos los años los campos. Entonces los fellahs ociosos, que no podían trabajar sus tierras hasta que bajaran las aguas y se iniciara la siembra, eran reclutados para el trabajo en la pirámide. Los trabajadores no eran forzados ni maltratados, en contra de lo que generalmente se piensa, y residían en barrios o ciudades cercanas a la pirámides, levantadas específicamente para ellos cerca del lugar de trabajo. Todo indica que recibían ropa y estaban bien alimentados, posiblemente con pescado del Nilo y carne de vaca. Los trabajadores eran personas con un fuerte sentido del deber respecto a su comunidad, con un profundo respeto por la figura del faraón, que convertían su participación en el proceso constructivo en un compromiso colectivo, en todo un acontecimiento festivo y religioso.
Pintura mural que nos muestra la actividad de artesanos y obreros
 de la construcción. Tumba del faraón Rejmira en Sheikh Abd el-Gurma.
Ciudad de los trabajadores en la meseta de Gizah. Excavada por Mark Lehner.
La percepción simplista y tópica que nos sumerge en un Egipto de esclavos maltratados construyendo grandes edificaciones ha calado en el imaginario popular, gracias en parte al cine de Hollywood, pero no es realista. Es indudable la dureza del trabajo y los frecuentes accidentes, las enfermedades de los obreros (artritis, fracturas, problemas vertebrales, etc.), pero su situación era más cercana a la servidumbre feudal que a la esclavitud.
La pirámide suponía un enorme esfuerzo económico para la nación, cuyos gastos se obtenían del pago y recaudación de tributos, e implicaba una enorme organización de los recursos, aspectos todos que requerían de un estado centralizado y fuerte. En este sentido, la construcción contribuyó a cimentar y consolidar un estado capaz de realizar semejante esfuerzo. De hecho las épocas en las que se edificaron las principales pirámides coinciden con los momentos de mayor poder real y mayor centralización del estado. La Pirámide suponía una labor colectiva, unificando tras un gran objetivo a un pueblo como el egipcio disperso por un larguísimo territorio, que iba desde el Mediterráneo hasta Nubia. Se creaba así un profundo sentido de comunidad en torno a la figura del faraón, que se veía reforzada. En este sentido, el egiptólogo Zahi Hawas ha señalado que no era Egipto quien construía las pirámides, sino las pirámides las que construían Egipto.

La visión tradicional sobre la construcción de las pirámides, que nos retrotrae
 a un mundo de esclavos y trabajos forzados, resulta por completo errónea. 

¿Dónde se sitúa? 
¿Cómo se cimenta la construcción?

La construcción de una pirámide debió implicar un enorme esfuerzo organizativo previo, que incluía en primer lugar la creación de unos elaborados planos de todo el complejo funerario, y en segundo lugar la organización de todo lo relacionado con los materiales, la intendencia y la mano de obra. Nos referimos a la leva masiva de artesanos y obreros, la construcción de auténticas ciudades donde éstos debían habitar, la organización de los suministros (alimentos, herramientas, etc.), la elección de las canteras y la organización de la extración y traslado de la piedra, así como una compleja contabilidad que pusiera a disposición de todos estos ámbitos los recursos económicos necesarios.
Después había que decidir la ubicación de la construcción. La tumba debía estar situada al oeste del Nilo, lugar de la puesta de sol, y en una zona elevada, por encima del nivel del río Nilo, lo que evitaba los posibles efectos desastrosos de las crecidas anuales del río. Aún así, debía de estar próxima al curso fluvial, pues eran muchos los materiales que se transportaban a través de él, trasladados después a través de calzadas elevadas hasta las pirámides. Se elegía un emplazamiento sobre terreno rocoso y sólido, pues el peso que debía de soportar era enorme. Ese era el caso de la meseta de Gizah, donde están las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos.
Una vez localizado el emplazamiento ideal, se fijaba la orientación que debía tener la edificación. En este proceso afloraban los grandes conocimientos de astronomía que los egipcios tenían y que también podemos observar en otras sociedades de la Antigüedad y la Prehistoria (Mesopotamia, culturas megalíticas). Se sabe que los sacerdotes egipcios atesoraban enormes conocimientos científicos y astronómicos, y de hecho, era un sacerdote, quizás acompañando al faraón, el que se encargaba de orientar el edificio. Tal sabiduría la demuestra el hecho de que las cuatro caras de la pirámides de Gizah estuvieran orientadas hacia los cuatro puntos cardinales, y además con enorme exactitud, algo difícil cuando hablamos de un edificio tan grande y de un pueblo que no conocía la brújula. Posiblemente los egipcios recurrieron a varios cuerpo celestres como referencia y no solo a la estrella Polar, ya que ésta no se ubica en el norte geográfico de forma exacta, y las pirámides muestran una increíble precisión en su ubicación geográfica.

El sacerdote, con el bey en la mano, observa la aparición y desaparición de
 la estrella circumpolar sobre el muro artificial previamente construido.
En lo relativo a la ubicación de la edificación, una teoría bastante aceptada nos remite al uso de algunos instrumentos, que se usaron para situar el norte geográfico, y de los que hoy se conservan algunos ejemplares -en el museo de Berlín-, el merjet y el bey. El primero era una especie de escuadra plomada, mientras el bey era un bastón que terminaba en su parte superior en una horquilla con forma de V. El proceso comenzaba con la construcción de un muro circular que debía hacer las veces de "horizonte" y que había sido nivelado con el merjet. En el centro se situaba el sacerdote con el bey, utilizado por éste para realizar las mediciones: observaba la aparición de una estrella circumpolar en el horizonte a través de la orquilla del bey e indicaba al asistente que marcara el lugar exacto por el que aparecía, después hacía otro tanto por donde desaparecía. En esta labor el auxiliar utilizaba en la marcación de ambos puntos el merjet. Los dos puntos señalados formaban un ángulo en el que el bey era el vértice, señalando la bisectriz el norte geográfico exacto.
Algunos expertos destacan también el hecho de que exista una correlación entre la situación geográfica de las tres pirámides de Gizah y las estrellas del llamado cinturón de Orión, que se nos muestran alineadas y muy próximas en el cielo nocturno del Hemisferio Norte.

Existe una aparente correlación entre la disposición de las pirámides
 de Gizah y las estrellas del llamado Cinturón de Orión.
Tras ubicar el edificio, el siguiente paso era la cimentación. Se procedía primero a la nivelación del suelo, para lo que se limpiaba la arena superficial y se dejaba la roca viva. Todavía hoy nos resulta sorprendente que pudieran allanar y preparar terrenos tan amplios para la cimentación, pues hablamos de casi 53.000 m2 en el caso de la pirámide de Keops y de 46.000 m2 en el caso de la de Kefren. En general, se cree que para igualar y aplanar el terreno elegido se excavaban unas enormes zanjas a modo de trincheras formando una retícula en cuadrícula, que después eran inundadas con agua. El nivel del agua servía para marcar una cota o altura y la roca que sobresalía era tallada hasta llegar a ella. Una vez vaciados los canales, éstos eran rellenados de escombros hasta dicho nivel. Se conseguía así una superficie horizontal y uniforme y se procedía a la construcción de la cámara subterránea, si la tenía, sino se iniciaba directamente la edificación.
Cada vez más, sin embargo, se está poniendo en cuestión esta teoría, de la que no hay suficientes evidencias arqueológicas. Primero porque no sería aplicable a todas las pirámides, algunas sobre suelos más arenosos, aunque si a las tumbas de Gizah. Por otro lado, este proceso de llenado de zanjas chocaría con la más que posible evaporación del agua antes de que llegara a remansarse. Algunos estudios, además, han puesto en evidencia que la base de la pirámide de Keops no es tan plana como se creía y que esconde un enorme saliente rocoso.
Sistema de zanjas en cuadrícula utilizado para nivelar el terreno
 en el que se había de construir la pirámide.

¿Cómo se construyeron las pirámide? Teorías.

No tenemos ninguna certeza acerca de como se construyeron las pirámides. Al respecto, todo son conjeturas y especulaciones, debido a la falta de referencias, documentos, pinturas, relieves o escritos al respecto. Existen muchas propuestas y teorías, pero ninguna resulta definitiva y en todas abundan las contradicciones, que las hacen vulnerables. No se sabe como se elevaron los bloques en altura, y ni siquiera hay certeza de que estos se colocaran de dentro hacia afuera, como siempre se había sostenido. Existen algunas evidencias y parece seguro que los egipcios de la época desconocían el hierro, la rueda y por tanto la polea, carecían de motores y era complicado el adamiaje a gran escala por la falta crónica de madera en el desierto, aunque es posible que se utilizara para la colocación del revestimiento calizo. Lo normal es que se utilizara la propia pirámide y su estructura escalonada a modo de andamiaje. Parece también evidente que de alguna manera se utilizaron algún tipo de rampas y que en algún momento del proceso de construcción, traslado, colocación de bloques se utilizaran palancas. Parece fuera de toda duda también, como hemos comentado, el uso de la fuerza humana en forma de mano de obra masiva, aunque hoy se cuestiona el número tan grande de hombres que en otras épocas se pensó trabajaron en la construcción.
Precisamente la falta de certezas y la imponencia y complejidad de las obras, que les supone a los egipcios una sabíduría que en teoría no deberían tener, han abierto el camino a que la pseudociencia genere todo tipo de disparates, incluidos la irrupción de culturas extraterrestres. Y es que los hombres tenemos tendencia a buscar explicaciones absurdas cuando no encontramos fácilmente las racionales. En este blog no se pierde el tiempo en su análisis y valoración.

Teorías que señalan el uso de RAMPAS en la construcción.

En las primeras décadas del siglo XX, el egiptólogo alemán Ludwig Borchardt lanzó por primera vez la teoría de la utilización de las grandes rampas en la construcción de las pirámides. Es obvio que éstas se utilizaron en la construcción de grandes construcciones, y de hecho quedan algunos restos en algunas pirámides, no en las grandes de Gizah. Tampoco faltan textos y representaciones que nos evidencia la existencia de rampas constructivas. Herodoto nos habla textualmente de un "camino para conducir piedras" de costosa realización, que tardó una década en construirse y cuya importancia rivalizaba con la propia pirámide, pero es posible que lo confundiera con la calzada de acceso que solían tener dichas pirámides.
Pintura mural que nos muestra el uso de andamiajes (zona inferior)
 y rampas (zona superior) como elementos constructivos
.
 Tumba del faraón Rejmira en Sheikh Abd el-Gurma.
Algunos autores, como Philippe Lauer, defiendieron la existencia de una gran rampa por la que debían de ir subiendo las piedras tiradas por los obreros. Estaría construida con muros de piedra o ladrillo de adobe y podría estar rellenada de piedras, tierra o cascajos. En su parte superior, por donde se deslizaban los bloques de piedra, estaría reforzada por vigas de madera. Hoy esta teoría se encuentra ampliamente cuestionada por el hecho de que el aumento de la altura de la pirámide según se desarrollaba su construcción, implicaría un crecimiento desmesurado del volumen, anchura y altura de la rampa, hasta convertirse ésta en una obra más grande que la propia pirámide. Si estuviera construida de adobe, al ganar altura terminaría colapsando. Por el contrario, si estuviera hecha de piedra podría resistir mejor, pero el coste de montaje y desmontaje sería mayor que el de construir la pirámide. No parece lógico, por tanto, su uso en las grandes pirámides de Gizah.
La teoría de una sola rampa central perpendicular a la pirámide hoy está
 ampliamente cuestionada por la inmensa mayoría de los egiptólogos.
Algunos autores, es el caso del estadounidense D. Dunham, han defendido la existencia de cuatro rampas, que partían de cada una de las esquinas de la base de la gran pirámide y ascendían según ésta cobraba altura. Tres de ellas se utilizarían para subir el material, la cuarta se usaría para descender de vacío y no interferir en el acarreo del material.

Según algunos autores, cuatro rampas que partían de las esquinas de la
 base de la pirámide, ascendían  según ésta cobraba altura.
Una variante de esta teoría sería la de la rampa envolvente, defendida por M. Lehner, que se hallaría adosada a las caras de la pirámide e iría ascendiendo con la propia construcción. Este tipo de rampa externa y en espiral necesitaría muchos menos recursos y su volumen sería sensiblemente menor, aunque resultaría demasiado inestable y frágil. Según algunos expertos, entrañaría además graves dificultades en el proceso constructivo, pues la rampa cubriría las caras de las pirámide, dificultando una percepción global del edificio y un trazado exacto de las obras. Por otro lado, habría dificultad en las esquinas a la hora de maniobrar con los bloques de piedra, especialmente en las zonas elevadas de la pirámide.
La rampa envolvente rodearía la pirámide por el exterior,
 desde la base hasta la cúspide.
La teoría de la rampa envolvente externa tiene todavía hoy muchos defensores. Según sus detractores, sin embargo,
 dicha rampa evitaría una percepción global del edificio durante el transcurso de las obras.
Otra teoría nos habla de rampas perpendiculares pero internas, insertas en la estructura del propio edificio. Partiría una rampa de una cara de la pirámide, llegando al núcleo de la pirámide, que quedaría así atravesado por un corredor descubierto y sin techar. La rampa terminaría llegando a la cara contraria, momento en el que se rellenaría el corredor y se crearía una nueva rampa que desde la zona externa de la pirámide volveria de nuevo a crecer hacia el interior, en dirección a la cara contraria, repitiéndose el proceso hasta alcanzar la pirámide su altura. Las críticas a esta propuesta ponen hincapié en  los problemas de maniobrabilidad con las piedras y en las repercusiones que tal procedimiento tendría sobre la solidez del edificio, especialmente sobre su núcleo constructivo.
La teoría de las rampas tiene una nueva variante, lanzada por el francés Jean-Pierre Houdin en 2007 y que ha sido acogida muy bien por la comunidad científica. El autor rechaza las anteriores propuestas y lanza una teoría sobre la construcción de la pirámide de Keops que incluye la existencia de una rampa exterior perpendicular a la pirámide que sirvió para colocar los bloques de la base de la pirámide, más o menos el primer tercio de ésta, hasta los 45 metros de altura. Se trataría de una rampa que alcanzaría los 400 metros de longitud y una pendiente del 8%. Desde ese punto y hasta la cumbre, se utilizó una rampa interna en espiral, montada en el interior de la pirámide y con un par de metros de ancho. Dicha rampa tendría más de 1,5 kilómetros de longitud y una inclinación del 7%, y por ella se transportaban los bloques de piedra caliza. Los bloques de granito de la Cámara del Rey, demasiado grandes y pesados, fueron previamente colocados y trasladados a través de la primera rampa hasta el corazón de la pirámide en construcción.
Los estudios de microgravimetría han demostrado la existencia de trazos de la rampa interna de la que nos habla Houdin, lo que daría validez a su teoría. El problema estribaría, como en la teoría de la rampa envolvente de Lehner, en doblar las esquinas arrastrando las pesadas piedras. Al parecer las esquinas, donde debían girar los bloques, estaban al aire libre para que así pudieran rotar las piedras con la ayuda de algún tipo de grúa o torno de madera. Solo después, cuando el grueso de la pirámide estaba terminado, se cerraban. Quizás lo más llamativo de la teoría de Houdin sería el hecho de darle sentido y utilidad a la impresionante Gran Galería que conduce a la cámara sepulcral del faraón Keops. Ésta haría la labor de una enorme grúa que con el empleo de contrapesos, permitiría elevar enormes piedras.
Según el autor, este sistema de construcción permitiría ahorrar mucha mano de obra, reduciendo el número de trabajadores a menos de 5.000, frente a los 100.000 a los que desde la época de Herodoto se había hecho alusión.
En una primera fase, la construcción de la pirámide de Keops,
 según J.P. Houdin, implicaría el uso de una rampa.  
La rampa serviría para la construcción de la base de la pirámide.
Una rampa interna envolvería la pirámide según la teoría de J.P. Houdin.
 Por ella ascenderían las piedras, arrastradas por los grupos de obreros.
Las esquinas de la pirámide permanecerían abiertas al exterior.
En las esquinas de la pirámide, un sistema de tornos y grúas harían girar
 los bloques de piedra para poder seguir ascendiendo por la rampa interna.
Estos VÍDEOS muestran algunas teorías sobre la construcción de la pirámide de Keops, prestando especial atención a la propuesta de J.P. Houdin:

             

                             


Teorías que señalan el USO DE MAQUINARIA y artilugios más o menos complejos en el proceso constructivo.

Según esta postura, la misma pirámide serviría como plataforma de trabajo, para lo que sus defensores se apoyan en los testimonios del griego Herodoto. En el Libro II de su magna obra Historia afirmaba: "La pirámide fue edificándose de modo que en ella quedasen unas gradas o poyos que algunos llaman escalas y otros altares. Hecha así desde el principio la parte inferior, iban levantándose y subiendo piedras, ya labradas, con cierta máquina formada de maderos cortos que, alzándolas desde el suelo,..." Cap. CXXIV-CXXV.
Todavía a principios del siglo XX, el uso del Shaduf
 era frecuente en el Egipto rural.
Según esta teoría, se establecían unas gradas o escalones y con máquinas de madera se subían los bloques de grada en grada desde el suelo hasta arriba. En principio, tales artilugios no requerirían ingentes cantidades de madera, que en Egipto no había, por lo que sería posible importarla desde Fenicia. No hay testimonio epigráfico o iconográfico que nos muestre dichas máquinas y lo que está claro es que ni eran de hierro, ni incluían poleas. Algunos expertos se decantan por algún tipo de grúa, otros hacen referencia a estructuras sencillas como el Shaduf, un artilugio aún utilizado en el mundo árabemusulmán para extraer agua de los pozos y ríos. Se trata de una larga pértiga que pivota sobre un punto de apoyo o pilar a cierta altura, en un extremo cuelga el recipiente o cubo para recoger el agua, en el otro el contrapeso, un bloque de arcilla,. Es este último y no la fuerza del hombre el que realiza el trabajo y permite trasvasar el agua del pozo a la acequia o lugar deseado. Una máquina similar aunque de mayor tamaño, pudo ser utilizada en la construcción de las pirámides para elevar escalón a escalón dichas piedras. Sabemos que los egipcios antiguos conocían este artefacto, aparece en algún relieve, aunque no está claro si lo conocían durante el Imperio Antiguo, o si por el contrario fue introducido en el Imperio Nuevo, cuando ya no se construían grandes pirámides.
Otras propuestas ponen el hincapié en el uso de palancas: los sillares se irían subiendo con palancas de escalón en escalón aprovechando la estructura de la pirámide, a modo de escalera. Unos pocos hombres podían alzar los bloques de caliza, de 2,5 toneladas, con estos instrumentos hasta 10 cm., para a posteriori ser calzados. La operación se volvería a repetir sucesivamente hasta alcanzar los 70 cm. que tenía de altura media cada hilada de piedras de la pirámide. Fuera o no así,  lo que si parece claro es que las palancas se utilizaron en algún momento del proceso de construcción, para colocar o ayudar a desplazar los bloques de piedra.
Muchos son los que rechazan estas propuestas que defiende el uso de artefactos y máquinas, al considerar que Herodoto, como los sacerdotes egipcios que le informaron en su viaje al país del Nilo, se limitaron a trasladar las técnicas constructivas utilizada en la Época Clásica al tiempo del Egipto Antiguo.
Interpretación de la construcción de una pirámide según Herodoto.
 Antoine-Yves Goguet, 1820.
El sistema de contrapesos permitiría elevar los bloques de piedra
 de grada en grada, utilizando artilugios de madera.

Esta excelente ANIMACIÓN nos permite conocer todo el proceso de construcción de una pirámide de una manera sencilla y educativa:

PINCHAR AQUÍ PARA VER LA ANIMACIÓN