BLOG DE JOSÉ ANTONIO DONCEL DOMÍNGUEZ (I.E.S. LUIS CHAMIZO, DON BENITO, BADAJOZ)

sábado, 1 de abril de 2023

Ucrania en la Segunda Guerra Mundial: colaboracionismo y Holocausto. Historia de Ucrania y Rusia (Parte V)

Voluntarios de la 14ª División de Granaderos Waffen-SS, también conocida como Division Galizien, compuesta en su totalidad por soldados ucranianos. Fuente: lasegundaguerra.com

El 1 de septiembre de 1939 la Alemania nazi invadía Polonia desde el oeste, dando comienzo la Segunda Guerra Mundial. Aunque Francia y Gran Bretaña reaccionaron de inmediato en apoyo de Polonia, declarando la guerra a Alemania, la reacción de la Unión Soviética no fue la esperada y ante la sorpresa general, no solo no intervino, sino que unas dos semanas más tarde hizo avanzar sus tropas desde el este para encontrarse con los ejércitos alemanes y hacerse con el control de la mitad oriental del país. El reparto de Polonia entre las dos superpotencias, ante el asombro mundial, había sido el fruto de un pacto secreto entre los dos países que había sido firmado previamente en agosto. En virtud de dicho pacto, la Unión Soviética conseguía recuperar las viejas fronteras del Imperio establecidas por Catalina la Grande tras las particiones de Polonia a finales del XVIII, incluida la región de Volinia, y se hacía además con el control de Galitizia y Bukovina, territorios también con mayoría de población ucraniana. Por primera vez en la historia, los territorios occidentales de Ucrania se unían a las regiones centrales y orientales, todos ellos bajo una misma estructura estatal, aunque no fuera la de una Ucrania independiente, sino la de Unión Soviética. El proceso se complementaría en 1944 con la anexión por los soviéticos de la transcarpatia, que estuvo bajo la soberanía de Checoslovaquia en el periodo entreguerras y bajo el control de Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. 

Sin embargo, aunque de mayoría ucraniana, los territorios occidentales recientemente anexionados a la Ucrania soviética en 1939 eran una realidad muy compleja desde el punto de vista étnico y lingüístico. Por un lado, existía una amplia población judía de más de un millón y medio de personas y una minoría de alemanes y rumanos, y sobre todo, polacos, en una región que había estado bajo control de la Segunda República polaca desde la Primera Guerra Mundial.

La Segunda Guerra Mundial comenzó en Polonia, pero poco después se desplazó hacia el norte, a Noruega y Dinamarca, y más tarde, con la Campaña del Oeste, los nazis ocupaban Holanda, Bélgica y Francia en la primavera de 1940. Los alemanes habían aparcado el este de Europa, pero solo de forma temporal, y en 1941 el mundo pudo comprobar que sería allí donde se produciría el gran choque de titanes de la guerra, constatándose que el verdadero y gran objetivo de los nazis era la conquista del este europeo, de las tierras ocupadas por los eslavos en la Unión Soviética. Convergían allí los principales intereses del III Reich. Por un lado, la derrota de la U.R.S.S. significaría la derrota del comunismo y el bolchevismo, enemigo acérrimo del fascismo, por otro lado, los territorios eslavos de Polonia, Ucrania y Rusia eran considerados el ámbito natural de expansión de la raza aria. Ésta había de colonizar nuevos territorios a expensas de los pueblos eslavos que los ocupaban desde hacía siglos, pueblos considerados como una raza inferior, raza que había que esclavizar o exterminar y cuyas territorios serían explotados y colonizados por los arios. En tercer lugar, la expansión hacia el este permitiría a los nazis exterminar al gran enemigo racial, los judíos, pues era en Polonia y la Unión Soviética, especialmente en Bielorrusia y las zonas más occidentales de Ucrania, donde se encontraban las mayores comunidades de judíos de Europa. 

Tras la conquista de los Balcanes en la primavera de 1941, el 22 de junio de ese mismo año se iniciaba la Operación Barbarroja para invadir la Unión soviética y a lo largo de toda la línea fronteriza más de tres millones de soldados alemanes, con miles de tanques y aviones, se lanzaron a una ofensiva descomunal sobre territorio soviético. El avance alemán fue desde el comienzo extremadamente rápido. Aunque las fuerzas estaban inicialmente muy igualadas, la preparación, formación y dirección del ejército soviético, purgado hacia poco en su oficialidad por Stalin, dejaba mucho que desear. Por otro lado, los soviéticos no esperaban en modo alguno la invasión. Stalin había desoído los avisos de su inteligencia e incluso una vez se había iniciado la invasión todavía se resistía a creer lo que estaba ocurriendo. Estaba claro que Hitler había logrado engañarle. Eso se tradujo en caos e inacción inicial en el frente por parte del Ejército Rojo, lo que terminó favoreciendo el avance alemán. Por el norte los nazis se lanzaron sobre Leningrado, por el centro sobre Moscú, mientras que el grupo de ejércitos Sur avanzaba con rapidez por las llanuras ucranianas y a finales de septiembre tomaban kiev, después de un formidable cerco que se tradujo en 600.000 soldados soviéticos prisioneros y cientos de miles de muertos. Un mes después, a mediados de octubre caía la emblemática ciudad de Odessa, en el Mar Negro, tras un largo cerco, y a finales del 31 del mismo mes caía Jarkov, mientras en noviembre se iniciaba el asalto a Sebastopol, la gran ciudad portuaria de Crimea, cuyo asedio se prolongó heroicamente hasta julio de 1942. En diciembre de 1941 los alemanes tomaron Rostov, ciudad clave en el Don, quedando prácticamente toda Ucrania en manos nazis. Estancados en los frente norte y centro, en Leningrado y Moscú, y tras la batalla de Voronezh, los alemanes consiguen avanzar por el frente sur desde Ucrania hasta Stalingrado, donde se desarrollará la batalla más brutal y determinante de la guerra. En esa ofensiva quedarán bajo control nazi los últimos territorios ucranianos orientales que permanecían en manos soviéticas.

Mapa de la invasión alemana de la Unión Soviética hasta finales de 1941. Fuente: socialhizo.com

Colaboracionismo  ucraniano

Durante los años de ocupación militar nazi el territorio ucraniano fue administrado por el III Reich, quedando en su mayoría incorporado al llamado Comisariado Imperial de Ucrania o  Reichskommissariat Ucraine, con la excepción de la región occidental de Galitzia que se integraría en el Gobierno General de Polonia como Distrikt Galizien. Desde un principio, tanto el ejército alemán durante el proceso de conquista del territorio, como posteriormente la administración alemana, encontraron una importante colaboración en algunos sectores sociales ucranianos. Al contrario de lo que la propaganda soviética mostró tras la guerra, el colaboracionismo con los nazis había sido bastante más frecuente de lo que después se ha contado. Aunque la inmensa mayoría de los ciudadanos soviéticos combatieron en los grupos partisanos y en el Ejército Rojo, fueron muchos los que cooperaron con el invasor y las razones fueron múltiples: la simple lucha por la supervivencia, colaborar era un medio de esquivar el hambre y la carestía de la guerra; con frecuencia para los presos de guerra rusos unirse al enemigo era una forma de salir de los terribles campos de prisioneros; en otros casos, estábamos ante puro oportunismo, lo que llevaba a algunos a adherirse al caballo que parecía vencedor; los había que desertaban y se unían a los alemanes para huir del maltrato que sobre los soldados ejercían algunos oficiales soviéticos, muchos de los cuales, de acuerdo con las pautas de Stalin, no mostraban aprecio alguno por la vida de sus hombres; y por último, están aquellos que se unían al enemigo por su rechazo al régimen político de Stalin y la represión vivida durante los años 30 en el país. Entre ellos había muchos que no habían olvidado los traumáticos años de las colectivizaciones y la hambruna, la represión y las purgas políticas, sí como los procesos de rusificación sobre muchas de las naciones de la Unión Soviética. Un ejemplo paradigmático de esta colaboración fueron los llamados hiwis. Hiwi en alemán era la abreviatura del término Hilfswillige o textualmente "Auxiliar voluntario". Los Hiwis fueron la base del llamado Ejército Ruso de Liberación (ROA), dirigido por el general  Andréi Vlásov, creado oficialmente en 1944 y que combatía contra el Ejército Rojo.

En el mapa aparece el Comisariado Imperial de Ucrania, que durante la guerra ocupaba buena parte de la Ucrania actual. Al margen estarían los territorios más orientales, que por cercanía al frente, estarían bajo jurisdicción militar, y al suroeste, el Distrito de de Galitzia, que se englobaba en el Gobierno General de Polonia. Transcarpatia, se hallaría bajo control húngaro y transnistria y Bukovina bajo Rumanía. Fuente: wikipedia

El hecho de que la represión y la hambruna de los años 30 fuera particularmente dura en Ucrania, así como la dura represión nacional sufrida por los ucranianos, hizo que el colaboracionismo con los nazis adquiriera una mayor dimensión que en otras zonas. Sin embargo, tal situación no es tampoco única de los ucranianos, ocurrió también con otros pueblos que habían sufrido con extrema dureza las políticas uniformizadoras de Stalin, ese fue el caso de los tártaros de Crimea, los calmucos o los cosacos, así como los pueblos caucásicos, especialmente chechenos e ighuses. En el caso de todos estos pueblos, como en el de Ucrania, fueron muchos los que combatieron con el Ejército Rojo, pero el hecho de que el colaboracionismo con los alemanes revistiera singular importancia, llevó a Stalin a generalizar su traición y a depurarlos en masa a posteriori, con deportaciones masivas hacia Siberia y Asia Central tras la derrota alemana. 

Recepción y homenaje de las autoridades y la población ucraniana al ejército alemán a su llegada a una población de la Ucrania occidental en el verano de 1941. Fuente: wikipedia.

La importancia de los sentimientos nacionales como elemento antisoviético lo demuestra el hecho de que iba a ser la Ucrania occidental, donde el movimiento nacionalista era tradicionalmente más fuerte y la cultura ucraniana permanecía más viva, la región que se mostraría particularmente afín a los invasores nazis. Allí es donde la mayoría de la población, inicialmente, recibirá a los invasores como liberadores y mostrará su júbilo sin tapujo alguno. Conforme los alemanes avanzaban hacia la Ucrania central y sobre todo oriental, tales muestras de respaldo iban desapareciendo, pasando a la indiferencia o a la hostilidad abierta. Las regiones occidentales de Galitzia y Volinia, además, habían vivido bajo Polonia durante todo el periodo entreguerras y hasta el inicio de la guerra, en septiembre de 1939, no habían sido incorporadas a la Unión Soviética. En ese breve tiempo, la NKVD de Stalin había desarrollado una activa política de represión sobre el nacionalismo polaco y ucraniano en la zona. De hecho, al retirarse el ejército soviético, la NKVD dejó un terrible rastro de prisioneros y disidentes ejecutados. Para el nacionalismo ucraniano esto último sería fundamental y permitiría, no solo justificar sino incluso blanquear los evidentes signos de su colaboracionismo con el invasor nazi. Es difícil conocer la magnitud de las barbaridades que la policía política de Stalin había hecho en las tierras occidentales de Ucrania, donde la hostilidad hacia el régimen soviético era manifiesta y mayoritaria, pero hay que poner en duda las cifras de asesinatos muchas veces manejadas, pues éstas fueron claramente sobredimensionadas por los propios nazis, que cuando ocuparon las zonas se preocuparon de airear y agrandar para debilitar el prestigio del enemigo comunista, y por el nacionalismo ucraniano que pretendía así justificar su colaboracionismo y sus coqueteos con ideas fascistas, así como las matanzas de judíos por ellos protagonizadas y su colaboración intensa en el Holocausto. De lo que no hay duda, es de que dichas matanzas existieron. Tampoco hay duda de que dichos asesinatos masivos de disidentes anticomunistas fueron usados como pretextos por el nacionalismo ucraniano más radical para protagonizar terribles progroms contra la población judía, antes incluso de la llegada de los soldados alemanes y por supuesto después, sirviendo además de brazo ejecutor de las políticas de exterminio nazi en Ucrania.
Fuente: elaboración propia

Stepán Bandera. Fuente: wikipedia
Ese nacionalismo ucraniano radical de la época tenía un nombre, estaba personalizado en la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), que había sido fundado en 1929 por Evguen Konovalets en la Ucrania bajo dominio polaco. Allí luchó por la independencia ucraniana y pronto se convirtió en la organización política ucraniana más importante, pasando a desarrollar también sus actividades en la Ucrania soviética. Eso llevó al asesinato por el NKVD de su líder en 1938 en Holanda. Dividido en dos grandes facciones, la OUN (b), más radical, quedó bajo la dirección de Stepán Bandera, mientras A. Melnik se convirtía en líder de la OUN (m). Tras la invasión alemana, ambas organizaciones rivalizaron y se enfrentaron violentamente por el control del territorio y el ámbito político del nacionalismo ucraniano, aunque poco a poco la OUN (b) se hiría imponiendo a lo largo de la guerra mundial. 


Muchos de los miembros de la OUN (b) se unieron como voluntarios al comienzo de la guerra a los batallones Nachtigall y Roland del ejército alemán, formando parte de la llamada Legión ucraniana, y tras el inicio de la Operación Barbarroja y la invasión de la Unión Soviética, penetraron en Ucrania. El batallón Nachtigall, dirigido por Román Shujévych, participó activamente en progroms de judíos en el oeste ucraniano, junto a muchos civiles y a milicianos pertenecientes a la Milicia Popular de Ucrania, formación paramilitar ligada a la OUN. La OUN y el nacionalismo ucraniano en general, percibió desde un principio que la invasión alemana era una oportunidad para la independencia, al modo de lo acontecido durante la Primera Guerra Mundial. Pero los alemanes tenían otros planes. El 30 de junio la OUN proclama en Lvov (Lviv en ucraniano) la independencia de Ucrania, convencidos de que los alemanes llegarían a aceptarla. Pero no fue así, los nazis rechazaron de inmediato la declaración de independencia y el líder de la OUN (b), Stepán Bandera fue detenido, siendo encarcelado en el campo de concentración de Sachsenhausen hasta casi el final de la guerra, en septiembre de 1944. La detención de Bandera no impidió que la colaboración de los nacionalistas ucranianos con los alemanes se mantuviera, unos y otros tenían demasiado en común: ambos odiaban a polacos, judíos y comunistas.

Roman Shujévych. Fuente: wikipedia

Miembros del batallón Nachtigall en febrero de
 1941. F.: wikipedia













Insignia del Batallón Nachtigall. Véase el aguila nazi y el Trýzub o tridente ucraniano. Fuente: lasegundaguerra.com

Policía auxiliar ucraniana. Fuente: wikipedia
De hecho, serían los nacionalistas ucranianos ligados a la OUN y a la Milicia Popular de Ucrania, los que formarían parte de la clave de bóveda del colaboracionismo ucraniano con los nazis, la Policía Auxiliar Ucraniana o Ukrainische Hilfspolizei, que desde su creación en agosto de 1941 por Heinrich Himmler, actuó en los territorios del Reichskommissariat Ukraine  y en el Distrito de Galitzia, llegando a estar formada por más de 30.000 miembros. La Policía Auxiliar Ucraniana englobaba dos tipos de organizaciones, por un lado las Schutzmannschaft o policía móvil, y la Policía Ucraniana o policía local, especialmente asentada en Galitzia y ciudades como Kiev. Sin ellas, el Holocausto no se hubiera podido desarrollar de la forma que lo hizo en Ucrania y su colaboración resultó fundamental para el trabajo de aniquilación de los einsatzgruppen de las SS. Además, y como veremos más adelante, decenas de miles de ucranianos también ejercerían como guardianes en los campos de exterminio de Polonia.
El colaboracionismo ucraniano se iría resintiendo con el tiempo, especialmente a partir de 1942, cuando se puso de manifiesto el plan alemán para desarrollar el concepto de "espacio vital" o Lebesnbraum. Los pueblos eslavos (polacos, checos, rusos y ucranianos) debían ser exterminados para reasentar en dicho territorio a millones de colonos alemanes o arios. Eran Untermenschen o infrahumanos, racialmente inferiores, y solo un tercio de ellos había de sobrevivir, para convertirse en trabajadores esclavos en la nueva realidad aria. Esa sería la base del llamado Plan General Este o Generalplan Ost, que pretendía cambiar la realidad étnica y demográfica de la Europa central y del este. Como reflejo de esta visión del mundo, los alemanes se mostraron pronto como un ejército ocupante, generalizando el maltrato y el desprecio por la población y procediendo a la deportación de cientos de miles de ucranianos como trabajadores esclavos. Rechazaron igualmente cualquier autonomía para los ucranianos y, por supuesto, se mostraron abiertamente hostiles a cualquier tipo de independencia de Ucrania. Como ocurrió en otras zonas de la Unión Soviética, perdieron una oportunidad de oro de haber obtenido el apoyo masivo de la población, y de hecho, cuando las tropas del Ejército Rojo fueron penetrando en la Ucrania oriental y central fueron recibidas por la mayoría de la población como libertadores.

Miembros del Ejército Insurgente Ucraniano o Ukrayins'ka Povstans'ka Armiya (UPA) Fuente: mezha.media

Nacionalistas ucranianos posan para la foto apuntando a sus víctimas
polacas. Fuente: cinepolaco.com
A partir de 1942 una parte de los miembros de la Policía auxiliar ucraniana empezaría a pasarse a las filas del denominado Ejército Insurgente Ucraniano, en ucraniano Ukrayins'ka Povstans'ka Armiya (UPA), creado en octubre de 1942 como brazo armado de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y que sería dirigido desde octubre de 1943 hasta 1950 por el general Román Shujévych. Nombrado en 2007 Héroe de Ucrania, Shujévych puede ser considerado el prototipo del ucraniano colaboracionista, pues dirigió al inicio de la invasión de la Unión Soviética el Batallón Nachtigall (unidad de ucranianos en el ejército alemán) y estuvo más tarde al mando de un batallón de la Policía Auxiliar ucraniana, teniendo un papel destacado en la represión y asesinato de judíos en Bielorrusia y Ucrania occidental. En Volinia y Galitzia los guerrilleros ucranianos del Ejército Insurgente se enfrentaron a los alemanes a la vez que se enzarzaron en una guerra étnica que no solo iba a afectar a los judíos, sino también a los polacos. El nacionalismo ucraniano decidió iniciar una fortísima limpieza étnica cuyo objetivo final era la ucranización del país, lo que llevó al asesinato de entre 35.000 a 75.000 polacos, aunque algunas cifras hablan de 100.000, especialmente campesinos del mundo rural, primero en Volinia en primavera y verano de 1943, y después, en 1944, en Galitzia. Cerca de medio millón de polacos se verían además desplazados por las matanzas protagonizadas por los ucranianos nacionalistas. El nacionalismo ucraniano, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, ha blanqueado sistemáticamente tales matanzas hablando de una supuesta "guerra campesina" entre polacos y ucranianos en la que el Ejército Insurgente Ucraniano no habría tenido un papel activo. Hoy tales posturas se evidencian del todo inconsistentes. 

Genocidio de Lipniki, perpetrado por el Primer Grupo de la UPA,
dirigido por Ivan Lytwynczuk "Dubowyj", en el que fueron asesinados
 180 polacos y 4 judíos en marzo de 1943. Fuente: cinepolaco.com
Especialmente sangriento fue el mes de julio de 1943, y especialmente el 11 de julio, ese día las tropas de la UPA, con el apoyo de población local ucraniana rodeó y atacó a la vez 99 aldeas polacas en los distritos de Kowel, Wlodzimiers, Horochów y Luck. La matanza fue brutal y salvaje, las aldeas fueron quemadas y los bienes robados, ese día fueron asesinados 8.000 polacos, en su mayoría niños, mujeres y ancianos, con disparos, hachas, cuchillos o cualquier herramienta a mano. La situación se tornó incontrolable cuando la espiral de violencia llevó a la reacción de los polacos: la venganza de la resistencia polaca de la Armia Krajowa o Ejército Nacional Polaco produjo también el asesinato de miles de ucranianos, ante la satisfacción de los alemanes, que estimularon abiertamente el enfrentamiento entre los dos pueblos eslavos, lo que favorecía su posición en el contexto de una guerra caótica en la que también debían enfrentarse a los partisanos soviéticos que actuaban en la zona. Se convertía el occidente ucraniano en el escenario de una terrible batalla campal a cuatro bandas, en la que participaron partisanos soviéticos, guerrilleros polacos y ucranianos y tropas alemanas, a lo que habría que añadir la presencia de una amplísima comunidad de judíos, masacrados y odiados por los tres últimos. 

Pasajeros polacos del tren Belzec-Lvov tirados en el bosque. El 16 de junio de 1944 el maquinista ucraniano detuvo el tren en un lugar desolado en medio del trayecto. Entraron nacionalistas ucranianos y asesinaron a los 50 pasajeros de origen polaco. Fuente: cinepolaco.com

Preparativos para el funeral de los asesinados en el pueblo de Lodzina, cerca de Sanok, hoy al sureste de Polonia. Dos días antes, el 10 de septiembre de 1946, los nacionalistas ucranianos habían quemado el pueblo y asesinado a nueve de sus habitantes polacos. Fuente: cinepolaco.com

Mapa reelaborado por el autor a partir del mapa original. Fuente del original: reddit.com 

Emblema de la División Galizien. F.: wikipedia
A pesar de todo lo dicho, el nacionalismo ucraniano nunca rompió sus lazos de colaboración con los alemanes. Como prueba de ello fue la creación de una unidad militar autónoma de las Waffen SS formada por ucranianos, la 14ª División de Granaderos Waffen-SS, también conocida como División Galizien, por el hecho de que buena parte de sus soldados eran voluntarios de esa región del occidente Ucraniano. Fue creada en mayo de 1943, cuando el ejército alemán empezó a dar claras señales de agotamiento, con un desgaste brutal que derivaba en una falta crónica de soldados. A pesar del rechazo de la Gestapo y de algunas autoridades del régimen como Erich Koch, Gauleiter de Prusia Oriental, así como las reticencias del propio Hitler, que veía con malos ojos una unidad de las SS formada por eslavos, Himler aprobó la creación de la unidad, que combatiría en el Frente ruso en 1944 y después actuaría en la retaguardia, en Eslovaquia y Eslovenia, en la lucha contra los partisanos. Se conformó inicialmente con más de 10.000 soldados y llegó a tener cerca de 18.000 soldados durante su época de mayor auge. Para el nacionalismo ucraniano la División Galizien era una importante oportunidad, pues podría convertirse en el embrión de un futuro ejército nacional ucraniano. A partir de 1944 y ante el avance imparable por el este del Ejército Rojo, los alemanes liberaron a Stephan Bandera, que se asentaría en Berlín para ponerse de nuevo al mando del Ejército Insurgente Ucraniano, recibiendo ayuda organizativa y financiera del gobierno nazi. A partir de ese momento, dicha organización se volcó en combatir a los soviéticos al lado de los nazis de nuevo, llegando a participar en la defensa de Berlín, formando parte de las llamada Volkssturm o milicia nacional alemana que defendía la ciudad. Bandera y los suyos huyeron de Berlín cuando cayó la ciudad hacia las zonas bajo ocupación aliadas. Sin embargo, el caudillo ucraniano no pudo evitar la muerte y en 1959 el KGB soviético lo asesinaba en Munich. Bandera no escondió nunca su ideología autoritaria, cercana al fascismo, su antisemitismo visceral, su ultranacionalismo violento e intransigente, así como su profundo anticomunismo. Por mucho que ahora en Ucrania su imagen sea sistemáticamente blanqueada, haya recibido el título de Héroe de Ucrania y su figura corone cientos de pedestales de estatuas por todo el país, Bandera no puede ser nunca el icono de un nacionalismo verdaderamente democrático.

H. Himmler, Reichsführer de las Waffen-SS, visita a los voluntarios ucranianos de la 14ª División de Granaderos Waffen-SS, conocida como División Galizien. Fuente: lasegundaguerra.com

Miembros de la 14ª División de Granaderos Waffen-SS. Fuente: slaviangrad.es
Desfile de reclutas de la División Galizien
el 18 de julio de 1943 en la ciudad de Lvov.
Fuente: lasegundaguerra.com

La colaboración de los ucranianos nacionalistas y los nazis alemanes fue siempre más allá del plano estratégico. Es verdad que los alemanes se sirvieron de su intolerancia y antisemitismo con el objetivo de exterminar a polacos y judíos en las regiones de Bielorrusia y Ucrania, también es verdad que los ucranianos trataron de apoyarse en el ejército alemán y aprovecharse del contexto de la invasión germana y la retirada soviética para conseguir un triple objetivo: la ucranización de la Ucrania occidental con la limpieza étnica de minorías judías y polacas en su territorio, la expulsión del comunismo y el bolchevismo y la consecución de la independencia política del país. Pero el colaboracionismo ucraniano no solo era algo estratégico, la Organización de Nacionalistas Ucranianos compartía con el nazismo muchos presupuestos ideológicos: por un lado, se trataría de una ideología autoritaria e intolerante a nivel político, cercana al fascismo, cuya esencia sería un ultranacionalismo violento e intransigente, por otro lado, estaríamos ante un profundo antisemitismo con raíces históricas y un anticomunismo casi obsesivo, fruto de la terrible huella que durante los años 30 había dejado en Ucrania el régimen de Stalin. No hace falta decir, que todos éstos son principios compartidos por el nazismo alemán.

El Holocausto judío en Ucrania

Más allá de la pervivencia de un antisemitismo de gran arraigo, es difícil encontrar justificación para los progroms ejercidos en Ucrania occidental por los nacionalistas ucranianos. El vacío de poder dejado por la retirada soviética y los asesinatos cometidos por la NKVD de Stalin, desembocaron en las crueles matanzas de judíos que se produjeron en muchas ciudades ucranianas, tal fue el caso de Tarnopol, Brzezany o Lvov. Los judíos fueron convertidos, al estilo medieval, en el chivo expiatorio, en los culpables de la represión estalinista. Siguiendo los principios de la "conspiración judeo-bolchevique" tan propia del fascismo, se les adjudicó el sambenito de colaboradores con los soviéticos y el antisemitismo de siglos hizo el resto. 

En Bielorrusia, Polonia y Ucrania, especialmente en el occidente del país, se encontraban las comunidades judías más importantes de Europa. Tradicionalmente, en los últimos siglos tanto el estado polaco, cuando existió, como el Imperio ruso o el austriaco, habían marginado y discriminado a la población judía: se habían cercenado sus derechos civiles, en ocasiones se había impedido su migración hacia las ciudades, en general se había limitado su acceso a determinados empleos y a estudios  universitarios. En ocasiones, la marginación se tornaba odio y entonces se imponía la violencia sobre los judíos, en forma de asesinatos, saqueos y progroms. Al contrario que en Europa occidental, los judíos de estas zonas vivían en gran parte en comunidades rurales, manteniendo su religión, su cultura y su propio idioma, el yiddish, de forma que la mayoría de los nacionalismos de la zona los concebían como un obstáculo en el proceso de construcción nacional, en el que de hecho, en la mayoría de los casos, no participaban. Por otro lado, con el proceso de urbanización de finales del XIX y principios del XX, muchos judíos se había desplazado a las ciudades y se habían secularizado, incorporándose al movimiento obrero e integrándose en partidos socialistas y comunistas. El caso más conocido fue el de Leon Trotsky, uno de los líderes bolcheviques de la Revolución Rusa de 1917, pero hubo muchos otros. De todos modos, la mayoría de la población judía del este de Europa siguió durante el primer tercio del XX al margen de los procesos de construcción nacional o del desarrollo del movimiento obrero, viviendo en pequeñas ciudades o en el mundo rural, apegados a su religión y valores tradicionales, los cuáles habían dado cohesión a las comunidades y les habían permitido resistir a lo largo de la historia en un ambiente hostil de discriminación y progroms

 Judíos charlando en la puerta de una tienda en Krasilov, Ucrania (1916-17). Fuente: anuario.amijai.org

La Primera Guerra Mundial y el periodo entreguerras fue terrible para los judíos. Durante la Gran Guerra los lugares donde se asentaban las principales comunidades judías (Polonia, Ucrania o Bielorrusia y Lituania) se convirtieron en zonas de combate, lo que volvería a suceder durante la Guerra Civil Rusa y la Guerra ruso-polaca, en la que los judíos se vieron en medio del fuego cruzado de todos los bandos, que ejercieron sobre ellos una violencia brutal, con saqueos y matanzas. Tanto los ejércitos blancos del general Denikin y las fuerzas militares polacas, como el Ejército Nacional Ucraniano encabezado por Symon Petlyura y su estado independiente (1917-1921), volcaron sus odios sobre los judíos, siendo decenas de miles de ellos asesinados. Aunque la caballería cosaca del general Budionni protagonizó algunos actos de violencia antisemita, en general el Ejército Rojo permaneció al margen de gran parte de los excesos y no empleó la violencia sistemática contra los judíos. Es más, entre los bolcheviques había muchos judíos urbanos secularizados, y además, como ideología, el comunismo aborrecía de la tradición antisemita del cristianismo europeo y no buscaba la construcción de estados nacionales sino la unión de pueblos bajo el comunismo, por lo que las comunidades judías y su fuerte personalidad cultural y lingüística no suponían ningún obstáculo inicialmente, salvo en lo que respecta a su componente religioso. Los bolcheviques abolieron buena parte de las leyes segregacionistas, los judíos vivieron una intensa represión en el ámbito de lo religioso, como el resto de los ciudadanos de la Rusia soviética, pero se les reconocieron sus derechos civiles y pudieron disfrutar de una increíble libertad cultural. Por eso, y en general, la postura de las comunidades judías no fue de hostilidad abierta hacia el bolchevismo, al menos no en la medida que sí desarrollaron los nacionalistas rusos, polacos o ucranianos. Tal realidad, unida al indudable peso que la élite intelectual y urbana judía tuvo en las organizaciones socialistas y comunistas en buena parte de Europa central y oriental, sería la base sobre la que el fascismo y el ultranacionalismo de la época cimentarían la supuesta conexión entre bolchevismo y judaísmo, a la que se le dotó de un aura conspirativa sin igual. 

El antisemitismo visceral de los nacionalismos de la Europa oriental se desataría del todo durante la Segunda Guerra Mundial, lo que se hizo especialmente evidente en Ucrania. Tras la retirada del Ejército Rojo, en la ciudad de Tarnopol, en la Ucrania polaca, se descubrieron fosas comunes con cientos de disidentes políticos ucraniano ejecutados por el NKVD. Los dirigentes locales, ligados a la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) azuzaron entonces a la población contra los hebreos de la localidad y el 24 de junio los paramilitares nacionalistas de la Milicia Popular Ucraniana entraron en las viviendas de los judíos y mataron a muchos de ellos, mientras la mayoría eran conducidos por las calles hasta las fosas comunes de los asesinados por los soviéticos, donde tras extraer y sacar los cadáveres, fueron introducidos y asesinados a golpes y palazos. Más de 1.000 judíos murieron brutalmente. Una situación similar se reprodujo en Brzezany, mientras en Zlockzow, tras descubrirse los cadáveres de los ucranianos asesinados por los soviéticos en el castillo de Zolochiv, los judíos de la ciudad fueron conducidos a la fortaleza, donde milicianos ucranianos los torturaron y asesinaron. Curiosamente, en estos casos, la llegada del ejército alemán frenó temporalmente la matanza, que después estimularían de forma más sistemática los SS. No fue este el caso de uno de los más terribles progroms realizados en Ucrania, el de la ciudad de Lvov, la capital de Galitzia. Tras la retirada soviética, el 30 de junio, se encontraron miles de cadáveres, muchos de ellos con signos evidente de tortura. Turbas de ucranianos salieron entonces a las calles con palos y cuchillos y condujeron a millares de judíos hasta la fortaleza de la ciudad donde fueron obligados a enterrar a los ucranianos asesinados. Después, fueron conducidos entre humillaciones y violencia de nuevo hasta la urbe, donde fueron asesinados en plena calle a base de golpes y cuchilladas. Un total de 4.000 judíos fueron brutalmente asesinados. La llegada del ejército alemán esta vez no frenó las matanzas, porque con los soldados venían unidades de las SS y la unidad de voluntarios ucranianos del Batallón Nachtigall, que ejecutaron a otros 3.000 judíos. Todavía Lvov viviría otra matanza más. En los llamados "Días de Petliura" (coincidieron con el aniversario, el 25 de julio de 1941, de la muerte de Simón Petliura, uno de los grandes líderes histórico del nacionalismo ucraniano), una población imbuida de exaltación nacionalista y patriótica se echó a la calle. La commemoración supuso el linchamiento público de miles de judíos, muchos de ellos niños, mujeres y ancianos, que fueron desnudados, humillados y golpeados públicamente, entre la mofa y divertimiento general, para después muchos de ellos ser fusilados o asesinados con palos y armas blancas. Al menos 2.000 judíos perdieron la vida en tales sucesos. Es así, como los alemanes pudieron constatar muy pronto el enorme antisemitismo de los ucranianos, especialmente en las zonas más occidentales de Ucrania, precisamente donde las comunidades judías eran más numerosas, e intentaron estimularlo y encauzarlo adecuadamente a sus intereses.

Mujeres judías son linchadas por nacionalistas ucranianos en las calles de Lvov en julio de 1941. Uno de los agresores empuña un cuchillo. Fuente: eurasia1945.com

Mujer judía golpeada en el suelo durante el progroms de Lvov de julio de 1941. Fuente: vitag.es

Agresión a judíos durante el progroms de Lvov de julio de 1941. Uno de los agresores porta una espada. Fuente: eurasia1945.com

Mujer aterrorizada es linchada durante el progroms de Lvov de julio de 1941. F.: vintag.es


Mujer judía semidesnuda y herida durante el progrom de Lvov en julio de 1941. F.: vintag.es

Una mujer judía y su hija en el suelo tras ser golpeadas por nacionalistas ucranianos durante el progrom de Lvov de julio de 1941. F. vintag.es

Linchamiento de un judío en las calles de Lvov en julio de 1941. Fuente: storymaps.arcgis.com

Un anciano judío se arrastra en el suelo tras ser herido durante el progrom de Lvov de julio de 1941. Fuente: vintag.es

Un judío es maltratado y humillado ante la estatua de Lenin
 durante el progrom de julio de 1941. Fuente: reddit.com 

Mujer judía semidesnuda maltratada en 
las calles de Lvov en julio de 1941.
F.: independientespanol.com
Mujer judía desnudada públicamente bajo
las mofas de los ucranianos, detrás uno de
ellos porta una espada. F.: eurasia1945.com 
eurasia1945.com

Progrom de Lvov durante los llamados "Días de
Petlyura". Una mujer judía corre aterrorizada y
un niño la sigue con una porra. F. Wikipedia.

Judío golpeado en las calles de Lvov durante
el progrom de julio de 1941. F.: Wikipedia.

Judíos antes de ser asesinados por los nacionalistas ucranianos durante el brutal progrom de Lvov de julio de 1941. Puede verse en primer término a muchos de ellos heridos. Fuente: storymaps.arcgis.com

Fragmento de la foto anterior. Fuente: storymaps.arcgis.com

Con las tropas alemanas, a Ucrania llegaron los Einsatzgruppen, en alemán "grupo de operaciones", que eran auténticos escuadrones de la muerte, escuadrones de ejecución itinerantes conformados por miembros de las SS, que tenían la función de realizar funciones de limpieza del territorio ocupado por los nazis en el este de Europa, lo que implicaba el asesinato de gitanos, judíos, comunistas y comisarios políticos, todo ello sin respaldo legal ni judicial. La incansable actividad de los Einsatzgruppen en Europa oriental se tradujo en el asesinato de cerca de un millón y medio de personas. La labor de estos grupos en Ucrania fue realmente intensa, poniendo en marcha todo un programa de exterminio de los judíos de la zona: los alemanes llegaban y ocupaban una ciudad o pueblo, confinaban entonces a la población judía en algunas calles o un guetto y establecían un Judenrat o asamblea  judía que se encargaría de controlar a la población del guetto judío. A partir de ese momento, los judíos eran obligados a estar identificados con un distintivo propio. Un tiempo después se procedía a su ejecución sistemática, siendo trasladados a lugares concretos para ser asesinados. La mayor matanza se produciría en el barranco de Babi Yar, cercano a Kiev, donde fueron asesinados buena parte de los judíos de la ciudad entre el 29 y el 30 de septiembre de 1941 -más de 33.000 judíos-. Se trató de la que fue una de las mayores matanzas de civiles de la Segunda Guerra Mundial. La decisión fue tomada por el General Kurt Eberhard, gobernador militar, por Friedrich Jeckeln, obergruppenführer de las SS y comandante de la Policía del Grupo de ejércitos Sur, y por Otto Rasch, Comandante del Einsatzgruppe C.

Tras hacer retroceder a los alemanes hacia el oeste, los soviéticos recuperaron en 1944 la ciudad de Kiev y desenterraron más de 14.000 cadáveres en el barranco de Babi Yar. Fuente: yadvashem.org

Un policía alemán dispara sobre civiles judíos en Ivangorod (Ucrania) en 1942. Fuente: historia.nationalgeographic.com.es

Un miembro de las Waffen SS dispara a un judío ante una fosa común
 en Vinnitsa (Ucrania), en julio de 1941. Fuente: wikipedia.

Judíos forzados por las SS a cavar su propia tumba en Sboriv (Ucrania) en julio de 1941. Posteriormente fueron ejecutados. Fuente: wikipedia.


Una madre y sus hijos antes de ser asesinados en Lubny,
 Ucrania, el 16 de octubre de 1941. 
F: yadvashem.org
En su macabra labor, los Einsatzgruppen contaron con la inestimable ayuda de la Policía Auxiliar Ucraniana o Ukrainische Hilfspolizei, creada en agosto de 1941 por Heinrich Himmler, que actuó en los territorios del Reichskommissariat Ukraine y el Distrikt Galizien. En gran parte, sus fuerzas se nutrían de miembros de la Milicia Popular de Ucrania, ligada a la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN). Sin ellas, el Holocausto no se hubiera podido desarrollar de la forma en que lo hizo en Ucrania y su colaboración resultó crucial: registro y detención de judíos, realización de redadas, vigilancia armada de los guetos, organización y carga de los convoyes de judíos en dirección a los puntos de ejecución e incluso participación en tales procesos de ejecución, aunque fuera en laboresuente auxiliares. Muchos de los miembros de la Policía Auxiliar Ucraniana se unirían más tarde al Ejército Insurgente Ucraniano, que nacía como el brazo armado de la OUN. Sus fuerzas serían además protagonistas del genocidio perpetrado contra la minoría polaca a partir de 1943 en Volinia y más tarde en Galitzia, que supuso el asesinato de cerca de 100.000 polacos y el desplazamiento de medio millón de ellos huyendo de las matanzas.

El 13 de octubre de 1941 se producía una matanza de judíos en la ciudad ucraniana de Miropol. Más de 450 judíos fueron asesinados por los einsatzgruppen de las SS. En la foto una madre y su hijo son asesinados por dos policías ucranianos a los que acompañan dos guardias de frontera alemanes. F.: United State Holocaust Memorial Museum

Capítulo aparte sería el destacado papel desempeñado por los ucranianos en la represión y vigilancia de los campos de concentración y exterminio nazi ubicados en Polonia. Decenas de miles de ucranianos fueron reclutados como guardias de dichos campos, la mayoría de los cuales eran antiguos prisioneros de guerra renegados, que se incorporaban a la maquinaria represiva nazi para salvar el pellejo y salir de los campos de prisioneros alemanes, donde los soldados soviéticos sufrían unas durísimas condiciones de vida. En general los alemanes reclutaban como guardias a bálticos (lituanos, estones, letones) y ucranianos, porque muchos de ellos eran profundamente anticomunistas y antisemitas, por lo que su compromiso y lealtad era más que evidente. Después se les entrenaba en campos de prisioneros como el de Trawniki en Polonia. En concreto, en este campo de prisioneros soviéticos se crearon instalaciones en septiembre de 1941 para el entrenamiento de auxiliares, y de los 5.000 que allí se formaron la mayoría eran ucranianos. Una vez formados como soldados auxiliares o Hilfswilligense incorporaban después a sus funciones. Tuvieron un papel relevante en la lucha contra los partisanos en Polonia, así como en redadas y evacuación de ghettos judíos polacos, siendo fundamentales en la aniquilación de los levantamientos judíos en guettos como el de Varsovia o Bialystok. Sin embargo su papel más destacado fue el de guardias en campos de exterminio como Belzec, Sorbibor o Treblinka. En estos campos el personal de las SS no excedía de los 20 o 30 miembros, siendo esencial la ayuda de los guardias auxiliares, que suponían buena parte del personal de los campos, con más de 100 efectivos. 

Himmler saluda a los guardias auxiliares en Trawniki (julio de 1942). Fuente: annefrank.org 

Guardias entrenados en Trawniki cuyo destino sería el campo de exterminio de Belzec (1942-43). Fuente: annefrank.org

Guardias del campo de exterminio Sobibor, en Polonia. Una parte importante eran ucranianos, muchos de ellos prisioneros de guerra soviéticos procedentes del campo de entrenamiento de Trawniki. Fuente: sobibor.de
Campos de concentración y exterminio nazis. Fuente: elaboración propia.

Reflexiones finales

Son muchos los que en Ucrania, y fuera de ella, están en la actualidad maquillando los hechos pasados que aquí hemos narrado. El nacionalismo ucraniano actual, con importantes raíces en el de entreguerras, está siendo blanqueado en aras de la derrota del invasor ruso. Occidente se ha involucrado en una guerra que trasciende la vieja vendetta entre dos nacionalismos históricos, el ruso y el ucraniano, una guerra entre la unilateralidad que salió del fin de la Guerra fría y los deseos de Rusia, compartidos con otras potencias, por implantar un nuevo orden mundial basado en la multilateralidad. Esa batalla implica el apoyo sistemático a Ucrania para frenar el crecimiento de Rusia como nueva potencia mundial. Para justificar ese apoyo sin paliativos, en Occidente se ha procedido a olvidar el pasado y el presente del nacionalismo ucraniano. Ucrania es una realidad con dos caras, una rusa y otra ucraniana, y el nacionalismo ucraniano desde la independencia, y especialmente desde los acontecimientos de 2014, ha pretendido borrar la primera y se ha embarcado en un exitoso proceso de ucranización. Eso ha implicado un lavado de imagen histórico. Personajes como Bandera o Shujévich han sido convertidos en Héroes de Ucrania y sus nombres están en plazas, avenidas y estadios, mientras sus estatuas decoran los espacios públicos de muchas ciudades. Sus figuras han sido depuradas e idealizadas y se han convertido en simples luchadores por la libertad de la Patria. Se asume con orgullo que lucharon en la II Guerra Mundial contra nazis y soviéticos por igual, lo que es más que discutible, como se evidencia tras la lectura de esta entrada del blog; se minimiza el colaboracionismo ucraniano con los nazis y se justifica como reacción frente a los crímenes de Stalin; se olvida la limpieza étnica de polacos durante la guerra y, sobre todo, el papel fundamental del nacionalismo ucraniano en el Holocausto nazi. 

Aficionados del club de fútbol FC Karpaty Lviv
en honor a la División Waffen-SS Galizien (Lviv,
Ucrania, 2013). Fuente: military-history.fandom
A la vez, en la Ucrania de hoy en día, las agrupaciones fascistas ucranianas, sin apenas presencia en el parlamento, pero omnipresentes en la calle y en el ejército, van adquiriendo creciente protagonismo amparados por el Estado, grupos paramilitares fascistas que fueron determinantes en la llamada por muchos como Revolución del Maidán o Euromaidán, aunque el proceso, bien analizado, no fue muy diferente de cualquier otro golpe de estado. En los disturbios del Maidán tuvo su eclosión la ultraderecha fascista ucraniana, organizaciones como Svoboda, Prâviy Sêctor (Sector Derecho) o el Batallón Azov, famoso por su resistencia numantina en la ciudad de Mariupol en la guerra del 2022, y que hoy se haya incorporado al ejército como parte de la Guardia Nacional de Ucrania. Estos grupos fueron responsables de posibles crímenes en el Donbass durante la guerra de 2014 y matanzas como los asesinatos de ciudadanos prorrusos en la Casa de los Sindicatos de Odessa en 2014. Aunque con escaso peso en los organismos representativos del país, se convirtieron desde el golpe de estado del Maidán en una punta de lanza del nacionalismo ucraniano, empeñado con éxito desde entonces en un proceso de ucranización, que ha supuesto en los últimos años la ilegalización de partidos considerados prorrusos o de sentimiento soviético, el cierre de medios de comunicación en lengua rusa y la discriminación del  idioma ruso en la educación, lo cual ha sido especialmente evidente en el oriente ucraniano, donde el ruso sigue hoy siendo la lengua dominante. 

Cuando, durante la Guerra con Rusia, el ejército ucraniano pasó a la ofensiva y comenzó a reconquistar pueblos y ciudades en otoño de 2022 -ese fue el caso de Jerson-, algunos asistimos horrorizados a un hecho que se hizo cotidiano: en las plazas de dichas localidades, junto a la bandera ucraniana solía ondear la rojinegra del antiguo Ejército Insurgente Ucraniano, hoy símbolo del nacionalismo radical ucraniano, que comparte no solo el legado sino la ideología de sus predecesores. Si sorprende que Rusia hable de desnazificar Ucrania, a todas luces una exageración, cuando no un despropósito, porque es evidente que la Ucrania actual no es un régimen fascista, aunque desde luego, tampoco lo es democrático en el sentido estricto; a mí me sorprende aún más que un presidente de origen judío, Volodímir Zelensky, consienta que aquellos que asesinaron de forma cruel y masiva a su gente en los años del Holocausto, puedan hoy ser homenajeados como héroes, y sus herederos políticos campar a sus anchas por el país que gobierna. 

Manifestación en Madrid en contra de la invasión rusa de Ucrania (febrero de 2022). La mayoría de los participantes son ucranianos. Obsérvense las banderas rojinegras ultranacionalistas junto a las de Ucrania. Fuente: 20minutos.es

Manifestación del partido ultraderechista Sbovoda en las calles de Kiev en enero de 2022. Los asistentes portan antorchas para conmemorar el nacimiento de Stephan Bandera. Omnipresentes los colores rojinegros del Ejército Insurgente Ucraniano de la década de 1940. Fuente: diariopopular.com.ar

Homenaje a Stephan Bandera en Lvov en enero de 2022. Fuente: sueddeutsche.de

Marcha en honor de la División SS Galizien celebrada en kiev el 28 de abril de 2021. Fuente: reddit.com