BLOG DE JOSÉ ANTONIO DONCEL DOMÍNGUEZ (I.E.S. LUIS CHAMIZO, DON BENITO, BADAJOZ)

martes, 14 de noviembre de 2017

La industria en España: Factores, evolución y situación actual

España es el segundo fabricante de automóviles de Europa. Fábrica FORD en Almussafes (Valencia). Fuente:social.ford.es
El sector secundario es el sector de la economía que transforma la materia prima, que es extraída o producida por el sector primario, en productos elaborados, para ser consumidos directamente, o semielaborados, que serán consumidos por otras industrias, utilizando para ello una fuente de energía. Incluye la industria, la construcción y la obtención de energía.

1.    FACTORES DE LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL

PRINCIPALES FACTORES DE LOCALIZACIÓN

La industria tiende a localizarse en los espacios que le aportan ventajas a la hora de producir y obtener rentabilidad, reduciendo los costes y aumentando los beneficios. No todos los factores tienen la misma importancia, dependiendo del tipo de industrial y de la época en la que nos encontremos. Los factores “clásicos” de localización industrial serían:
- La proximidad a las materias primas y las fuentes de energía.
- La existencia de un mercado de consumo grande, mucha población con alto nivel de renta.
- Existencia de abundante mano de obra, ya sea barata o bien cualificada.
- Existencia de infraestructuras y equipamientos necesarios para el funcionamiento de las empresas, especialmente de un sistema de comunicaciones y de transporte bien desarrollado que permita la entrada y salida de materias primas, fuentes de energía y productos elaborados.
- Disponibilidad de suelo abundante y barato.
- Disponibilidad de capital o capacidad para atraerlo.
- Existencia de sectores de apoyo, es decir, de empresas auxiliares industriales, centros de investigación, empresas de servicios (gestión, publicidad, etc.) o de mantenimiento (talleres de reparación), sin las que la actividad de una empresa industrial no puede desarrollarse.
- La política industrial del Estado y las administraciones públicas, que pueden favorecer la implantación industrial en determinadas áreas mediante la concesión de incentivos (subvenciones, suelo barato, creación de red de infraestructura, etc.).
Estos factores hacen que la industria se concentre en determinadas zonas, que a su vez atraen a otras industrias dependientes o relacionadas con las ya existentes (economías de aglomeración). En estas aglomeraciones las empresas industriales se benefician de las economías externas, ventajas que reporta un entorno a una empresa.


Factores clásicos de la localización industrial. Fuente: geohistoriarte.wikispaces.com.

Estos factores han variado de importancia con el tiempo y según los sectores. La industria pesada tradicionalmente ha estado más ligada a las zonas de extracción de materias primas y fuentes de energía, mientras las industrias de bienes de consumo se encontraban más próximas a los núcleos urbanos. Sin embargo, esto tiende a cambiar. Hoy, la globalización y el desarrollo de los transportes y las comunicaciones ha permitido que la industria se aleje cada vez más de las materias primas y de los núcleos de consumo. Cada vez es menos importante la distancia aunque crece el valor de la accesibilidad (por ejemplo, la industria pesada situada en los puertos). La mano de obra sigue siendo importante, ya sea por abundante o cualificada. Hoy, sin embargo, es fundamental el acceso a la innovación o la información (proximidad a los centros de investigaciones, las infraestructuras de comunicaciones y telecomunicaciones, a determinados servicios, a un entorno empresarial avanzado tecnológicamente, a una zona receptiva a los cambios, a la creatividad, etc.).

MATERIAS PRIMAS

Las materias primas son los recursos naturales que una vez transformados se convierten en productos elaborados o semielaborados. Pueden ser de dos tipos:
- Materias primas de origen orgánico: proceden de la actividad agroganadera (algodón, lino, lana, leche, carne, pieles, etc.) o forestal (madera, corcho, etc.). España es deficitaria en algunas de ellas, como el algodón o la madera.
- Materias primas de origen mineral: se encuentran en la superficie terrestre y se concentran en yacimientos o concentraciones de mineral. Su extracción se realiza en canteras y minas. Existen varios tipos:
-     Minerales metálicos (hierro, cinc, plomo, cobre). Su destino es la industria básica o pesada (siderometalúrgica o química) y de transformación.
-        Minerales no metálicos (cuarzo, caolín, etc.) se usa en la construcción y la industria química.
-        Rocas industriales (arcillas, caliza, granito, mármol, pizarra, etc.) se emplea sobre todo en la construcción.
España fue históricamente un importante productor de minerales metálicos, pero a principios del XX los yacimientos se agotaron. Hoy en su mayoría han de ser importados del exterior. No es el caso de las rocas industriales, de las que somos exportadores.


Canteras de mármol de Macael, en la almeriense sierra de Los Filabres. Fuente: viajes.elmundo.es.


FUENTES DE ENERGÍA

Fuente: Wikipedia
Las fuentes de energía son elementos naturales que una vez tratados permiten generar trabajo mecánico con el que transformar materias primas, mover máquinas o desplazar medios de transporte. Desde el siglo XVIII, con la revolución industrial, el modelo industrial y económico se basó en el uso de fuentes de energía no renovables (son agotables y su génesis o proceso de formación requiere millones de años, siendo un proceso mucho más lento que el de su extracción y consumo). Las más importantes son  combustibles fósiles como el carbón o el petróleo. Debido a que son contaminantes están relacionadas con el calentamiento global actual. La solución al problema medioambiental está en la racionalización del consumo y en el desarrollo creciente de las energías renovables (inagotables, porque no desaparecen al generar energía y permiten una utilización indefinida), nos referimos a la energía solar, eólica, biomasa, hidráulica, geomotriz o mareomotriz. España es una potencia mundial en las dos primeras.
La energía la podemos clasificar también en energías primarias (constituidas por fuentes de energía tal y como se encuentran en la naturaleza, que no pueden utilizarse directamente, sino que necesitan un proceso de transformación) y energías secundarias (obtenidas por transformación de las fuentes de energía primarias, en luz, calor y electricidad).

La situación energética de España viene marcada por tres factores:

- Continuo crecimiento de la demanda energética desde los años 60, vinculado al crecimiento económico e industrial y al aumento del nivel de vida.
- Déficit energético muy marcado, debido a la escasez de recursos energéticos como el carbón, petróleo y gas natural, que hay que importar  en su mayoría del exterior.
- Desarrollo importante de las energías renovables como forma de enfrentar el problema medioambiental del calentamiento global y evitar la dependencia exterior.

Fuentes de energía no renovables

CARBÓN: fue básico durante las primeras fases de la revolución industrial, hasta las primeras décadas del siglo XX. En el caso de España, el aislamiento favoreció su uso hasta la mitad del siglo XX. El carbón español siempre fue caro de extraer y de mala calidad, pero se benefició por su carácter estratégico de un fuerte proteccionismo estatal, que lo protegió de la competencia de otros carbones mejores y más baratos. Hoy se utiliza sobre todo en la siderurgia y especialmente en la producción de electricidad en centrales térmicas. Los principales yacimientos todavía existentes están en la cornisa cantábrica (León, Asturias, Palencia) En la actualidad el carbón español vive una fuerte crisis: las empresas son pequeñas y de escaso nivel tecnológico, los yacimientos son poco rentables (de mala calidad y difíciles de explotar) y la UE fomenta otros sectores menos contaminantes, restringiendo las ayudas tradicionales que el Estado ha dado el sector. España importa hoy el 45% del carbón.
PETRÓLEO: es la clave del sistema energético actual, siendo utilizado en la producción de electricidad (centrales térmicos), calefacción y transportes.  España es muy deficitaria e importa el 98% del crudo que consume. Se produce algo en Castellón y Tarragona, mientras el yacimiento de Burgos se ha cerrado en el 2017. En contrapartida, España es una potencia en refinado, con 10 refinerías (Jerez, Huelva, Tarragona, Bilbao, Castellón, Cartagena, Puertollano, La Coruña, entre otras). Es muy contaminante.
GAS NATURAL: es menos contaminante que las anteriores, por lo que en épocas de calentamiento global como las actuales, y ante el descrédito creciente de la energía nuclear, está en plena expansión. En España apenas hay, por lo que necesitamos importarlo, sobre todo de Argelia y el norte de África. España tiene seis plantas de regasificación (Cartagena, Barcelona, Bilbao, Huelva, Ferrol o Sagunto).
ENERGÍA NUCLEAR: las centrales nucleares utilizan uranio enriquecido. España extrae uranio de su territorio, pero dependemos de la tecnología de enriquecimiento de Francia o EE.UU. España cuenta con siete reactores nucleares (Valdellós I y II, Ascó I y II, Almaraz I y II y Trillo, permaneciendo la central de Garoña inactiva), que producen el 20% de la energía eléctrica española. Desde mediados de los 80, el país decretó una moratoria nuclear que frenó la construcción de nuevas centrales. La opinión pública es muy hostil a dicha energía, debido al peligro de escape radioactivo (Chernobyl o Fukushima), la dificultad de almacenamiento de los residuos (almacén de El Cabril) y los elevados costes de construcción y mantenimiento. Hoy existe un debate sobre la necesidad de retirar la moratoria nuclear y la prolongación de la vida útil de las centrales (cuarenta años), debido a que la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero y puede ser servir para hacer frente al cambio climático.

Fuente: mapa de elaboración propia.




Fuentes de energía renovables

LA ENERGÍA HIDRÁULICA: es la de mayor tradición, basada en la construcción de embalses y saltos de agua que mueven turbinas y producen electricidad. Se desarrolló sobre todo en los años centrales del XX con la construcción de embalses en los grandes ríos (Tajo, Duero, Ebro o Guadiana) y minicentrales eléctricas en las cordilleras principales. Hoy la producción de energía hidráulica permanece estancada, debido a las grandes fluctuaciones de la producción por la alternancia de años secos y húmedos y la no construcción de nuevos embalses por su impacto sobre el paisaje y el mundo rural.
El desarrollo de las otras energías renovables es muy reciente, aunque la mejora tecnológica y la reducción de los costes ha permitido su expansión, favorecida por el apoyo del estado en la primera década del siglo XXI, lo que ha convertido a España en una potencia en el sector. Aun así, contrasta el desarrollo de la eólica, solar y biomasa, con la escasa importancia de la mareomotriz y la geotérmica.
LA ENERGÍA EÓLICA: se obtiene mediante aerogeneradores que aprovechan la fuerza del viento y se han extendido especialmente por zonas altas y costeras como Galicia, estrecho de Gibraltar o las cordilleras interiores. España es la segunda productora europea después de Alemania.


LA ENERGÍA SOLAR: usa la incidencia de la radiación sobre paneles fotovoltaicos, y su crecimiento es aún más reciente, aprovechando la gran cantidad de horas de luz y la elevada insolación del sur español. Se desarrolla en Canarias, Andalucía, Baleares, Extremadura y Castilla-La Mancha. España es el tercer productor europeo.
LA ENERGÍA DE BIOMASA: emplea como materia prima productos agrarios, forestales o ganaderos para lograr combustibles por fermentación (biogás o biodiesel).

Las principales plantas de biomasa en España se encuentran en Huelva. Fuente: huelvared.com.

















2. NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA (1855-1975)

La primera revolución industrial llegó a España de forma tardía y débil, y cuando lo hizo, la industrialización del país estuvo marcada por su concentración geográfica en zonas como Asturias, País Vasco o Cataluña.
Tal situación se debió a una serie de condicionantes negativos: falta de capitales, escaso nivel tecnológico y escasa cualificación de la mano de obra (ligada al elevado analfabetismo), la existencia de un mercado pobre (formado por campesinos con bajísima renta) y desarticulado (falta de una red de transporte adecuada), inestabilidad política y conflictos militares (Guerra de Independencia, pérdida de las colonias, guerras carlistas, pronunciamientos militares, etc.), una sociedad muy rural con una estructura social arcaica (oligarquía terrateniente y una gran masa de campesinos pobres).
A pesar de todo, desde mediados del siglo XIX (1840) se consolidó un núcleo industrial textil en Cataluña y más tarde un núcleo siderometalúrgico en Asturias, ligado a la explotación de minas de carbón. A finales del siglo XIX, durante la Restauración, se desarrolló una potente industria siderometalúrgica en el País Vasco, especialmente en Bilbao. Detrás estaba la existencia de grandes yacimientos de hierro, que era exportado sobre todo a Inglaterra.
La falta de capitales y tecnología resultó evidente en la puesta en marcha de un sistema moderno de ferrocarriles y en la explotación de los recursos mineros, dos claves para el desarrollo industrial del país. Se recurrió a capitales extranjeros en ambos casos. La ley de ferrocarriles permitió crear una importante red ferroviaria, con capitales sobre todo franceses, pero se construyó una red ineficiente, con trenes lentos y caros. La ley de bases de minas vendió a los extranjeros la riqueza minera española (España era a finales del siglo el mayor productor europeo de minerales metálicos) y las minas rentables fueron explotadas por empresas extranjeras (un ejemplo fueron las minas de cobre de Riotinto en Huelva, explotadas por los ingleses).

Minas de Riotinto.Terminal del ferrocarril hacia Huelva (fondo-BNE) Fuente: www.spanishrailway
              
En este vídeo se resume brevemente el proceso de industrialización del siglo XIX en España

El primer tercio del siglo XX estuvo marcado por el crecimiento económico y el desarrollo industrial, en el contexto de un proceso continuo de urbanización y modernización. La pérdida de las colonias a partir de 1898 supuso un duro golpe para la industria española, al perder el mercado colonial, pero aun así, el proceso de industrialización prosiguió al calor de un fuerte proteccionismo del estado, que protegió a la industria de la competencia exterior. La Primera Guerra mundial marca una inflexión importante, ya que el conflicto permitió el incremento de las exportaciones y el desarrollo del tejido industrial. Para entonces, ya agotadas las minas españolas, la mayoría de las empresas extranjeras habían abandonado el país.
Durante los años 20 y a pesar de la conflictividad social y la inestabilidad política el crecimiento industrial fue imparable, y especialmente durante la época de Primo de Rivera, beneficiada por la buena coyuntura internacional y la construcción masiva de obras públicas y carreteras, lo que mejoró las comunicaciones.
Sin embargo, este crecimiento se desarrolló sobre el mapa industrial anterior y consolidó los desequilibrios territoriales, con zonas muy industrializadas y otras totalmente agrarias (Castilla, Extremadura y Andalucía).
Durante la II República la coyuntura no fue buena: la crisis internacional del 29 y la inestabilidad política influyeron negativamente en el crecimiento industrial, pero a pesar de todo, en España se consolidaba el crecimiento industrial. Fue la guerra civil la que truncó la fase expansiva de la industria española.
Durante la posguerra, España permaneció como un país empobrecido y aislado internacionalmente, que carecía de la tecnología y las materias primas necesarias para el desarrollo industrial. El estado desarrolló entonces una política autárquica, que buscaba el autoabastecimiento y que suponía un fuerte intervencionismo estatal. El gobierno creó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941, con el que buscaba desarrollar una política industrial a nivel nacional, con empresas como ENDESA, ENSIDESA O SEAT, que pertenecían a sectores diversos: eléctrico, metalúrgico, automovilístico, petroquímica o naval.
Solo la apertura al exterior a finales de los años 50 y la llegada de ayuda americana, cambio la situación de ruina industrial y económica. Con el plan de estabilización de 1959, la economía se liberaliza y se abre al exterior, España inicia un proceso de crecimiento industrial y económico, es el “desarrollismo” de los años 60. El desarrollo se basó en la entrada de inversiones extranjeras favorecidas por la mano de obra barata y la llegada de capitales gracias a las remesas enviadas por los emigrantes españoles en Europa y los ingresos del turismo, con los que se costearon los gastos en tecnología y energía.
Durante los años 60 se pusieron en marcha los llamados Planes de Desarrollo y los niveles de crecimiento fueron muy altos, cimentados en el crecimiento de sectores como la construcción o el automóvil. Sin embargo, surgieron problemas derivados de la polarización geográfica del crecimiento industrial en las zonas ya industrializadas: Madrid, Barcelona o el País Vasco. Tratando de contrarrestar tal situación se crearon los polos de desarrollo, que trataban de estimular el desarrollo de otras zonas (Sevilla, Vigo, Zaragoza, Huelva, Valladolid) y que solo funcionaron en parte. 

Área de almacenamiento de los Seat 600 en los años sesenta, en la antigua fábrica de la Zona Franca de Barcelona. A principios de los años 70 uno de cada cuatro coches que circulaban en España era un 600. Fuente: elpaís.com


A principios de los años 70, España se había convertido en un país industrializado:
- El sector agrario pierde peso y la industria y los servicios se convierten en la base de la economía.
- La industria española se diversifica, con nuevos sectores al margen del textil o la metalurgia: química, naval, agroalimentaria, automovilística, etc.
- Desarrollo de las infraestructuras de comunicaciones y transporte (aeropuerto, carreteras, ferrocarriles, etc.).
- Aumento del consumo de energía por los hogares y la industria. Este será un grave problema, debido a la dependencia energética del país.
- España se convierte en un país urbano. El desarrollo industrial se centró en las ciudades lo que produjo un fuerte éxodo rural.


España hizo durante los años 60 y 70 un enorme esfuerzo por mejorar las escasas infraestructuras de transporte y comunicaciones. Terminal de pasajeros del aeropuerto de Barajas construida en los años 60. Fuente: urbanity.cc


3. CRISIS Y RECONVERSIÓN INDUSTRIAL (1975-85)
                         
La crisis industrial, que afectó a todos los países industrializados a partir de 1975, incidió especialmente en la industria española debido a sus debilidades estructurales. Entre las causas de la crisis están las siguientes:
Causas externas:
- Subida del precio de la energía (petróleo) y las materias primas.
- Cambios derivados de la tercera revolución industrial: en la tecnología (surge la microelectrónica, la informática o las telecomunicaciones), en los sectores industriales (desarrollo de nuevos sectores como la aeronáutica) o en los sistemas de producción (más flexibles, frente a las grandes fábricas con sistema fordista).
- Diversificación de la demanda (nuevos productos, de más calidad y con más diseño), a la que hay que adaptarse.
- Proceso de globalización de la economía y surgimiento de nuevos países industriales en Asia, que compiten en sectores tradicionales (textil, naval o  metalúrgico), con mano de obra más barata y precios más competitivos. Se inicia un proceso de deslocalización industrial hacia esas zonas.
- Este proceso de deslocalización y la crisis general provoca una reducción de las inversiones extranjeras en nuestro país.
Causas internas:
- Con el desarrollo del país aumentaron los costes laborales (salarios, seguridad social, impuestos, etc.) lo que desvió el capital extranjero hacia otros países.
- Deficiencias de la estructura industrial española: escasa tecnología, especialización en sectores tradicionales que consumían mucha energía (los más afectados por la crisis), elevada dependencia energética del exterior.
Consecuencias:
- Incremento del paro (pasa del 1,1% en 1970 al 22% en 1985), bajada del consumo interno, problemas sociales.
- Crisis fuerte de los sectores tradicionales, que demandaban mano de obra abundante y grandes cantidades de energía (metalurgia, naval, textil, etc.). Por ello, la crisis afectó especialmente a zonas como la cornisa cantábrica o Cataluña.


Altos Hornos de Vizcaya en 1964. En los años 60 el sector siderúrgico se hallaba en plena pujanza. Su falta de competitividad obligaría, durante los años 80, a un fortísimo proceso de reconversión. Fuente: Barakaldo.Digital.com

El petrolero Afran Odissey en los astilleros ferrolanos de Atano. 1975. Fuente: astanofene.blogspot.com.es





La respuesta a tal situación fue la puesta en marcha de una política de reconversión industrial, comprendida como un conjunto de medidas políticas y económicas encaminadas a realizar un ajuste, modernización y mejora del sistema productivo industrial. Las medidas puestas en marcha fueron de tipo financiero (subvenciones, créditos), fiscal (deducciones fiscales) y laboral (jubilaciones anticipadas, fondos de formación de empleo, etc.). El proceso de reconversión industrial conllevó dos tipos de acciones: reconvertir la industria más afectada por la crisis y reindustrializar las zonas que más industria habían perdido.
- Había que reconvertir la industria más afectada por la crisis, reformándola para adaptarla a las nuevas condiciones y hacerla competitiva: ajuste de la oferta a la demanda (reduciendo la producción y especializándose en los productos con más demanda), saneamiento financiero de las empresas, reducción de las plantillas de trabajadores, modernización tecnológica y aplicación de nuevos sistemas de organización y gestión.
Afectó sobre todo a sectores como la siderurgia de Asturias o el País Vasco. Algunos altos hornos se cierran, en otros se reduce la plantilla. Se introdujo nueva tecnología y mejoró la productividad, pero surgió una fuerte crisis social (paro) en esas zonas. La competencia asiática obligó a renovar los astilleros, la mayoría públicos, con más de 15.000 empleos perdidos en los astilleros de la cornisa cantábrica y Cádiz. La renovación tecnológica en el textil supuso la pérdida de 180.000 empleos entre 1975 y 1983, afectando a la zona valenciana y catalana.


- Por otro lado, se trató de reindustrializar las zonas más afectadas por la reconversión, potenciando la modernización tecnológica de las empresas y diversificando la industria con nuevos sectores como la industria punta. Con estos objetivos se crearon, a partir de 1983, Zonas de Urgente Industrialización o ZUR (afectaron a la cornisa cantábrica, Barcelona, Madrid o Cádiz), que atraían inversiones con la concesión de ayudas financieras y fiscales, cesión de suelo para instalaciones, etc. Su influencia resultó limitada y no generó el empleo previsto (el paro se convirtió en un problema nacional).

Horno nº 1  de los antiguos Altos hornos de Vizcaya en Sestao. Hoy está en proceso de restauración por el Instituto de Patrimonio Cultura de España. Foto: Joaquin Cárcamo. Fuente: patrimonioculturavasco.com



4. SITUACIÓN ACTUAL DE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA

ESPAÑA se encuentra entre las primeras potencias industriales del mundo. Hasta principios del siglo XXI era la novena potencia industrial, aunque el surgimiento de nuevos países industrializados como la India, Rusia y Brasil, la han relegado a una posición menos importante. A pesar de todo, hoy está entre las 15 potencias industriales más importantes, siendo la quinta de la Unión Europea. Su renta per cápita está en 30.000 dólares (datos del Banco Mundial), el 23º puesto en el ranking mundial.
En el 2015, el 17,1% del PIB español se generaba en la industria. Si le unimos el 5,5% de la construcción, tendríamos un 23,6 % del PIB generado en el sector secundario. En términos de empleo (13,6% de empleo industrial y 5,8% en la construcción).
Su peso ha ido disminuyendo en las últimas décadas en detrimento del sector servicios (75% del PIB), debido a la reconversión industrial y al proceso de terciarización de las economías desarrolladas. A pesar de todo, la importancia de la industria es mayor de lo que reflejan sus cifras, debido a unos factores: por un lado, la productividad del trabajo en la industria es mayor que en los otros sectores, por otro lado, muchas empresas de servicios (ingeniería, diseño, servicios informáticos, transportes, etc.) dependen de la industria como cliente, finalmente, la industria es el sector que más invierte en I+D (investigación y desarrollo tecnológico), por lo que es básico para la modernización económica de un país.


Fuente: cmapspublic3.ihmc.us




Rasgos básicos de la industria española en la actualidad

La industria española actual está determinada por el proceso de globalización, un proceso de integración de la economía mundial, por el que todos los países están relacionados entre sí e integrados en un sistema económico global de libre mercado y grandes dimensiones. Este proceso está determinado por la reducción de las distancias, gracias al desarrollo de los transportes y a los medios de comunicación como internet, lo que permite que se intercambie información, productos, capitales y empleo con total facilidad. Un ejemplo son las multinacionales, empresas que reparten su actividad en varios países o los espacios de libre comercio y mercados comunes como la U.E., en la que se integra España.
Sobre esta base, la situación actual de la industria española se caracteriza por:
- Como consecuencia de la globalización, la industria española sufre un proceso de deslocalización hacia países con salarios más bajos, menos controles ambientales y menos impuestos (países del Este de Europa y oriente asiático).
- Sufre además la competencia feroz de muchos de los productos elaborados en dichas zonas, cuyos menores costes suponen también precios más bajos (algo evidente en el sector naval, el metal, el textil o el calzado).
- La crisis de principios del siglo XXI ha ahondado en estos problemas al reducir el peso y la demanda interna, hasta ese momento fundamental, y hundir la demanda de productos industriales del sector de la construcción.
- A ello hay que unir la excesiva dependencia energética, ya que se importa buena parte de la energía que se consume, especialmente petróleo y gas natural.
- Otro problema es la dependencia tecnológica del exterior debido a las escasas inversiones en investigación y desarrollo, I+D. Como consecuencia, hay que importar la tecnología, con altos costes, o atraer a multinacionales extranjeras.
- Dimensión de las empresas poco adecuada: la inmensa mayoría son pequeñas o medianas, y su pequeño tamaño no permite grandes inversiones en I+D.
- Escasa adaptación de la mano de obra y del sistema educativo a las demandas empresariales (Formación profesional).
- Estas carencias se muestran en una balanza comercial de productos industriales negativa: España importa más de lo que exporta.
- La consecuencia principal de esta estructura es una productividad baja y una limitada competitividad, que consolida a España en una posición semiperiférica en el contexto internacional.
- Aumento de los desequilibrios territoriales con la expansión de la industria punta y el desarrollo de los parques tecnológicos, que se concentran en las áreas más dinámicas.  
- La integración en la UE ha tenido efectos positivos y negativos. Por un lado, ha supuesto el fin de las políticas proteccionistas y ha obligado a suprimir subvenciones a sectores poco competitivos, ahondando en su crisis; por otro lado, ha introducido una exigente legislación medioambiental que ha aumentado los costes de las empresas. Sin embargo, la UE ha tenido influencias positivas sobre sectores más competitivos y abiertos al exterior como el automóvil ya que se han multiplicado las inversiones procedentes de países europeos, además la Unión Europea ha destinado importantes fondos para compensar desequilibrios geográficos y favorecer la inversión en determinadas zonas.

A pesar de todo, las perspectivas de futuro son esperanzadoras. La industria española vive un continuo proceso de adaptación y remodelación. La crisis del XXI y el hundimiento del mercado interno, le ha hecho mirar más hacia afuera y buscar los mercados exteriores, mejorando su competitividad. Para ello han bajado los salarios, pero también se ha hecho un esfuerzo en innovación y diseño, consciente de que la clave está en la originalidad y en la calidad para competir. Junto a ello, se ha producido un claro proceso de diversificación, que busca adaptarse a la demanda, del que es un ejemplo el desarrollo de sectores como el aeronáutico, sectores punta o el agroalimentario.

Principales sectores de la industria española actual

Las actividades industriales se agrupan en sectores que se pueden identificar por varios aspectos. Si se tiene en cuenta el destino final de los bienes producidos, la clasificación más habitual, distinguimos entre:
·        La industria base ocupan el primer eslabón en la cadena industrial, pues transforma la materia prima en productos semielaborados que, a su vez, son empleados como materia prima por otras industrias. Un ejemplo es la industria pesada[1] (industria petroquímica o siderúrgica).
·        La industria de bienes de equipo fabrica herramientas y maquinaria que son utilizadas por otras industrias en sus procesos fabriles y por tanto, necesarias para la transformación de las materias primas en bienes elaborados o semielaborados.
·        Las industrias de bienes de uso y consumo transforman materias con distinto grado de elaboración en bienes que son usados o consumidos directamente por la población.

Igualmente, los sectores industriales pueden dividirse considerando sus características generales, de este modo, distinguimos entre los sectores industriales maduros o tradicionales, los sectores dinámicos y los sectores punta.

a)  Sectores tradicionales o maduros

Fueron claves en el proceso de industrialización de la primera y segunda revolución industrial a lo largo del siglo XIX y XX. Hoy se ven afectados por la competencia de otros países con mano de obra más barata, la falta de competitividad, los cambios en la demanda o las exigencias de la política de la UE que obliga a reducir las subvenciones. Incluye:
- Industria siderurgia. Altos hornos de fundición de metal, generalmente grandes empresas, que tras la dura reconversión de la década de 1980 y 1990, pervive sobre todo en Asturias y en menor medida en el País Vasco. Hoy las empresas han reducido su tamaño, se han modernizado, privatizado y fusionado con empresas europeas, diversificación de producción y aumentando la calidad.


 Instalaciones de AcelorMittal de Sestao, antes Acería Compacta de Bizkaya.  Este alto horno fue el único que sobrevivió en la zona al proceso de reconversión industrial acontecido en los años 80. Fuente: el país.com

- Industria metalúrgica de transformados metálicos que fabrica maquinaria y herramientas, formada generalmente por pequeñas y medianas empresas que se localiza en País Vasco o Cataluña.
- Industria de electrodomésticos. En estrecha relación con las anteriores, la competencia feroz extranjera le ha obligado a una fuerte reconversión, sufriendo además un proceso de deslocalización continuo hacia otros países con mano de obra más barata. A pesar de todo, en los últimos tiempos, el sector está alcanzando altos niveles de productividad y competitividad, ligado a grandes empresas multinacionales, lo que ha permitido su expansión, así como el aumento de las exportaciones. Esta industria está implantada en el País Vasco, Cataluña, Madrid y Zaragoza.

En Zaragoza se concentran algunos de los principales centros de producción e investigación de la multinacional BSH Electrodomésticos España. Esta empresa incluye marcas como Siemens, Bosch o Balay. Fuente: www.expansión.com


- Industria naval. España se convirtió desde los años 60 y gracias a sus astilleros, en una potencia mundial, con grandes empresas públicas, que se situaban sobre todo en cornisa cantábrica, Galicia y Cádiz. La reconversión fue brutal. Hoy las empresas se han privatizado, han reducido tamaño y empleo y se han modernizado tecnológicamente para ser más competitivas. El sector, a pesar de todo, vive con grandes dificultades, por la competencia internacional y el control sobre las ayudas de la UE.


Astilleros de Santander (Astander). Fuente: www.cantabrianegocios.es

- El sector del textil, cuero y calzado. Tradicionalmente importante, sobre todo en Valencia y Cataluña, está marcado por el predominio de empresas de pequeño tamaño. Ha sufrido una crisis brutal debido a la competencia de otros países con mano de obra más barata. El futuro del sector pasa por la diversificación, la calidad de los productos y el diseño.


Fuente: www.ebury.es
b) Sectores dinámicos

Son industrias con buenas perspectivas de futuro, cuyos productos tienen una demanda creciente. Se caracterizan por la innovación tecnológica y la importancia del capital extranjero, a veces ligado a empresas multinacionales (un ejemplo es la industria del automóvil). Las empresas multinacionales o transnacionales son las que no solo realizan sus actividades en el país de origen, sino que también realizan sus actividades mercantiles o de producción en otros países, en los que a veces tienen la mayoría de su negocio.
- El sector automovilístico es muy importante. España es el segundo mayor productor de automóviles de Europa, y uno de los mayores fabricantes del mundo, aunque el sector está en manos de grandes empresas multinacionales. Fue uno de los grandes motores de la industrialización de los años 60 y su importancia radica en su gran capacidad de exportación, en la gran cantidad de empresas pequeñas y auxiliares que dependen de ellas como proveedoras de componentes, así como en las importantes inversiones en I+D. Se halla muy distribuida por España, (Madrid, Valencia, Vigo, Zaragoza, Valladolid, Cataluña, etc.).


Plantas de fabricación de vehículos en España. Fuente: soymotor.com


Fuente: elaboración propia.

- El sector químico incluye la petroquímica y química base, asociada a grandes complejos industriales ligados a las refinerías de petróleo (Huelva, Cartagena o Tarragona) y la química de transformación (farmacéutica, pinturas, fertilizantes) con empresas mucho más pequeñas, distribuidas por toda España, aunque concentradas sobre todo en las regiones industriales como el País Vasco, Cataluña o Madrid.

Complejo petroquímico de Tarragona. Fuente: www.diariodelpuerto.com.
- El sector agroalimentario engloba a las empresas que transforman los productos agrícolas, ganaderos o pesqueros, aplicándoles un proceso para su conservación o bien transformándolos para producir productos de consumo para la alimentación humana o animal, o para ser utilizados en otros procesos industriales (vinos, embutidos, lácteos, harinas y galletas, azúcar o conservas y mermeladas). Son importantes en zonas de regadío (hortalizas y frutas), en zonas de costas como Galicia (conservas) o en la meseta (galletas). Su expansión está ligada al creciente aumento de la demanda del mundo urbano. Conviven industrias pequeñas con grandes multinacionales nacionales o internacionales.

Linea de producción de la empresa Gullón en la villa galletera de Aguilar de Campo (Palencia), donde también se encuentra asentado el grupo galletero Siro. Fuente: www.abc.es.
c) Sectores de industria punta

La industria punta incluye a los sectores en plena expansión y crecimiento, relacionados con la tecnología (microelectrónica e informática, telemática, automatización, instrumentos de precisión, biotecnología). Requieren grandes inversiones en tecnología y deben estar a la última en investigación si quieren ser competitivas. Se sitúa en zonas muy dinámicas, en el entorno de áreas metropolitanas como Barcelona y Madrid. Entre ellas destacan los llamados parques tecnológicos o científicos, surgidos siguiendo el ejemplo de Silicon Valley en California (EE.UU.).
Estos espacios reúnen centros de investigación y empresas de los sectores más innovadores. En el aspecto urbanístico se ubican en parcelas pequeñas sin necesidades grandes de espacio, con un entorno paisajístico verde y agradable, con servicios complementarios (administrativos, telecomunicaciones, centros de reuniones, etc.) y buenas infraestructuras (accesibilidad) que comunican con la ciudad y el aeropuerto. Existen en ellos edificios destinados a servir como incubadoras de empresas, es decir, a albergar a empresas innovadoras durante los primeros años de su desarrollo. Se pretende que sirvan de locomotora del entrono local atrayendo a otras empresas y difundiendo innovaciones al entorno.
Los principales parques tecnológicos españoles son Tres Cantos en Madrid, Vallés en Barcelona, Paterna en Valencia o Zamudio en Vizcaya.

Parque tecnológico de Zamudio en Vizcaya. Fuente: www.channelbiz.es

Distribución geográfica de la industria española

 La localización industrial en España presenta fuertes desequilibrios territoriales, que tienen raíz histórica. Desde la primera revolución industrial, se concentró en determinadas zonas, algo que con el tiempo se fue agudizando. Hoy esa tendencia aumenta porque los sectores punta y más dinámicos tienden a localizarse en las zonas más avanzadas.Esta desigual distribución de la industria provoca a su vez otros desequilibrios al influir en el reparto de la población sobre el territorio, de la riqueza y de la dotación de infraestructuras o equipamientos, así como en el peso político de una región.

a) Áreas industriales desarrolladas

Incluye las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, donde se sufrió la reconversión de los sectores tradicionales, pero que hoy se consolidan como centros industriales gracias al desarrollo de los sectores más dinámicos y de la industria punta. Es una industria muy diversificada y donde se mezclan las PYMES y las grandes empresas, con grandes multinacionales españolas y extranjeras que han establecido en estas dos zonas sus sedes sociales. Hoy sus parques tecnológicos son los más dinámicos. Especial importancia y expansión tienen aquí las coronas industriales de los grandes núcleos (la zona del Llobregat en Barcelona, el valle del Nervión en Bilbao o el  suroeste de Madrid) que se reconvirtieron y son ahora muy dinámicas.


La Zona Franca de Barcelona es la mayor zona industrial de toda España. Fuente: www.abc.es






En esta área podríamos hoy incluir al País Vasco, que tras sufrir un duro proceso de reconversión de la industria tradicional en la que se había especializado, hoy se ha recuperado gracias a la diversificación industrial, la llegada de industria punta y la puesta en marcha de parques tecnológicos como el de Zamudio en Vizcaya.

El País Vasco sufrió duramente la reconversión industrial, pero en los últimos tiempos ha sabido reinventarse y apostar por las nuevas tecnologías. Un ejemplo es Bilbao y su proceso de regeneración urbanística. Fuente: IHMCPublic Cmpas


b) Áreas y ejes industriales en expansión

En rojo las zonas industriales de la provincia de Zaragoza.
Es visible el peso del corredor del Ebro como  eje económico.
 Fuente: www.enciclopedia-aragonesa.com
Desde las grandes áreas industriales consolidadas se ha producido una difusión de la industria a través de ejes o corredores que se hallan bien comunicados con los centros españoles y con los del sur de Europa, lo que ha atraído industrias nacionales e internacionales. Los dos más importantes son:
- El eje del valle del Ebro aprovecha los beneficios geográficos de su situación entre el País Vasco y Cataluña, y la fácil accesibilidad con la Meseta y Madrid.
- El eje costero mediterráneo va desde Girona hasta Murcia y acoge una industria muy diversificada que se beneficia de la existencia de un potente mercado con altas densidades de población y del efecto dinamizador del turismo.
Existen otros ejes secundarios igualmente dinámicos como los que salen de Madrid hacia las zonas cercanas de Castilla-La Mancha, es el caso del corredor de Henares hacia Guadalajara o el que va hacia Toledo. Igualmente hay que señalar el que une Burgos con Valladolid por la autovía, el eje del Guadalquivir desde Cádiz y Huelva hasta Sevilla y Córdoba, o el eje Ferrol-Vigo en Galicia.

Planta de Renault en Valladolid.  La industria del automóvil es uno de los pilares del eje industrial castellano Burgos-Palencia-Valladolid. Fuente: www.Motor3punto0.com

 c) Espacios industriales en declive

Son zonas muy especializadas en sectores tradicionales y maduros como la siderometalurgia o el sector naval, con grandes empresas que sufrieron la reconversión de fines del XX y que en su caída arrastraron a las pequeñas y medianas empresas que de ellas dependían. La bahía de Cádiz, la cornisa cantábrica y Galicia son un ejemplo. El País Vasco ha salido prácticamente de esta situación de crisis y ha sabido reconstruir su tejido industrial sobre nuevas bases.
El declive industrial de Asturias es debido a su especialización en sectores maduros como el siderometalúrgico, que han sufrido en los últimos tiempos una continua reconversión. Planta gijonesa de AcelorMittal. Fuente: www.elcomercio.es






















  d)  Espacios de industrialización escasa

Incluye extensas zonas del interior de la Península y las islas. En ellas se mezcla la ausencia de tradición industrial con densidades de población muy bajas y lejanía de los grandes núcleos urbanos dinámicos. Un ejemplo es Extremadura o La Mancha (excepto las zonas cercanas a Madrid). Habría que añadir a estas zonas, Canarias y Baleares, que hoy viven del sector turístico. La industria es escasa y dominan los sectores tradicionales con empresas medianas y pequeñas poco competitivas.


Extremadura es una región con un tejido industrial débil, donde el peso de la industria agroalimentaria es muy grande. Planta de procesado de tomate de la empresa TRANSA en Villanueva de la Serena. Fuente: www.arram.net 


Existen también espacios de industrialización inducida como Aragón, Castilla y León y Andalucía, que vivieron importantes iniciativas de promoción industrial desde los años 60 y donde existen ejes dinámicos, que sin embargo, conviven con zonas rurales totalmente desindustrializadas y a veces muy despobladas, lo que genera fuertes desequilibrios territoriales.