J. L. Rodríguez Zapatero fue secretario general del PSOE (2000 - 2011) y Presidente del gobierno (2004 - 2011). |
El 11 de marzo del 2004 España vivía uno de los momentos más negros de su historia. Unas bombas destruían varios trenes de cercanías en Madrid y provocaban casi doscientos muertos. La organización integrista Al-Qaeda se vengaba así de la participación española en la guerra de Irak junto a los Estados Unidos. En medio de la confusión y la conmoción general, el gobierno de Jose María Aznar se precipitaba y señalaba a ETA como máximo responsable del atentado. La tensión social aumentó cuando empezaron a aparecer, en las horas y días siguientes, las primeras pruebas que apuntaban a la autoría del terrorismo islámico, lo que condujo a una fuerte movilización social, en medio de las denuncias de la oposición, que criticó abiertamente la manipulación del gobierno. En semejante contexto de crispación, un joven Jose Luis Rodríguez Zapatero, desde el año 2000 secretario general y candidato electoral del PSOE, vencía en las elecciones generales del 14 de marzo del 2004, derrotando al candidato del PP, Mariano Rajoy. El PSOE obtuvo 164 diputados frente a los 146 diputados del PP, lo que suponía una mayoría relativa que le obligó a buscar apoyos y acuerdos durante toda la legislatura. Cuatro años después revalidaría su victoria en las elecciones del 2008, en las que bajo la sombra de una crisis que todavía no resultaba evidente, el PSOE consiguió mantener su fuerza electoral e incrementar incluso el número de diputados hasta los 169. El PP, sin embargo, crecía y reducía su diferencia, alcanzando los 154 diputados. Estos últimos comicios profundizaban así en el bipartidismo y los partidos pequeños reducían drásticamente su representación (Izquierda Unida se quedaba con tan solo dos diputados y perdía el grupo parlamentario propio, mientras los nacionalistas retrocedían).
El periodo de gobierno de J. L. Rodríguez Zapatero estuvo marcado por dos etapas, coincidentes en lo esencial con cada una de sus dos legislaturas: la primera legislatura se desarrolla entre 2004 y 2008, la segunda legislatura se extiende entre 2008 y 2011 y termina antes de tiempo, porque el gobierno se ve obligado a anticipar las elecciones en medio de una crisis económica, social y política muy aguda.
La primera legislatura de Jose Luis Zapatero (2004-2008)
Su primera legislatura, entre 2004 y 2008, la octava de la democracia española, estuvo marcada por medidas de gran efecto en política exterior que supusieron un cambio de rumbo respecto al gobierno anterior del PP. En cumplimiento de las promesas electorales, Rodríguez Zapatero retiró el ejército español de Irak e inició el desarrollo del proyecto Alianza de Civilizaciones, junto al presidente turco Erdogan, que pretendía crear lazos entre distintas culturas y religiones y cerrar las heridas que la guerra de Irak había abierto entre Occidente y el Islam. Tal postura resultó, sin embargo, compatible con la participación de las tropas españolas en la invasión de Afganistán, esta vez sí, bajo mandato de la ONU.
Carmen Chacón, ministra de defensa socialista, visita la base española de Herat, en Afganistán (2008). |
En lo que respecta al ámbito de la política interior, España vivió durante estos años una gran expansión económica y un enorme crecimiento del PIB, la renta per cápita de los españoles y su capacidad de consumo se multiplicó y el paro alcanzó mínimos históricos, rondando en el mejor momento el 8%. La llegada masiva de inmigrantes siguió siendo la tónica dominante, mientras la población crecía con fuerza con índices superiores al 1,7%. Esto permitió el desarrollo del programa progresista del gobierno, marcado por una importante profundización en los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos y en el estado de bienestar. Hablamos de medidas especialmente llamativas, como la legalización del matrimonio homosexual, que puso a España en la vanguardia en lo que a la tolerancia sexual se refiere -fue el tercer país en legalizarlo tras Bélgica y Holanda- o la Ley para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, que buscó desarrollar y potenciar la igualdad entre hombres y mujeres en ámbitos como el laboral o el político, fomentando la paridad en puestos de dirección en la empresas, la administración o en las listas electorales. Se realizó también un especial esfuerzo de concienciación social respecto a la violencia machista, creándose los Juzgados de Violencia de Género, todo esto en el marco de un nuevo ministerio, el de Igualdad, que sin embargo, fue duramente criticado por innecesario por la oposición. Se afianza el estado de bienestar con leyes como la llamada Ley de la Dependencia, que pretendía financiar los servicios que necesitaban aquellas personas que por su enfermedad, accidente o vejez eran definidas como personas dependientes.
La polémica llegó con iniciativas que movilizaron a la oposición y a los sectores más conservadores del país. En el 2006 se aprobaba el nuevo Estatuto de Autonomía Catalán en el parlamento con el apoyo expreso de Zapatero. En él se definía Cataluña como una nación y se profundizaba en su autogobierno. Desde el PP, que colaboró en la reforma de otros estatutos como el valenciano o el andaluz, el rechazo fue rotundo, interponiendo un recurso de inconstitucionalidad ante el tribunal constitucional. Finalmente, en el 2010, dicho tribunal dictó un fallo declarando legal buena parte del texto, pero rechazando algunos artículos, en total 14. Antes incluso que a Cataluña, la controversia había alcanzado también al País Vasco, donde en el 2004 los partidos nacionalistas proponían un nuevo estatuto politico para Euskadi, vulgarmente conocido como Plan Ibarretxe, por el nombre del lehendakari nacionalista que lo proponía, Juan José Ibarretxe. Reconocía la nacionalidad vasca y el derecho a la autodeterminación. Aprobado en diciembre por el parlamento vasco fue rechazado por el parlamento nacional, con el voto negativo y en bloque de los dos grandes partidos. Sin embargo, el enfrentamiento entre el PP y el PSOE llegó más tarde, con el inicio de un proceso de negociación con ETA por el que apostó Zapatero con valentía, pero que le costó un fuerte desgaste político y el ataque furibundo de los sectores más derechistas del país. El PP y algunas asociaciones de víctimas del terrorismo como la AVT desarrollaron una activa movilización contra toda negociación. En el 2004 una ETA muy debilitada, pero todavía con capacidad de atentar, declaraba una tregua. Se iniciaba entonces, un proceso de paz que culminó en el 2006 con unas negociaciones directas entre el gobierno y ETA, en las que Zapatero siempre negó cualquier concesión política. El 30 de diciembre del 2006 todo el proceso de paz se rompía cuando la organización terrorista realizaba un atentado en la T4 del aeropuerto de Barajas y asesinaba a dos ciudadanos ecuatorianos. Desde ese momento, el gobierno se lanzó a una lucha antiterrorista sin cuartel que desgastó fuertemente a ETA, perseguida cada vez más por la policía también en Francia.
La controversia rodeó también otras iniciativas que suscitaron la reacción de los sectores más conservadores. Por un lado, el desarrollo en el 2005 de un proceso de regularización de inmigrantes, que pretendia solucionar el problema grave de la existencia de un millón de extranjeros sin papeles en todo el país. La regularización exigía el contar con un contrato de trabajo y la situación de cientos de miles de inmigrantes fue legalizada. El PP rechazó todo el proceso, entendiendo que iba a provocar lo que se dio en llamar un "efecto llamada". Por otro lado, el gobierno fue acusado de remover los odios del pasado al poner en marcha la Ley de la Memoria Histórica que establecia la ilegitimidad de los tribunales durante la guerra civil y el Franquismo, el reconocimiento de todas las víctimas de la guerra y la dictadura, así como la retirada de los símbolos franquistas de los espacios públicos. La ley tuvo el rechazo del PP, pero también de las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica, porque dejaba de lado la exhumación de los cádaveres y la apertura de las fosas comunes.
La segunda legislatura de Jose Luis Zapatero (2008-2011)
Julio de 2005. La marcha del orgullo gay de Madrid adquiría un valor especial: días antes se legalizaba el matrimonio homosexual en España. |
La polémica llegó con iniciativas que movilizaron a la oposición y a los sectores más conservadores del país. En el 2006 se aprobaba el nuevo Estatuto de Autonomía Catalán en el parlamento con el apoyo expreso de Zapatero. En él se definía Cataluña como una nación y se profundizaba en su autogobierno. Desde el PP, que colaboró en la reforma de otros estatutos como el valenciano o el andaluz, el rechazo fue rotundo, interponiendo un recurso de inconstitucionalidad ante el tribunal constitucional. Finalmente, en el 2010, dicho tribunal dictó un fallo declarando legal buena parte del texto, pero rechazando algunos artículos, en total 14. Antes incluso que a Cataluña, la controversia había alcanzado también al País Vasco, donde en el 2004 los partidos nacionalistas proponían un nuevo estatuto politico para Euskadi, vulgarmente conocido como Plan Ibarretxe, por el nombre del lehendakari nacionalista que lo proponía, Juan José Ibarretxe. Reconocía la nacionalidad vasca y el derecho a la autodeterminación. Aprobado en diciembre por el parlamento vasco fue rechazado por el parlamento nacional, con el voto negativo y en bloque de los dos grandes partidos. Sin embargo, el enfrentamiento entre el PP y el PSOE llegó más tarde, con el inicio de un proceso de negociación con ETA por el que apostó Zapatero con valentía, pero que le costó un fuerte desgaste político y el ataque furibundo de los sectores más derechistas del país. El PP y algunas asociaciones de víctimas del terrorismo como la AVT desarrollaron una activa movilización contra toda negociación. En el 2004 una ETA muy debilitada, pero todavía con capacidad de atentar, declaraba una tregua. Se iniciaba entonces, un proceso de paz que culminó en el 2006 con unas negociaciones directas entre el gobierno y ETA, en las que Zapatero siempre negó cualquier concesión política. El 30 de diciembre del 2006 todo el proceso de paz se rompía cuando la organización terrorista realizaba un atentado en la T4 del aeropuerto de Barajas y asesinaba a dos ciudadanos ecuatorianos. Desde ese momento, el gobierno se lanzó a una lucha antiterrorista sin cuartel que desgastó fuertemente a ETA, perseguida cada vez más por la policía también en Francia.
Febrero del 2006. Una manifestación recorre Barcelona defendiendo el nuevo Estatut, el lema: "Som una nació i tenim el dret de decidir". |
El atentado en la T4 de Barajas (diciembre del 2006), supuso el fin del proceso de negociación del gobierno de Zapatero con ETA. |
Juan José Ibarretxe, del PNV, fue lehendakari vasco entre enero de 1999 y mayo de 2009. |
El humor de El Roto criticaba con dureza la oposición de los sectores más conservadores del país a la recuperación de la memoria histórica. |
La segunda legislatura de Jose Luis Zapatero (2008-2011)
Su segundo mandato estuvo determinado por el impacto de una fortísima crisis económica, mucho más grave de lo inicialmente previsto por su gobierno y por la mayoría de los organismos internacionales. Sin embargo, el PSOE ganó las elecciones de 2008 negando la existencia de tal crisis, considerada en ese momento una simple desaceleración. Pronto, tal apreciación se reveló errónea y costó al presidente Zapatero parte de su credibilidad politica, siendo criticado siempre por su tardanza en reaccionar, al no haber tomado las medidas necesarias con la prontitud requerida. El colapso del sector financiero y el estallido de la burbuja inmobiliaria se vio acompañado por el hundimiento del consumo interno, todo lo cual produjo el crecimiento desenfrenado del desempleo, que alcanzó la barrera psicológica del 25% por ciento en 2012 y superó el 26% al año siguiente. La construcción había sido el motor económico y laboral del país en los quince años anteriores. En un principio el gobierno de Rodríguez Zapatero optó por políticas de gasto público para estimular la economía, ese es el caso del llamado Plan E, Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, que pretendía inyectar grandes cantidades de dinero en la economía para dinamizarla y reducir así el desempleo. Aunque el plan ayudó a contener el paro, recibió muchas críticas porque muchas de las inversiones y proyectos, gestionados en su mayoría por los ayuntamientos, resultaron improductivos, provocando además un rápido crecimiento de la deuda del Estado.
A mediados del 2010 la situación sufría un dramático vuelco: estallaba una fuerte crisis en Grecia que condujo al país heleno al borde de la quiebra, con el consiguiente peligro de contagio a otras naciones como España. Se aprueba entonces por la Unión Europea la creación de un fondo de rescate para los países con dificultades, a cambio éstos a su vez debían realizar un esfuerzo brutal y comprometerse a recortar drásticamente su déficit públicos. Tras la crisis griega, la creciente desconfianza de los mercados y el exceso de endeudamiento, así como el hundimiento de los ingresos fiscales, condujo a España hacia un precipicio. La presión internacional y el riesgo creciente de ser intervenidos, obligó al gobierno de Zapatero a cambiar radicalmente su política económica, tomando duras medidas para el control del déficit. Se iniciaron entonces fuertes recortes y ajustes en los gastos del Estado, los mayores de la democracia hasta entonces: se reducía el salario de los funcionarios en un 5% y se congelaba en 2011, se reformaban las pensiones, congeladas también en el 2011, a la vez que se subía la edad de jubilación hasta los 67 años. Igualmente el Estado recortó un total de 6000 millones de euros en inversiones, suprimió el llamado "cheque bebé" y redujo la ayuda al desarrollo en 600 millones. Se puso en marcha una reforma laboral en junio del 2010 que buscaba flexibilizar el mercado de trabajo y abaratar el despido, lo que le costaría a Zapatero su primera huelga general el 29 de septiembre.
Las oficinas de empleo con sus enormes colas muestran la cara más amarga de la crisis que ha azotado España. |
El Plan E fue duramente criticado por la dudosa productividad y utilidad de muchas de las inversiones realizadas. |
Cartel propagandístico de la CNT llamando a la huelga general en septiembre del 2010. |
Este brusco giro en su política económica y los ajustes realizados, desgastaron enormemente al gobierno de Rodríguez Zapatero, restándole credibilidad ante su electorado más de izquierdas. En ese contexto, y según aumentaba el desempleo, bajaban los salarios y se reducía el gasto público y la protección social, crecía la conflictividad social y se multiplicaban las huelgas. Es el momento en el que surgió el Movimiento 15 M, también llamado "de los indignados", un movimiento ciudadano al margen de toda vinculación política y que había surgido de forma espontánea a raíz de la manifestación del 15 de mayo de 2011 de la Puerta del Sol madrileña, donde se iniciaba una histórica acampada que durará meses. Extendido con rapidez por toda España, cuestionaba el modelo económico capitalista y el sistema financiero existente, a los que atribuían el origen de la crisis, así como la corrupción y déficit democrático del sistema de partidos: se rechazaba la ley electoral y el bipartidismo dominante, se cuestionaba la representatividad de los partidos clásicos, exigiendo "una democracia real". En los primeros meses, el movimiento mostró una gran capacidad de movilización, aunque con el tiempo fue perdiendo fuerza.
Este video nos resume en imágenes los momentos del nacimiento del Movimiento 15M y su desarrollo inicial a partir de las concentraciones y acampadas en la Puerta del Sol de Madrid.
En medio de una fuerte conflictividad, la controversia rodeó también la puesta en marcha de la nueva ley antitabaco, que entró en vigor en enero de 2011 y que modificaba la anterior ley antitabaco de 2006. Se extendía la prohibición de fumar a todos los espacios de uso colectivo y locales abiertos al público que no estuvieran al aire libre, limitándose incluso en lugares abiertos. El mundo de la restauración, ya muy afectado por la crisis, se opuso abiertamente, aunque para sorpresa de muchos la ley caló pronto entre la ciudadanía y su cumplimiento se desarrolló con normalidad.
Ante la presión creciente de los mercados, con una prima de riesgo desarbolada, y el enorme riesgo de que el país fuera intervenido, siendo objeto de un rescate internacional, Zapatero decidió adelantar las elecciones a noviembre del 2011, renunciando además a ser candidato. Sería Alfredo Pérez Rubalcaba el nuevo candidato socialista en unas elecciones a las que el PSOE llegaba muy desgastado por los duros años de crisis y los ajustes realizados. Sin embargo, pocos días antes de celebrarse las elecciones, en octubre del 2011, una ETA profundamente debilitada declaraba el cese definitivo de la actividad armada y llamaba al gobierno a la negociación política. Resultaba un hecho histórico, por primera vez desde su nacimiento, ETA militar tomaba una decisión de semejante calado. A pesar de todo, en dicho comunicado, la organización no hacía referencia alguna a su disolución ni a la entrega de las armas.
Aunque el PSOE pudo apuntarse como un tanto el fin de la violencia etarra, en las elecciones la crisis le pasó factura con dureza, cosechando el peor resultado electoral desde la transición democrática y obteniendo tan solo 110 diputados. Mientras el PP, liderado por Mariano Rajoy, alcanzaba la mayoría absoluta con 186 diputados. El bipartidismo se veía muy debilitado por la izquierda, aumentando la fragmentación política en el parlamento. Así lo pone en evidencia el apreciable crecimiento de IU, que alcanzaba los 11 diputados, o de UPyD que conseguía 5 escaños, además del aumento en votos de los grupos nacionalistas, entre los que habría que destacar la entrada con 7 diputados de Amaiur, la coalición que englobaba a la izquierda abertzale.
Acampada y manifestación del movimiento 15M en Madrid en 2011. |
En medio de una fuerte conflictividad, la controversia rodeó también la puesta en marcha de la nueva ley antitabaco, que entró en vigor en enero de 2011 y que modificaba la anterior ley antitabaco de 2006. Se extendía la prohibición de fumar a todos los espacios de uso colectivo y locales abiertos al público que no estuvieran al aire libre, limitándose incluso en lugares abiertos. El mundo de la restauración, ya muy afectado por la crisis, se opuso abiertamente, aunque para sorpresa de muchos la ley caló pronto entre la ciudadanía y su cumplimiento se desarrolló con normalidad.
Ante la presión creciente de los mercados, con una prima de riesgo desarbolada, y el enorme riesgo de que el país fuera intervenido, siendo objeto de un rescate internacional, Zapatero decidió adelantar las elecciones a noviembre del 2011, renunciando además a ser candidato. Sería Alfredo Pérez Rubalcaba el nuevo candidato socialista en unas elecciones a las que el PSOE llegaba muy desgastado por los duros años de crisis y los ajustes realizados. Sin embargo, pocos días antes de celebrarse las elecciones, en octubre del 2011, una ETA profundamente debilitada declaraba el cese definitivo de la actividad armada y llamaba al gobierno a la negociación política. Resultaba un hecho histórico, por primera vez desde su nacimiento, ETA militar tomaba una decisión de semejante calado. A pesar de todo, en dicho comunicado, la organización no hacía referencia alguna a su disolución ni a la entrega de las armas.
Aunque el PSOE pudo apuntarse como un tanto el fin de la violencia etarra, en las elecciones la crisis le pasó factura con dureza, cosechando el peor resultado electoral desde la transición democrática y obteniendo tan solo 110 diputados. Mientras el PP, liderado por Mariano Rajoy, alcanzaba la mayoría absoluta con 186 diputados. El bipartidismo se veía muy debilitado por la izquierda, aumentando la fragmentación política en el parlamento. Así lo pone en evidencia el apreciable crecimiento de IU, que alcanzaba los 11 diputados, o de UPyD que conseguía 5 escaños, además del aumento en votos de los grupos nacionalistas, entre los que habría que destacar la entrada con 7 diputados de Amaiur, la coalición que englobaba a la izquierda abertzale.
Sede del PP en la calle Génova de Madrid. Celebración tras la victoria de los populares en las elecciones del 20 de noviembre del 2011. |
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