Uno de los elementos más distintivos de la guerra civil fue la presencia de civiles armados agrupados en milicias, sin embargo, aún más llamativo fue el hecho especial de la incorporación de la mujer en las milicias republicanas. Ya durante el periodo republicano las reformas realizadas por los gobiernos de izquierdas habían colaborado en la eliminación de la tradicional discriminación de la mujer y habían iniciado el camino para alcanzar la igualdad de derechos (divorcio, voto). Sin embargo, la guerra resultó una nueva oportunidad para profundizar en dichos avances y creó un nuevo escenario más propicio para la liberación de la mujer y la eliminación de los roles sexuales. Es el momento de mujeres que alcanzan un enorme protagonismo político, como la Pasionaria, líder comunista que con su fuerte carácter y carisma adquiere la mayor relevancia, y es también durante la guerra cuando accede al ministerio de Sanidad y Asistencia Social en el gabinete de Largo Caballero la que sería la primera ministra de la historia de España, cuya singularidad radicaba además en el hecho de ser anarquista.
Pero el creciente protagonismo femenino es igualmente visible en las calles . Muchas mujeres de izquierdas toman un papel activo, surgiendo asociaciones fuertemente politizadas y con miles de afiliadas como la Agrupación de Mujeres Antifascista de orientación socialista y comunista, o Mujeres Libres, de tendencia anarquista. Otras van más lejos y aparece entonces la mítica figura de la miliciana, dispuesta a alistarse con valentía para combatir en el frente de combate codo con codo con los hombres. Esta actitud suponía una radical ruptura con respecto a la tradicional concepción de la mujer, al irrumpir en una actividad, como la guerra, por definición masculina, históricamente vedada a las mujeres.
Pasados, sin embargo, esos primeros meses de euforia revolucionaria, el papel militar
de la mujer fue reorientado de otra manera. La imagen militarista de la
miliciana desapareció de los carteles y empezaron a aparecer mujeres en
imágenes más tradicionales, dedicadas a las tareas típicas de asistencia
social. A partir de ahora, las mujeres fueron las heroínas de la retaguardia,
modelo a imitar por todas ellas. Esta imagen llegó a ser un factor importante
en las estrategias para movilizar a las En este ámbito no beligerante, miles de mujeres se lanzaron a esfuerzos
bélicos que iban desde trabajar en fábricas de municiones al voluntariado en
servicios sociales, campañas educativas, proyectos culturales y actividades de
apoyo a los combatientes. Las mujeres pues, desempeñaron un papel decisivo en
la resistencia civil al fascismo.
Como legado de aquellas mujeres quedó la vida de Rosario Sánchez, cuya historia inmortalizó Miguel Hernández, convirtiéndola en un símbolo de la causa republicana. Con diecisite años se había incorporado a las milicias comunistas del Quinto Regimiento, que partieron el 19 de julio de 1936 hacia Somosierra para parar el avance de las tropas que al mando del general Mola pretendían desde el Norte tomar Madrid. Sin instrucción militar alguna y lejos de las tareas clásicas de auxiliares y enfermeras de la mujer en la guerra, Rosario fue destinada a la sección de dinamiteros, donde fabricaba bombas de mano caseras. Allí perdió parte de su mano al estallarle un cartucho. En el hospital conocería al poeta que la lanzó a la condición de leyenda.Había transcurrido un año de guerra cuando se le presentó la ocasión de volver al frente. Este es el poema escrito alrededor de 1937 por Miguel Hernandez basado en la experiencia de Rosario Sánchez en el frente:
Rosario, dinamitera
Rosario, dinamitera,
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.
Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamitasus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación,
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo
Rosario Sánchez y dos milicianas |
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres,
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.
Rosario, como muchas de aquellas mujeres comprometidas con la causa republicana, terminada la guerra, sufrieron la represión, la tortura y la prisión. Muchas pasaron por cárceles como la de Ventas, la propia Rosario, o fueron asesinadas por los vencedores. La conocida historia de las Trece rosas, milicianas comunistas asesinadas, ayudó a descubrir la tragedia de dichas mujeres comprometidas, cuya historia encontró su mayor eco en la fabulosa obra de Dulce Chacón "La voz dormida", que refleja con increíble humanidad el drama de las perdedoras. De hecho la portada de la obra de Dulce es precisamente la imagen superior que representa a la dinamitera.
De todos modos, la posguerra y la represión posterior es ya otra historia, a desarrollar en otra entrada. Nos quedamos con las fotos de la guerra, aquellas que nos hablan como nadie del valor en la lucha de aquellas mujeres valientes:
Que buena esta entrada. Es necesario que se hable del papel de la mujer en la Guerra Civil española, y que a la hora de hacer memoria, se las tenga en cuenta siempre. Ellas jugaron un doble papel de víctimas: rojas y, además, mujeres, por lo que su sufrimiento se multiplicaba.
ResponderEliminarLe dejo un fragmento de la carta que Julia Conesa, la última de las 13 Rosas,antes de morir:
"Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Cuidar a mi madre. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente.
Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada.
Adiós, madre querida, adiós para siempre.
Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar.
Julia Conesa
Besos para todos, que ni tú ni mis compañeros lloréis.
QUE MI NOMBRE NO SE BORRE EN LA HISTORIA."
Un saludo, me ha sido grato encontrar este blog buscando un poco de historia de la Guerra Civil.
Llegué aquí por curiosidad sobre el papel de la mujer en la Guerra Civil Española y he aprendido -y sigo aprendiendo- muchísimo. Gracias por el esfuerzo de compartir estas entradas. Un abrazo desde San José, Costa Rica.
ResponderEliminarMuchas gracias por esta entrada. Bellísimas fotos también :)
ResponderEliminarSalve a esas valientes Mujeres Anarquistas que lucharon valientemente!
ResponderEliminarMueren sus CuerpoS de eSte mundo material,pero sus conviccioneS de lucha y sus ideales nunca moriran...
ResponderEliminar(Peace y respect)
Mueren sus CuerpoS de eSte mundo material,pero sus conviccioneS de lucha y sus ideales nunca moriran...
ResponderEliminar(Peace y respect)
Pobres engañadas, zapatillas usadas y abandonadas.
ResponderEliminarLa gran miliciana, La Pasionaria, huyo como una rata y se puso salva y segura en el extranjero. Ella fue la que adoptó el lema "NO PASARÁN" usado ya en Francia.